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En muchos hogares son los niños los que mandan y los que ponen la agenda de los padres. Los padres viven condicionados a la situación emocional de los niños pequeños.
Los papás y las mamás no saben cómo tratar el asunto y los berrinches son el pan de cada día en niños de 2 años en adelante. Es cierto que antes de los 2 años puede haber cierto grado de berrinche. Son muy variados los problemas de conducta en un niño y de su pronta detección y oportuno manejo depende el futuro del niño.
Cuando vemos que un niño está haciendo tremendo berrinche pensamos en estos términos: "es un niño mal educado, mimado y chiquiado. Está manipulando a sus padres".
El doctor Roberto Carrillo Ruiz, coordinador del área de psiquiatría infantil y adolescente del Hospital Psiquiátrico Yucatán, explicó los principales problemas de conducta en los niños en amable entrevista concedida a Artículo 7.
Son 3 los motivos principales de consulta:
1) Problemas de ansiedad, en el que los niños tienen temores como el de separarse de los papás, preocupaciones excesivas por sus calificaciones o de que hayan desastres naturales. También dentro de este grupo de trastorno están la fobias. En este grupo entran los trastornos obsesivos, como niños que se preocupan demasiado por la limpieza y similares y niños que no se pueden quitar ciertos pensamientos de la mente.
2) Problemas de depresión, que cada vez se ve en edades más tempranas.
3) Niños hiperactivos y con trastornos de conducta. En este grupo se ven niños inquietos: la impulsividad, los berrinches, las conductas destructivas, la agresividad física o verbal, las mentiras, las fugas de casa, maltrato de animales, no respeto a la propiedad ajena. "Este grupo de trastornos en los niños cada día se está viendo más", comentó Carrillo Ruiz.
¿Qué tanto incide la educación de los padres en este tipo de problemas?
—Se sabe que en una familia donde hay valores, principios, autoridad y disciplina adecuada, reforzamiento de conductas positivas, donde hay figuras de padre y madre, el pronostico será mejor para los niños con problemas de conducta.
—Cuando son familias disfuncionales el problema es peor. También la sociedad: no ayuda mucho a que el problema mejore.
Dentro del grupo de hiperactivos y con problemas de conducta, ¿a qué se debe que un niño sea berrinchudo y agresivo?
—Generalmente el niño es berrinchudo porque los papás son consentidores. Cuando el niño hace un berrinche sabe que consigue lo que quiere, o sea, el niño mide a los papás y sabe con qué conducta va a lograr lo que quiere.
—Para muchos papás es mucho más cómodo satisfacer al niño y esto refuerza el berrinche [como respuesta del niño].
—El manejo del berrinche es muy sencillo: no hacerle caso. Esto va a ayudar a que el niño tolere la frustración y va a ayudar a que el niño busque otras maneras de comunicarse con los papás.
—Para muchos papás es mejor que el niño haga lo que sea con tal de que los dejen ver televisión o descansar. Así vamos prolongando un problema que debe desaparecer a los 5 años. Después de los 5 años, un niño que siga siendo berrinchudo ya nos puede pronosticar problemas de conducta en la adolescencia.
¿Que consecuencias puede haber por consentir en extremo a un niño?
—Yo me acuerdo de un psicoanalista yucateco, el doctor Flores Oramas, que decía que los problemas en psiquiatría se podrían deber a falta de madre o a exceso de madre. Esas dos figuras pueden afectar: niños que no tienen figura de apego para sentirse seguros, para sentirse amados, para que puedan dialogar; y los niños que tienen exceso de apego con padres muy consentidores que no preparan al niño para enfrentar un mundo complicado.
—Mientras el papá pueda satisfacer al niño todo va a estar bien, pero cuando este niño salga al mundo exterior y se tope con la realidad de que no es el centro del universo, va a tener problemas.
¿Cuál es la edad más peligrosa de consentir a un niño?
—No se debe consentir a ningún niño a ninguna edad.
—La edad en que se manifiesta el problema es cuando entran a la escuela y empiezan a interactuar con otros niños y con los maestros.
—El conflicto que hay en casa se va a extender fuera de casa. Si el niño es berrinchudo en casa este tipo de patrón lo va a tratar de repetir fuera de la casa.
