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Imginemos la misma historia con otros protagonistas.
Va de cuento: Con la complicidad de unos jueces venales tumbaron la candidatura de doña Pía del Sagrado Corazón Corcuera Espinoza de los Monteros a la Presidencia Municipal de Santa Catarina de los Azulejos, considerado el bastión del Partido Conservador Derechoso (PCD) cuyo líder moral es, todos lo sabemos, don Diego Puro de la Voz Tronante.
Tan insidiosa fue la maniobra, efectuada apenas unos cuantos días antes de los comicios, que ni siquiera pudo ser sustituido el nombre de doña Pía en las boletas electorales, a pesar de que por la inicua decisión de los jueces todos los votos que recibiese doña Pía se contabilizarían como acreditados a Juana la Apóstata, aquella catequista cismática que representaba los turbios intereses de los hermanos Pinsón en el municipio y, por tanto, los intereses contrarios a la ortodoxia encarnada en la persona de don Diego Puro de la Voz Tronante que, todos lo sabemos, son los intereses del pueblo bueno, la voz de Dios.
Indignado por la inicua maniobra legaloide, don Diego hizo gala de su legendaria astucia y propuso en asamblea pública a la multitud de sus seguidores que el día de los comicios votasen por el sacristán de la parroquia, candidato al mismo puesto pero por el partido Catecúmeno Medieval, pequeña agrupación política, afín también a la ortodoxia del caudillo Puro de la Voz Tronante. Los votos por el sacristán ("¿cómo se llama?", preguntó el líder, "le dicen Juanito el de las veladoras" le susurró un asistente), los votos por "Juanito", pues, serán como si fuesen por mi admirada doña Pía y, fiel al juramento que ahora mismo hará, "Juanito" o cómo se llame el simpático sacristán renunciará al cargo para que pueda asumirlo doña Pía, que es a quien le corresponde. Aplausos de la multitud. Juramento emotivo de "Juanito".
Celebrados que fueron los comicios resultó ganador aparente "Juanito" (aunque todas las personas de bien del municipio y del país sabíamos que el triunfo real había sido de doña Pía, arrollador como corresponde a una candidatura apoyada por el supremo líder moral de las buenas costumbres, la doctrina recta y las virtudes, don Diego Puro de la Voz Tronante). Pero el demonio, por medio de los enemigos de los valores inmutables de la Civilización Occidental y de la tradición judeo-cristiana, entró en la débil mente del sacristán quien sibilinamente empezó a soñar que él y no doña Pía había ganado los comicios. Como siempre sucede los sembradores de cizaña en los medios de comunicación libertinos, y en el corrompido mundillo de los politiquillos mezquinos, alimentaron los perversos deseos del tal "Juanito", al grado de que éste — obnibulado por las solicitaciones del demonio— abjuró de su palabra y llegó a proclamar —para escándalo de las buenas conciencias— que no renunciaría y que planeaba ejercer a plenitud el cargo de Presidente Municipal.
Por fortuna, don Marcelo Campomanes del Biciclo, jefe de gobierno de la región, mandó a llamar al sacristán infidente y le hizo ver, con elocuencia y ejemplos acomodados a la parva razón del tal "Juanito", los grandes males que para la comunidad, para la causa de las buenas conciencias, para los fundamentos de la Civilización Occidental y para él mismo, acarrearía su conducta inicua.
Y el sacristán, por fin, "entró en razón". Alabado sea el Altísimo. Otro triunfo de la democracia.
(La historia anterior, palabra por palabra, se publicó en el conocido diario "El Faro de la Virtud", órgano oficioso de la ortodoxia conservadora y vocero incondicional del caudillo moral don Diego Puro de la Voz Tronante, a quien Dios tenga a bien conservar entre nosotros por muchos años más. Así sea).
Fin de la ficción.
¿Exageración? ¿Parodia? No sé, se me ocurrió al leer el siguiente párrafo de un editorialista estrella de "La Jornada", Julio Hernández, que cito textual:
El giro precario anunciado ayer en la reunión abismo (ni modo que cumbre) que sostuvieron Marcelo Ebrard y el ciudadano Rafael Acosta sirvió de inmediato para a avivar la campaña de endosamiento de las vergüenzas de Guanito a la cuenta de AMLO. Según las inmediatas interpretaciones del lumpenlance de ayer, Ebrard, es decir, López Obrador, habría amenazado, pagado o chantajeado al saltimbanqui de la banda en la frente para que aceptara una rendición mediante presiones casi mafiosas que le habrían inventado lánguidas razones médicas que desnudamente contrastan con la exhibición de tórax que un día antes había hecho la estrella de los canales en un evento de fisiculturismo. Doblarle la mano a Juanito, o hacerle pleonástica manita de cochino, mostraría, según esos guiones oficiales rápidamente repartidos en cabinas, estudios y salas de redacción, la ambición y rapacidad de los izquierdistas legítimos que son capaces de todo con tal de no soltar el pastel presupuestal y electoral de Iztapalapa.
Y este otro párrafo tronante del editorial de hoy del mismo diario:
"En un entorno electoral en el que proliferan las trapacerías de partidos y candidatos, los dictámenes referidos -los de hace tres años y el de ayer-, lejos de introducir factores de legalidad y civilidad en los procesos comiciales, abonan el terreno para la proliferación de chanchullos, propician el colapso del sistema electoral y contribuyen a ahondar la crisis política y de representatividad en la que se encuentra el país. Por esas razones, la determinación adoptada ayer por la sala regional del TEPJF resulta desmoralizadora y exasperante."
Este último párrafo, desde luego, se refiere a las "trapacerías" del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que consideró legítimos los triunfos de dos candidatos panistas en sendas delegaciones del Distrito Federal.