460 palabras
México, fiel a su tradición, está viviendo una nueva era revolucionaria, muy lejana de aquella que se plasmó en sus libros educativos. Esta revolución tiene nuevos campos de batallas, en ella hay de todo, pero sobretodo, hilos, que ocultos se mueven detrás de espesas nieblas para mover a toda una nación.
En esta revolución silenciosa, pero activa, no hay Hidalgos, Morelos, Zapatas ó cualquier otro nombre que sea mártir; por el contrario, en este movimiento lo que hay son grupos, sin nombre público, pero que se saben mover y que mueven sus piezas para obtener, principalmente, ganancias económicas, ya sea de manera lícita o ilícita.
No sabemos si hay pactos de por medio, sólo vemos lo que ellos quieren que veamos. Hoy por hoy, millones son cautivos de caprichosos que un día tienen a bien matar a un candidato a gobernador, otro día bloquean cualquier reforma para fomentar una mejor educación en el país, e, irónicamente, todo sucede bajo el manto de la democracia.
Esto grupos son inteligentes, con un poder de manipulación tan grande como grandes son sus ambiciones.
Su campo de batalla es otro, ahora por medio de López Dórigas, Alatorres ó cualquier otro que pueda entrar a los hogares sin tocar la puerta. Ahí dan su lucha sin cuartel para hacerte creer que te escuchan y que de verdad te toman en cuenta, pero la verdad es que no importa lo que digas, lo que importa es hacerte creer.
Lo triste es que ellos, los grupos, reclaman para sí mismos el destino de los demás. "Somos los que hemos invertido en el país, somos los que damos empleo y generamos riqueza, somos el futuro de México".
Estos grupos controlan todo: la economía, la justicia, la democracia y las instituciones.
Y están ahí, silenciosos, casi imperceptibles, pero pendientes de todo y de todos, preocupados de que su revolución no sea interrumpida. No quieren un ayer, quieren un mañana donde las cosas cambien a su modo.
No quieren ir de la mano de la sociedad. Quieren que la sociedad sea comparsa, tan sólo un espectador, eso sí, dócil y callado.
Y lo están logrando porque el ánimo de millones está apagado. No importa nada, nos han reducido a nuestra mínima expresión.
No nos equivoquemos, no son los que se dejan ver, son los que están detrás de ellos.
Ahí están ellos con su revolución silenciosa.