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Si alguna vez usted ha tenido la desgracia de caer en una cárcel pública, seguramente coincidirá en que los elementos comunes y reinantes son la falta de higiene, el mal trato y la alta violación de derechos humanos de los detenidos.
Apresados por una borrachera, por accidentes vehiculares, por golpear a la mujer y hasta por arbitrariedades policíacas, todos los detenidos se "codean" —literalmente— entre sí y no precisamente por la camadería que los une, sino por el estrecho espacio entre las celdas, lo que los obliga a estar apretujados, acomodándose donde buenamente puedan.
Cualquier cosa, las "calentaditas" son proporcionadas gratuitamente por los polis a quienes ellos deseen. No se preocupe, lo peor que le puede pasar es que le rompan un tímpano o una pierna.
En lugares tan encerrados es común que los olores se propaguen, sobre todo los provenientes del único inodoro de la celda que deben compartir entre todos, que está a la vista y que carece de servicio de agua. Cuando la peste es insoportable, entonces los detenidos piden al que esté de talacha (otro detenido que para huír del terrible hacinamiento pide que lo ocupen en labores de limpieza) que le eche agua al inodoro. Pero esto es de vez en cuando y si las autoridades lo permiten. "No más de un cubetazo a la vez", dicen los policías, hay que economizar en los gastos.
Mientras tanto, los detenidos deben convivir con los olores mezclados del sudor y de los desperdicios que se extienden por la celda. Tendrá usted muy buena suerte si no le toca algún borracho oloroso o enfermo del estómago.
Por supuesto, las regaderas son un lujo con que no se cuenta, ni siquiera hay un lavabo para asearse la cara o las manos: total que de todos modos, todo está sucio. No se sorprenda usted entonces si al salir pescó alguna infección.
Pero no todo es malo en las celdas de la cárcel pública, también hay algo de diversión. Cuenta un ex-detenido de dos días que hay un tablero de damas chinas pintado en el suelo con el que se entretienen. ¿Y las fichas? Uno debe fabricarlas creativamente con migajas de pan de las tortas que dan —sí, no son tan inhumanos los polis, dan tortas— con papelitos y si a uno le va bien, con tapas recolectadas entre todos los compañeros de celda.
No falta el que deja su sello: "Fulanito estuvo aquí", si por algún desatino no le decomisaron una pluma o herramienta de escritura.
Y claro, ¡no podía faltar la plática entre presos! Las celdas son un gran lugar para escuchar historias, porque en ese mismo cuarto, un machetero, un golpeador de mujeres que prefiere ir al penal que enfrentar a su mujer por tener una "xum" o un despistado, son la misma cosa: presos.
Pero, ¿y si le da sed? No se preocupe, hay una botella de agua. El detenido que tenga sed sólo tiene que sacar la botella por las rejas y pedirle al poli agua. El poli la rellena y el sediento calma su sed, al igual que el resto de sus compañeros, porque la botella es comunitaria. ¡Qué bueno que las autoridades no temen propagar el virus de la influenza humana!
Si tiene sueño, debe tener presente que en las celdas no hay más que una cama, por lo que los detenidos deben acomodarse para dormir en el cómodo suelo durante el tiempo que les toque, antes de salir o bien, ser trasladados a la Procuraduría.
Si tiene usted la suerte de ir a la Procuraduría de Justicia del Estado de Yucatán (PGJE) , el trato se vuelve VIP. Aquí sí hay regaderas. El único inconveniente es que está a la vista de todos y el que quiera bañarse lo hace en público, lo cual no es tan malo para el resto de los detenidos, pues es en parte, su único entretenimiento, y con gusto viborean o critican al que toma la ducha.
Los espacios son más amplios y están mejor ventilados, pero lo mejor de todo es que hay taza de plata, es decir un brillante inodoro de acero inoxidable. ¿Quería usted más lujos? Lo lamento, está usted en la cárcel.
Veálo del lado amable: quizá sobreviva sin golpes. Alguna pequeña infección, maloliente, sucio, sin celular y dinero —decomisados y nunca devueltos— pero con una interesante experiencia que compartir. ¿No lo cree así?
{xtypo_rounded4}Advertencia: Los menores de edad no están excentos de caer en la cárcel, ni que se les adjudique estado inconveniente de embriedad o drogas sin que lo esté. ¡Protéjalos y denuncie los malos tratos!{/xtypo_rounded4}