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Algunos ciudadanos guardamos memoria cuidadosa de los hechos significativos. Estábamos vivos cuando estos hechos se dieron y aún estamos vivos hoy, con el cerebro lo suficientemente lúcido como para atar cabos y sacar conclusiones.
Un hecho significativo es la entrega del gobierno del estado de Yucatán de manos del legendario priista Víctor Cervera Pacheco, al miembro activo de la sociedad yucateca, Patricio Patrón Laviada. Fue una entrega de gobierno del PRI a gobierno del PAN. Patrón Laviada habló durante varios meses de la situación precaria en que había recibido las arcas. Había deudas por todos lados, facturas que aparecían en donde menos se imaginaba uno y fondos federales ya “usados” en forma anticipada.
Resultado: una recepción con un gobierno lleno de únicamente carencias. Esa fue, repetimos, una entrega de gobierno de gente emanada del PRI a gobierno de gente electa a través del PAN (y otros partidos que en esa ocasión hicieron coalición).
En 2000 —un año antes del anterior suceso— Vicente Fox recibió de manos de Ernesto Zedillo un país con cierto orden en las finanzas pero con niveles de endeudamiento que todos los mexicanos conscientes creíamos que jamás serían saldados. Cuando Fox recibe el gobierno del priista Zedillo, por cada dólar que el país tenía en la reserva, se debían ocho.
El gobierno de Fox requería fondos que solo podrían provenir de los mexicanos. Serían fondos que se utilizarían para financiar el desarrollo de zonas en depresión. El IVA generalizado era la manera de hacer que el erario pudiera ingresar alrededor de $120 mil mdd anuales. Esta reforma fiscal le fue negada por el priismo en masa y lo anunció orgullosa Dulce Sauri desde Oaxtepec —detalles más, detalles menos.
Cuando el panista Felipe Calderón le entrega el gobierno al priista Enrique Peña Nieto, este recibe un erario rebosante de liquidez, todo pagado a tiempo y con tiempo y, en vez de que por cada dólar de reserva se deban ocho, sucede que por cada dólar que se debe, se disponen de 3 en la reserva. Cuentas totalmente al revés de como fueron recibidas.
Claro, de ese detallazo ni la prensa ni los editorialistas —mucho menos Sergio Aguayo— tienen nada qué decir. Jamás hubo, en 50 años, un sexenio priista que no terminara en tragedia monetaria. Los dos sexenios panistas acabaron con esa tradición.
En 2007, Patricio Patrón Laviada, el panista, le entrega a la ganadora priista, Ivonne Ortega Pacheco, un gobierno del estado con arcas llenas, rebosantes, sin deudas, con obras pagadas por varios meses, con recursos federales frescos, listos para hacer uso de ellos y continuar el orden que ya se tenía.
Pero el primer año de la mujer priista Ortega Pacheco es una año de fiestas, de farándula, de celebraciones. ¡Había dinero a montones! La fiesta de la irresponsabilidad administrativa continuó hasta la entrega, en 2012, al también priista (¿cómo se puede entender a un pueblo así?) Rolando Zapata Bello. Este hombre, respetuoso de la disciplina de su partido, ha cancelado todas las fiestas y las celebraciones. Se ha dedicado a hacer un gobierno austero, serio y con buen control de su imagen. Pero no ha podido negar que faltan recursos; que recibió un erario seco.
En 2010, el panista César Bojórquez le entrega a la priista vencedora Angélica Araujo Lara, un erario municipal saludable, con una cobranza ascendente del predial, deuda utilizada en obras, de proporciones mínimas en relación al presupuesto de la ciudad. Angélica, al igual que su madrina de la etnia priista, Ivonne, se dedica a la fiesta; pero ahora, la fiesta, la paga el gobierno de Mérida. La Ortega había logrado el “milagro” electoral mexicano: quebrando las finanzas del estado, logra que pierdan las diputaciones todos los del PAN, luego logra que pierdan la ciudad.
¿En qué piensan los votantes yucatecos y mexicanos cuando sufragan? ¿Qué tienen en la cabeza? Lógica administrativa y monetaria, de plano, ¡carecen de la mínima! Pero no carecen de esta información porque no quieren tenerla, sino porque los medios de información hacen todo lo posible por confundirlos y darles, siempre, una imagen acorde con la agenda de quien está detrás de las líneas que escriben.
Finalmente entra la cordura a la gente de Mérida y Renán Barrera, del PAN, recibe un gobierno de la ciudad deshecho, lleno de basura en vez de vehículos y maquinaria, con un presupuesto recortado a la fuerza, haciendo mayoriteo en un cabildo manipulado por el partidismo priista: en el último día de sesiones le quitan de un plumazo 160 millones de pesos a la administración que entraría.
Así, una vez más, se cumple lo de siempre: un gobierno priista le entrega, en ruinas, a un gobierno panista, una administración que solo 2.5 años antes había sido entregada en perfecto estado de salud monetaria, pero con partidos invertidos.
Hoy, 22 de abril de 2012, la administración de Renán Barrera Concha ha logrado armar el monto del desorden de la administración de la Araujo —hoy premiada con una senaduría— habiendo encontrado, por lo menos, $216 mdp desviados de sus objetivos autorizados. Un nuevo acto ha comenzado. La cuestión es que los ciudadanos no nos podemos pensar en el “público”, sino que tenemos que subir al escenario y actuar en la obra.