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¿Te acuerdas del proyecto de METRÓPOLISUR que propuso Patricio Patrón en 2005, a 23 meses del final de su mandato?
METRÓPOLISUR contemplaba un crédito por mil 48 millones de pesos y proponía OCHO acciones o proyectos urbanos: 1) La construcción de un nuevo aeropuerto en las inmediaciones de Hunucmá; 2) dedicar 500 Has. del aeropuerto Manuel Crescencio Rejón para el desarrollo de un proyecto inmobiliario y comercial; 3) la construcción de un parque zoológico; 4) el desarrollo del Parque Metropolitano y la construcción del Teatro de la Ciudad; 5) la construcción del Museo de la Civilización Maya; 6) el desarrollo de un complejo hospitalario, para derechohabientes y/o para población abierta; 7) la instalación de instituciones de educación técnica y universitaria en ese sector de la ciudad; 8) el desarrollo de una red vial y de transporte público para ayudar a superar el aislamiento de la zona sur meridana.
La propuesta del gobierno panista se presentó a la sociedad y se entregó al Congreso con todos los estudios de factibilidad técnica y financiera. El Congreso, con mayoría panista, escuchó los reclamos del PRI y organizó un foro de expertos para contar con elementos de análisis suficientes antes de emitir una resolución.
El Congreso del Estado, a pesar de estar dominado por el PAN, rechazó la solicitud de endeudamiento del Ejecutivo y, con ello, se cayó el proyecto METRÓPOLISUR.
Fueron protagonistas de estas jornadas y artífices del rechazo parlamentario los entonces diputados Federico Granja Ricalde, Jorge Carlos Ramírez Marín y Rolando Zapata Bello.
¡¡Qué diferencia a lo que acaba de ocurrir en Yucatán y que fue avalado en el Congreso, en fast track, por una mayoría sumisa, servil!!
Con estos antecedentes tan cercanos resulta del todo inaceptable la opacidad, la falta de escrúpulos con que se presentó una solicitud de endeudamiento millonario: sin proyectos, sin propuestas de inversión ni consideraciones financieras, sin “candados” y sin compromisos por parte del Ejecutivo. Y los diputados priístas no se atrevieron siquiera a retrasar unas horas la demanda caprichosa y tramposa de su jefa. No se atrevieron a presentar siquiera un listado de dudas, de preguntas elementales, lógicas, indispensables ante el monto y la premura del endeudamiento.
¿Qué diferencia, amable lector, cibernauta amiga, con los priístas cuando eran opositores! Una diferencia abismal, de blanco a negro, una diferencia tan profunda como la que hay entre la complicidad del delincuente y la ética republicana del auténtico representante popular.
De la Gobernadora mejor no escribo nada porque nada se puede esperar de una mujer mentirosa, de una política oportunista, de una trepadora social.