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Hay cosas que nunca cambian. Acaba de externar en un rapto de sinceridad el presidente del PRI estatal que el método que utilizará el tricolor para escoger a sus abanderados a los diferentes cargos de elección popular que estarán en juego en los comicios de mayo próximo, será el de convención de delegados. Esta vez no serán las encuestas que digan quien cuenta con mayor popularidad o aceptación, tampoco será la elección directa de lo que deseen la mayoría de los afiliados. No, será mediante la convención de delegados, toda vez que este método es el más sencillo de manipular. Los delegados son fáciles de presionar, corromper o cooptar, para hacer que prevalezca a todo trance la voluntad del dedo elector. Voluntad que se sabe, no transige, no da marcha atrás, siente que nunca se equivoca y hace las cosas no cuando la gente quiera, sino cuando le de la gana.
Hay cosas que no cambian, sino que sólo se transforman. ¿Acaso creyeron que al PRI le dio un súbito ataque de democracia? Se sabe bien que el partido está perfectamente vacunado contra enfermedades de ese género. Se sabe que sus discursos al respecto, son sólo eso, que es punto menos que imposible que se trasladen a la realidad, porque cuando se verificaran, sería el fin de la llamada cultura de la línea.
¡Vaya con los priistas que no cambian! Son los mismos dinosaurios prehistóricos y antediluvianos, nomás que se cambiaron las escamas por otras más brillantes y pulidas porque las tácticas clientelares, de intimidación, de falta de respeto a la pluralidad, la democracia, la transparencia y la rendición de cuentas, son las mismas.
¿Por qué tendríamos los ciudadanos que confiar en quienes sabemos que por definición manejan la ambigüedad, la doble moral y la mentira como herramientas cotidianas?, ¿Por qué confiar en quienes son incapaces de proceder con nobleza, con generosidad?, ¿Por qué avalar a quienes no son capaces de llamar a las cosas por su nombre?, ¿Cómo supone Usted que nos van a pagar?
Y claro, han recibido órdenes de vencer a toda costa la voluntad de esa ciudad rebelde, de la capital, habitada por gente que no se deja manipular, reacia a venderse. Porque el ego herido de quien los encabeza no puede soportar el agravio que significa la dignidad de una ciudad. Así que ha ordenado quebrantar ese valor a toda costa: chantajeando, amenazando, intimidando, seduciendo, corrompiendo, prometiendo, mintiendo. No importa como, el chiste es lograr el objetivo.
Usarán todos los medios a su alcance, más será en vano. Una vez más las ambiciones desatadas del partido de la tiranía, serán vencidas por la entereza de un pueblo. Ciudadano: ¡Si amas a Yucatán, vota por el PAN!