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En julio hubo un pequeño aumento mensual —cifras sin efectos estacionales— de la tasa de desocupación que creció 0.52 puntos porcentuales respecto de junio (fuente: INEGI, Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo).
Esto le da la razón, al menos en parte, al vaticinio que hizo Enrique Quintana hace un mes en su columna de "Reforma" (el cual, por cierto, me pareció en ese momento demasiado aventurado por enfático). Ver la referencia aquí en IDEAS AL VUELO del 22 de julio pasado. Reconocido el "acierto" de Quintana en esta ocasión, debo insistir en que el panorama del empleo en México no es ni tan negro como lo presenta hoy la primera plana del diario "Reforma", ni tan optimista como parecen decir los boletines de la Secretaría del Trabajo, que atienden preferentemente a los datos duros, no de encuesta, de los asegurados en el IMSS.
Las cifras de la encuesta del INEGI —conocida como ENOE— sobre población desocupada respecto del total de la población económicamente activa han seguido, de febrero a julio, esta secuencia: En febrero 5.30 por ciento; en marzo, 4.76 por ciento; en abril 5.25 por ciento; en mayo 5.31 por ciento; en junio 5.17 por ciento y en julio 6.12 por ciento. Al alza, sin duda.
La pregunta es si esta tendencia es general para toda la economía. No parece. Mientras que la ocupación en el sector servicios decayó durante julio respecto de junio (41.81 por ciento en julio frente a 42.22 por ciento del mes anterior), la ocupación en la industria manufacturera avanzó en julio respecto de junio (14.95 por ciento en julio contra 14.47 por ciento de junio).
La propuesta final de ley presentada por los senadores Edward M. Kennedy y John Mc Cain se llamó:
"Ley de 2007 sobre Inmigración, Fronteras Seguras y Oportunidad Económica" ("Secure Borders, Economic Opportunity, and Inmigration Reform Act of 2007"), y puede leerse completa pinchando en este lugar.
Además de prestar especial atención a la relación con México, la propuesta contempla un nuevo programa de trabajadores temporales —Título IV— y presenta, me parece que por primera vez en la historia de los Estados Unidos, la entrada de inmigrantes calificados como una oportunidad económica —Título V— y un programa de méritos o "puntos", basado en las ventajas que los inmigrantes calificados pueden dar a la economía de Estados Unidos y hasta a sus deterioradas finanzas públicas.
Ver en detalle, en el mismo Titulo V, sección 502: "Incrementando la competitividad americana a través de un sistema de evaluación para inmigrantes basado en méritos". Este sistema de puntos, de aprobarse, sería semejante a los que existen en Canadá, Australia, Reino Unido y Nueva Zelanda.
Murió el último "grande" de la dinastía Kennedy a los 77 años. Hay mucho para comentar y habrá que hacerlo con calma. Por lo pronto, la muerte del hermano menor de John y Robert, el eterno no-aspirante a correr el riesgo terrible de pretender la Presidencia de los Estados Unidos, tiene un peculiar interés para México. Con Edward Kennedy podría haberse ido, también, la propuesta más inteligente de reforma migratoria para Estados Unidos. Propuesta que, por cierto, Barack Obama parece no entender, por aquello de los prejuicios del igualitarismo a ultranza.
¿Quién tomará la estafeta de Kennedy para promover la reforma migratoria que necesita Estados Unidos y que debiera seguir un criterio similar al de Canadá o al de Nueva Zelanda, para favorecer el ingreso a Estados Unidos de los migrantes más calificados?
La disminución de las exportaciones manufactureras durante julio, respecto del mes inmediato anterior, suscitó en un lector particularmente enterado el siguiente comentario:
Preocupa la continua inyección de divisas al mercado de cambios. Así, los exportadores no van a levantar cabeza. Hoy no tenemos un mercado libre, (por lo tanto) el tipo de cambio no se mueve a donde la debilidad de la economía lo debería llevar
¿Será?
A mí me parece una advetencia pertinente. Un aviso a tiempo. El problema de las intervenciones en los mercados, aun de las más cautelosas y bien intencionadas, no es empezarlas, sino terminarlas; lo difícil no es entrar, sino salir.