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Dicen los perversos que tenemos miedo. Nos dan por muertos, se regodean anticipadamente en nuestra derrota. Dicen los agoreros del fracaso que nos faltan héroes, que en el panorama no contemplan adalides, que Acción Nacional carece de guerreros, que nos urgen caballeros capaces de enfrentar dragones y vencerlos.
Los oportunistas, los aprovechados, los cobardes, los pusilánimes, los timoratos y los convenencieros tiemblan con esto, sollozan y suspiran, se miran las caras impotentes y es que aquel que no cree en la verdad, en la pureza de su ideal, en lo sagrado de su causa, vacila, se amedrenta, retrocede.
No señores, sépanlo bien, NO TENEMOS MIEDO, estamos prestos al combate. No nos importan sus recursos, ni que consigan corromper algunas almas feminoides, no nos desalientan los traidores que no pierden ocasión de vomitar los miasmas que infectan y pudren sus espíritus hediondos. No rehuimos la confrontación.
No cuentan ustedes con doctrina ni moral, los guía como ha sido siempre, a través de la historia de la patria, el ansia de lucrar, de ver qué es lo que obtienen. Así ha sido desde que usurparon las altas miras de Madero y pervirtieron el nombre que hoy ostentan. No nos impone su represión, ni su manejo faccioso del poder o las instituciones del estado.
NO LES TENEMOS MIEDO, los hemos derrotado antes con la ayuda de Dios y el concurso del pueblo, porque a diferencia de ustedes que presumen sus caudillos, que no son sino tiranos, nosotros somos un partido ciudadano, una agrupación que conjunta al verdadero pueblo; y no tenemos uno, sino miles, millones de campeones, de hombres y mujeres libres dispuestos a dar su tiempo, su esfuerzo, sus recursos y hasta sus vidas si fuera necesario, con tal de conseguir nuestro objetivo de hacer de México, esa patria ordenada y generosa con la que los hombres de bien soñamos.
Hasta aquí llegó nuestra paciencia, la lid está pactada, basta ya de tolerar infamias, no permitiremos un solo infundio más. Hoy recojo el guante, lo tomo y lo azoto simbólicamente contra el logotipo con que alevosamente se apropian de colores que no les pertenecen. Mienten quienes dicen que ningún panista tiene méritos para postularse. Tenemos muchos y mencionaré tan solo dos que son mejores que cualquiera de sus cuadros: Hugo Laviada Molina y Rafael Castilla Peniche. Ambos hombres buenos, de reconocido prestigio profesional, con solvencia moral y acrisolado panismo. El primero, médico eminente, heredero de amplia trayectoria familiar, de linaje de abolengo y abogado el segundo, servidor público honesto, sumamente cercano a Correa Rachó, que le dio rumbo hacia la búsqueda del bien común, con el valioso bagaje que le aporta la experiencia de haber vivido reveses que no ultiman y triunfos que no ensoberbecen y a quienes me ofrezco a seguir como el último soldado hasta triunfar o refrendar nuestra dignidad.
Henos aquí, señores priistas, en pie de lucha. Aquí estamos los panistas, dispuestos a defender nuestros derechos, orgullosos de serlo y con un partido repleto de héroes en potencia y de ciudadanos que acompañan nuestra causa. ¡Si hay héroes, si hay hombres, Acción Nacional es partido de gigantes y vamos a defender en la arena electoral las causas más sagradas que tiene el individuo: la dignidad de la persona, el bien común y la libertad! ¡SI AMAS A YUCATÁN, VOTA POR EL PAN!