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Tres estrellas y media
Quien diría que Tim Burton aceptaría ponerse nuevamente a las ordenes de Disney. O ¿Habrá sido al revés? La muy taquillera cinta Alicia en el país de las maravillas marca el reencuentro de Burton con la casa Disney tras el penoso incidente que este director tuvo con la empresa en los inicios de su carrera. Recordemos que los primeros cortometrajes que Tim realizara para Disney no fueron bien aceptados –ni entendidos- por la productora, menospreciando el talento del joven director. Ahora que su nombre se ha vuelto sinónimo de taquilla, Disney ha cambiado su postura con respecto a él.
Alicia en el país de las maravillas es una secuela del clásico animado que Disney realizara en 1951 y que a su vez es una adaptación de la novela escrita por Lewis Carroll. Ese largometraje animado, que ya lleva varios ayeres, es una versión endulzada de la novela, pues en realidad el texto original es bastante oscuro y angustiante. Claro que Disney lo adaptó pensando en llegar al público infantil, pero la novela de Carroll es una pesadilla producto del opio que cuentan fumaba el escritor. En todo caso, siento más afín al espíritu del libro la versión fílmica de Jan Svankmajer, una joya de horror surrealista que pocos conocen.
Alicia tiene 19 años y es llevada con engaños a una fiesta donde se le pedirá en matrimonio. Ella no quiere casarse, pero el ambiente victoriano en el que vive es muy rígido y no acepta libertades entre las mujeres. Para escapar de la opresión, la joven se pierde nuevamente en el país de las maravillas. Sin recordar nada de su primera visita, Alicia se da cuenta que la malvada Reina Roja lo ha conquistado todo y ha sumido al país de las maravillas en una profunda oscuridad.
Lo más interesante de la propuesta de Burton es que el aspecto visual es casi tan oscuro y deformado como el universo original de Carroll. El diseño de producción es el plato fuerte de la película. Con la estética expresionista que le caracteriza, Burton logra crear un mundo fantástico pero de trasfondo inquietante. La oscuridad y la neblina permanecen como fondo aún en los cuadros más luminosos del filme.
Pero lo más sorprendente de Alicia en el país de las maravillas es el vestuario de la diseñadora Collen Atwood, quien ya tiene 2 oscares en este rubro gracias a sus trabajos en Memorias de una Geisha (2005) y Chicago (2002). Los cambios de ropa de Alicia, los trajes de la Reina Roja y el Sombrerero son tan maravillosos como el título de la cinta.
Las objeciones que se le pueden hacer se dan más por el plano del contenido que por lo formal. Durante gran parte del filme se van repitiendo situaciones de la historia original, cosa que no es muy bien vista en una secuela, pues se tiende a pensar que, más que una continuación, es una justificación fácil para repetir la historia con una Alicia más crecidita. Esa sensación de deja vu que incluso repite el juego del brebaje, el pastelillo y la puertecita termina pareciendo un problema de ideas creativas.
Sin embargo el argumento propone una interesante lectura en torno a la ambición y el poder; abordando también la tremenda falsedad e hipocresía que suele reunirse en torno a la gente poderosa. La Reina Roja (Helena Bonham Carter) es un personaje fascinante que pese a ser una villana de cuento posee cierto equilibrio dramático al mostrársele enamorada de su general de batalla y rodeada de hipócritas que fingen estimarla.
Pese a lo mucho que su publicitó el trabajo de Johnny Depp como el sombrerero loco, se recordará más la caracterización que su trabajo histriónico, pues el personaje es tibio, desdibujado y parece una reiteración de Willy Wonka. Quien tampoco logra convencer es Anne Hathaway que confunde la sobreactuación con el tono al interpretar a la Reina Blanca.
A parte de Bonham Carter, quien más sale ganando en este filme es la debutante Mia Wasikowska interpretando a Alicia. Saltando del anonimato al candelero y erguiéndose como una de las actrices más prometedoras de Hollywood.
Hay una crítica muy interesante a los convencionalismos sociales que buscan someter y adoctrinar a los individuos. Alicia no cree que su destino deba ser casarse y formar una familia, y su carácter es lo suficientemente fuerte para no dejarse amedrentar por las miradas y opiniones de los demás. Pero en el país de las maravillas descubre que es imposible escapar de las expectativas de la gente, pues en este caso, desean que ella se convierta en una guerrera capaz de vencer a la Reina Roja. La constante de gustarle a los demás haciendo lo que dicen, aunque no sea lo que uno quiere, es el conflicto interno de Alicia, tanto en el mundo real como en el imaginario. Y es muy representativo del paso a la adultez.
Aún con sus aciertos, el guión no logra despegar por completo pues se debate entre emular una historia previa o abrir una nueva. El desarrollo de la trama principal pudo desarrollarse con mayor eficacia de haber evitado los lugares comunes.
Lo mejor: La Reina Roja, Mia Wasikowska, el diseño de producción, el vestuario y el gato Cheshire.
Lo peor: Anne Hathaway, el sombrerero loco y el repetir acciones de la historia original cuando se trataba de una secuela.