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Su presencia nos trae los problemas del siglo XVI al siglo XXI, aseguró el cronista Gonzalo Navarrate Muñoz
Aunque ya ha dejado en claro su postura respecto a la estatua de los Montejo en el remate de la avenida que lleva su nombre, el cronista Gonzalo Navarrete Muñoz asegura que su opinión de reubicarla no sólo está ligada a que obstaculiza la celebración del Bicentenario y a que no contribuye en nada al paisaje urbano de la ciudad, sino a que es un recordatorio del Yucatán obscuro de esas épocas.
—Es una imprudencia ponerla en el año del Bicentenario porque manda un mensaje peligroso: ésta es la capital de los blancos. Después de 300 años seguimos ganando batallas.
—Con la estatua de los Montejo, ¿qué mensaje le damos a la juventud? que hay nostalgia al autoritarismo, que nos gusta obedecer, estar arrodillados.
Agregó que la estatua de los Montejo remonta al Yucatán obscuro, ya que representa el dominio español, la sumisión de un pueblo, la ausencia de democracia, injusticia y la desigualdad.
—Por eso digo que no hay que traer problemas del siglo XVI al Siglo XXI.
Entrevistado en su domicilio, indicó que lo más adecuado es reubicar el monumento a algún parque o incluso al fraccionamiento Francisco de Montejo porque "después de todo es un bien común que no merece terminar en un lugar privado".
El cronista, quien junto con su colega, Jorge Álvarez Rendón, sugirió a la alcaldesa Angélica Araujo Lara la reubicación de la estatua y su sustitución por algún monumento que resulte más adecuado para el entorno urbano, explicó que, contrario a lo que afirma Juan Francisco Peón Ancona, también cronista de la ciudad y principal promotor de la estatua, los Montejo no reflejan en nada la celebración de la independencia.
—Los Montejo no son el Bicentenario. Su presencia no exalta ese valor. Si es porque dice que los descendientes de españoles fueron los que lucharon por la independencia del país y de Yucatán, entonces qué mejor que pongan estatuas del Cura Hidalgo o de Andrés Quintana. No se qué camino lo llevó a decir que los Montejo significan eso.
—Además, hay otro tipo de héroes en los que también nos podemos inspirar, como los de Reforma, de la Revolución, Manuel Gómez Morín, Manuel J. Clouthier, Cuahctemoc Cárdenas y el movimiento del 68, entre otros. No se puede virar la cara a todo esto.
Destacó que, por lo general las estatuas de los héroes sólo reflejan el lado de los blancos, como, por ejemplo, los monumentos de Manuel Cepeda Peraza, Eulogio Rosado y Justo Sierra O´reilly, quien intentó vender Yucatán a los Estados Unidos cuando éste invadió México en 1847.
—¿Dónde están las estatuas de Jacinto Pat y Cecilio Chi? ¿Acaso ellos no son héroes también?
Dio a conocer que, para los periodistas norteamericanos y los del Distrito Federal, el asunto de la colocación de la estatua de los Montejo es algo "simpático".
¿Por qué?
—He sido entrevistado recientemente por ese asunto por la agencia EFE y por periodistas norteamericanos y éstos últimos ven simpático que en la celebración de la independencia se rinda culto a los conquistadores.
—En México, se sorprenden con lo tolerantes que somos con la historia.
¿Qué opina de los rumores que circulan en Internet de que una turba aprovecharía los festejos del 15 de septiembre para tirar la estatua?
—No había escuchado eso, pero es reprobable a todas luces. Censurado, porque contradice lo más elemental de la consciencia humana.
—Es abominable que se termine el debate que ha generado la estatua en violencia de este tipo, en la que un grupo pretende dañar un bien público.
Señaló que la autoridad —municipal o estatal— debe poner vigilancia para evitar un acto de incivilidad como ese.
—¡Que le pongan un retén si es necesario! Porque, si la tiran, en qué lío nos meteríamos. Sería, sin lugar a dudas, una nota internacional.
En cuanto al destino de la estatua, opinó que el Ayuntamiento de Mérida debe realizar mesas entre expertos, como urbanistas y arquitectos para que el Cabildo tome una decisión.
—Si ellos dicen que sí contribuye a exaltar el espacio urbano, pues que se quede; si no, que la reubiquen en un parque o en un fraccionamiento.
Hacer estatuas es del siglo XIX, no contribuye en nada. Ahora se necesitan pasajes históricos que se conjuguen con el panorama urbano.
Afirmó que, de realizarse esas mesas de opinión, la estatua no resistiría el análisis.
El cronista también aclaró que jamás realizó comentarios a favor de la estatua en su noticiero, como se ha asegurado por diversas fuentes.
—Nadie niega que los Montejo fundaron la ciudad, pero tampoco se olvida que no lo hicieron de una manera democrática. L.I.