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La vida es relaciones humanas. Aceptar es una acción importante. Hay que saber aplicarla en todos los ámbitos de la vida. Aceptar es el sostén de la verdadera comunicación y de nuestro vínculo con los otros. Solamente si acepto al otro tal cual es, seré capaz de escuchar sin el filtro de los prejuicios. Aceptarnos es la raíz de la integridad y la honestidad solamente si tenemos el valor de vernos y aceptarnos a nosotros mismos, como somos, sin máscaras. Entonces podremos ser íntegros y honestos con los demás.
Aceptar es, rendirse a lo que Es, acceder, tolerar lo que no se puede cambiar, reconocer que no tenemos el control sobre lo que nos desagrada y tampoco tenemos autoridad sobre los demás —parejas, hijos, hermanos, padres, colegas de trabajo, etc. Al único que puedes modificar —que está a tu alcance— es a ti mismo; éste es el único campo de acción real. Aceptar esta realidad es el principio de la felicidad.
Aceptar también es el sustento del amor. ¿Cómo puedo decir que quiero y amo a alguien si no lo acepto? "Mi amor, te quiero mucho pero necesito que seas como yo quiero que seas". ¿Es esto amor? La única posibilidad de amar es en la libertad de ser y dejar ser, de aceptar, de admitir la posibilidad de tolerar, sin aplaudir o consentir pero en el respaldo del respeto en el amor. Si no hay aceptación, no hay respeto... y tampoco hay amor.
Aceptarnos a nosotros mismos es el principio del poder de transformación. Solamente si sé quien soy y, con valentía me acepto tal cual, estaré calificado para saber lo que quiero ser y a dónde quiero llegar.
Aceptar es el quinto y ultimo paso que da la persona en el proceso de morir, según Elisabeth Kübler-Roß en su libro Sobre la Muerte y Morir —negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Cuando la muerte nos mira de frente o se acerca a un ser querido, no nos queda otra sino aceptar que su abrazo será el final, lo único definitivo en la vida. La ultima escena, el ultimo compás, ya no hay nada más que importe, nada más por cambiar, nada más por controlar: estamos ahí, de frente y desnudos ante lo inevitable. Entonces nos rendimos y aceptamos. La aceptación nos da la fuerza interior para entregarnos al final.
Felicidad, amor, fuerza interior, poder de transformación todo eso nos lo da la aceptación, cultivemos la aceptación y estaremos ayudando a crear el paraíso en la tierra.