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—Riko, tu postura, tus argumentos son irracionales, son pretextos...
—No son míos, son los que están colocando en el sitio de A7. Yo no los escribí.
—Eso es lo malo. No debe ese sitio permitir que la gente diga cosas en contra de terceras personas sin saber quién lo hizo.
—Lía, por favor, no te des baños de pureza... ¿No es eso lo que hacen en Artículo 7? ¿No se dedican también a difamar?
—Difamar es crearle una fama a alguien. La palabra, Riko, generalmente tiene un peso negativo: "es malo difamar". El problema es cuando difamas a alguien que te quiso perjudicar "en privadito"; que se esconde, para perjudicarte, en el aislamiento de una oficina privada y luego, cuando te quieres defender de una acción que te perjudica, ¡nadie te hace caso! ¡Allí es cuando Artículo 7 actúa! Actúa cuando no les hacen caso a los que claman por justicia... Es cuando publican algo que sí, "difama" a alguien, pero no con calumnia. Aquí creo que difamar con calumnia es el problema...
—¿Por qué tengo que estar diciendo las cosas privadas de la gente?
—A ver Riko, ¿qué tan privado es tratar de ver cómo le haces para quedarte con un terreno que le pertenece otro? ¿Es privado eso o es público?
—No se de qué me estás hablando...
—Bueno, Riko, ¿qué tan privado es amenazar a alguien de que si no accede a una petición biológica primitiva entonces no le darán un puesto X?
—Pues es un asunto privado...
—Claro que sí... es un asunto privado siempre y cuando no se convierta en un perjuicio injusto en contra de la parte que rechazó participar con su biología con el "jefe"...
—¡Ah, qué tiene! Eso sucede en todos lados...
—Y no sabemos nada de lo que sucede por dos razones: una, porque a veces sí aceptan y allí la llevan, es decir, resuelven entre sí el problema; y dos, porque el "jefe" no perjudica al "subalterno(a)" por no acceder...
—Lía, ahí está el punto. Un jefe que pide está ejerciendo su "libertad de expresión". ¿O no?
—Sí, y una "jefa" que "pida" también eso estará ejerciendo... Y yo creo que hasta ahí el asunto es privado y nadie tiene por qué meterse. No te hagas idiota, Riko: el asunto se vuelve público cuando la negativa, el no acceder, se convierte en un perjuicio laboral o de carrera injusto para quien se negó. Ése es el verdadero problema del llamado "acoso".
—Pues el "acoso" en este caso es muy, pero muy peligroso, Lía. En cualquier momento la supuesta parte "acosada" puede estar inventando...
—De acuerdo; es correcto. Por eso es importante la evidencia, lo que causa el enojo del acosador rechazado: el perjuicio injusto de un subalterno en su trabajo o su carrera como empleado o profesional.
—Pues entonces, también, que se cuiden los de A7...
—¿De qué se van a cuidar, Riko? ¿De vivir?
—Si ellos son muy machitos para hacer públicas las cosas de los demás, pues también se pueden hacer públicas sus cosas.
—¡Desde luego que sí! Nada más que hay un pequeño detalle. Para que eso que tú sugieres sea justo y equilibrado, también tendría que ser verdadera cualquier acusación difamatoria; de lo contrario se vuelve difamación calumniosa y quedaría sujeta a compensación económica por daño moral... ¡o incluso podría ser delito penal!
—Mira, Lía, si no quieres que te golpeen, ¡no golpees! Si golpeas, te van a golpear...
—¿Con mentiras?
—Lía, es que, mentiras o verdades, mientras los demás averiguan, ¡ya te fregaron!
—Ahí lo tienes, Rikito. ¡Ése es el detalle! Por eso el que difama con calumnia debe sufrir castigo corporal y ser condenado a compensar económicamente a quien lo dañó moralmente.