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La negativa de parte de la gobernadora del Estado a la transparencia, a la rendición de cuentas estrictas de lo que se hace con los dineros de la ciudadanía en cuanto a su aplicación en programas sociales, su desprecio olímpico a los que la critican, la ignorancia
manifiesta a sus opositores, su tendencia más que rotunda a salirse siempre con la suya, aplicando a rajatabla su voluntad y sus deseos, nos hacen rememorar a su difunto tío, que tenía semejantes peculiaridades, pero que en contrapartida era un hombre discreto para muchas cosas y trabajador como el que más. Sinceramente nuestra gobernadora carece de esas prendas, su temperamento es más mediático y francamente histriónico. Podemos asegurar sin temor a equivocarnos que exhibe todos los defectos y ninguna de las virtudes que ostentaba el hombre de Dzemul.
Al igual que su difunto tío, la titular del ejecutivo, pretende reafirmar su hegemonía política en el seno del tricolor yucateco, poniendo al frente a un hombre de paja, encargado de justificar el
agandalle de todas las candidaturas a puestos de elección popular disponibles, presentándolas como consecuencia de la unidad partidista. Con esto, lo único que se propicia es la división y el desánimo en el seno del tricolor y la fragmentación de los líderes populares que abandonarán sus filas, para engrosar otras, donde la democracia no sea relegada más que al discurso.
Pero además de la situación de riesgo electoral en la que la soberbia de Ivonne Ortega coloca a su partido, debemos agregar que su postura poco favor genera al avance democrático en Yucatán, que ya no está para tolerar caudillismos ni cacicazgos.
Es curioso ver cómo pretenden vernos la cara a todos los yucatecos y especialmente a los priistas, cuando todos los aspirantes declarados a la alcaldía son completamente afines al proyecto neocerverista, descartando completamente la participación de otras corrientes, como en los mejores años del tío de nuestra actual gobernadora.
No podemos darnos el lujo de cargar con un régimen de tendencias completamente absolutistas, que conculque completamente las libertades y derechos de la ciudadanía, no podemos tolerar un gobierno que vulnere el derecho sagrado del respeto a la dignidad humana y colectiva y peor aún, que nos mienta a los integrantes de la ciudadanía, con tanta sangre fría y descaro y que todavía pretenda que le tengamos lealtad y le sigamos el juego. Contra todo esto debemos rebelarnos, contra todo esto debemos combatir, a todo esto hay que oponernos con todas nuestras fuerzas, puesto que la coyuntura trasciende nuestra posición temporal y abarca la correspondiente al futuro, la de nuestros hijos.
Yucatecos: ¡Unámonos e impidamos la consolidación de un poder despótico y absolutista!, la elección de alcalde de Mérida es la batalla por la libertad. No te dejes seducir por falsas promesas que no se cumplirán.
¡Si amas a Yucatán, vota por el PAN!