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Simular es el nombre del juego. Lo que pueda suceder en el futuro no es importante. Lo importante es lo que hoy se crea que sucede.
Se trata de un grave peligro de la democracia. ¿Defecto? No, injusto sería achacárselo. La democracia no tiene defectos; los tienen los que no saben respetarla. El peligro de gobernar para aparentar es un riesgo muy frecuente en las democracias.
Cuando se gobierna sin el deseo de aparentar, se corre otro peligro: la falta de reconocimiento a lo hecho y la posibilidad de que se produzca una equivocación colectiva al juzgar lo que conviene en una elección.
Los gobiernos del PRI —todo el siglo 20— tuvieron los más grandes privilegios que cualquier grupo gobernante puede tener en su nación. Los presidentes del PRI promulgaron leyes sin necesidad de convencer a legislador alguno.
Los gobernantes del PRI del siglo 20 mexicano tuvieron el privilegio de dominar en forma absoluta a casi la totalidad de los medios masivos de información. Fue la imagen que ellos desearon la que los medios, dócilmente, mostraron a los auditorios de la nación. Fueron amos y señores de todo lo que se dijo.
Todo cambió a partir del 2000.
En Yucatán siempre tuvimos una tradición de libertad de expresión en la prensa escrita. Y hoy Artículo 7 existe con el único objetivo de recordarle a la sociedad que esa forma de libertad es de doble vía: tenemos el derecho de decir lo que pensamos y el derecho de que se nos diga la verdad con respecto a lo que se hace en cualquier forma de gobierno.
En forma insistente nos intentan enviar del gobierno del estado mensajes para que creamos que han sido tan cuidadosos con el presupuesto que han manejado que, incluso, gracias a esa actitud de ahorro Yucatán volverá a ser de nuevo "el motor económico del sureste". El reportaje especial (páginas 10 y 11), preparado por nuestro colaborador, el CP Javier E. Cámara Menéndez, hace un cuidadoso análisis de los números y de los anuncios. Le invitamos lector, ciudadano, a tener como propias las cifras públicas que, una vez analizadas, nos dan un mensaje diferente al que quisieran que creyéramos.
Estamos a punto de entrar a tiempo de campaña electoral. ¿Por eso debemos olvidar los actos delictivos perpetrados en Tizimín en el 2001 por el candidato a legislador por el el cuarto distrito electoral ubicado en Mérida? Jóvenes de 20 años —que tenían 12 cuando los delitos del fuero común fueron cometidos al secuestrar y obligar a un guardián de boletas electorales del oriente del estado— están obligados a saber de quiénes se trata y de analizar la trayectoria moral, ética, legal y civil de las personas que ahora les van a pedir sus nuevos —e inmaculados— votos.
Ya basta de simulación; ya tuvimos suficientes gobiernos de "pantalla" durante el siglo 20. ¿Por qué habremos de sufrirlos nuevamente ahora?
Analicen los datos. Estudien la historia reciente. Y si tienen dudas, ¡escríbannos! En Artículo 7 estamos para investigar y resolver con transparencia. Eviten a toda costa tomar decisiones en base a creencias sin sustento. Y si ya captaste, ¡ayuda a que otros capten! No te guardes el secreto.