—Hay un concepto muy interesante que no es nuevo: disciplinar para lograr la autodisciplina. Yo tengo que disciplinar a mi hijo para que él desarrolle la autodisciplina. Antiguamente era al revés: se necesitaba el control externo de la familia para que luego el ser humano desarrolle el control interno. El control interno es consciente: me voy a portar bien porque me quiero portar bien, porque no debo lastimar al prójimo.
—Si no hay disciplina no logramos que el niño se autodiscipline, y una persona que no se autodisciplina no madura. El no madurar es no encontrarle sentido a la vida, es no ser feliz, es no tener desarrollo espiritual, no tener valores civiles y éticos, no tener la capacidad de tener relaciones profundas y permanentes; es tener gente adulta como si fueran infantes grandes.
¿Qué se puede esperar de un niño que es berrinchudo y consentido para su adolescencia?
—Puede tener todo tipo de problemas. Cuando se llega a la adolescencia la influencia de la familia pasa a segundo término. Es un adolescente que llega desarmado y que va a estar sujeto o sometido a todos los peligros externos. La familia es un factor protector que ya no van a tener.
—Son adolescentes que van a estar expuestos a las drogas, al alcohol, a la vida sexual prematura, a embarazos, a contagios sexuales, a delincuencia y a pérdida de valores.
¿Influye la edad de los padres en tener hijos berrinchudos?
—No. Hay papás de todas las edades que como papás dejan mucho qué desear, así como hay papás de todas las edades que son muy responsables y muy dedicados y de todos los niveles económicos.
—Lo que realmente importa es cómo fuimos educados en nuestras casas. Como vulgarmente se dice: qué mamamos de chicos.
Si comparamos la forma de educar en la actualidad con la forma como se educaba en el pasado, ¿cuál resultaría mejor?
—Antiguamente los problemas eran de otro tipo. Había mucha represión y hoy en día hay mucha libertad. Ninguna de las dos formas son buenas. Cuando se reprime a una persona no es voluntaria su conducta. La conducta se basa en el miedo a los padres.
—La libertad excesiva es muy peligrosa cuando no hay una estructura y cuando no hay valores.
¿Cómo encontrar el punto de equilibrio para educar?
—Si se le disciplina al niño, si sabes cómo castigar y establecer límites, no es nada difícil.
—Los castigos están a favor del desarrollo. Por el contrario, humillar, golpear, maltratar, dominar y aplastar no es disciplinar. Si se dialoga con los hijos, si amas a tus hijos, si respetas a tus hijos y si eres un padre que estás presente, lo normal es que haya un buen desarrollo.
Para finalizar el doctor Roberto Carrillo explicó los 5 elementos fundamentales que deben estar presentes en la educación de un niño para que logren un desarrollo en todas sus potencias:
1) Amor incondicional. El amor no es consentir, ni es darle todo lo que quiere el niño.
2) Un lenguaje donde se sepa escuchar. Los papás no hablamos porque no sabemos escuchar.
3) Respetar a los hijos. Quiere decir que nuestros hijos no son propiedad de nosotros, no son una prolongación de nuestras vidas. Nuestros hijos tienen derecho a tomar sus propias decisiones, obviamente de acuerdo a sus edades. Tienen derecho a sentir, a pensar, a vestirse y a oír la música que quieran, tienen derecho a su privacidad, a escoger su carrera y amistades. Todo esto se va a dar bien cuando haya un soporte.
4) Motivación. Hay una regla que dice: el reforzar lo positivo contrarresta lo negativo.
5) La disciplina es el quinto elemento para lograr que un ser humano se pueda desarrollar en todas sus potencias.
—Si logramos un buen desarrollo en la niñez con los 5 elementos anteriores durante la adolescencia la rebeldía o el conflicto del adolescente va a ser mínimo. El adolescente va a poder "capotear" esa etapa, cumplir con las tareas evolutivas propias de la adolescencia y terminar formándose en un adulto íntegro.
—Un padre que ama, con todo el dolor que pueda tener en su corazón, va a corregir, va a disciplinar a sus hijos, a instruirlos, y aunque sea más fácil darle el chocolate, no se lo va a dar.