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En octubre del año pasado, después de oír las declaraciones de nuestra máxima autoridad financiera del país, me lancé a escribir un artículo para expresar mi opinión sobre la crisis que se avecinaba. Comenté que las cosas se iban a poner difícíles en un plazo muy corto. Daba como posible solución la aplicación de algunos de los conceptos de mi modelo Chatré.
Dicho artículo lo circulé a través del correo electrónico y la verdad es que la respuesta que recibí fue muy pobre. Les expuse mi opinión a los principales líderes empresariales de nuestra entidad, tampoco con mucho éxito. Algunos me tildaron de amarillista, porque tenían la certeza de que estábamos blindados: los efectos de la crisis mundial no nos iban a afectar.
Después, por este medio, publiqué algunos artículos al respecto y afortunadamente la respuesta ha sido sustancialmente mejor, lo que me ha motivado a seguir escribiendo.
Por el tipo de actividad que desarrollo, de asesoría financiera empresarial, puedo tener contacto directo con muchos empresarios de muy diversos tamaños y giros. Lo que he estado viendo últimamente —ahora que se está sintiendo mucho más fuerte el efecto de la crisis mundial— es que no hay una estrategia clara para contrarrestar los efectos de la crisis.
Desde mi punto de vista, el problema de liquidez es el más importante. Se origina por una disminución de ventas y por problemas en las cobranzas. El volumen del flujo de efecivo baja a niveles con los que es imposible cumplir con los compromisos de la empresa. Es la principal causa del estrés empresarial y éste tiene un costo económico muy importante: nos obliga a trabajar en el ambiente de la economía del ahorcado.
La economía del ahorcado significa un nivel de falta de recursos financieros tal, que estamos obligados a comprar o vender en forma irracional. Con disponibilidad de efectivo sencillamente no haríamos las cosas de esa forma.
Por ahí no falta el comentario ante una de esas súper compras: "¿Cómo le hiciste?" "¡Ah... se lo compré a un ahorcado". El infeliz que vendió estaba en problemas tales de flujo financiero que ante sus urgencias para hacerse de recursos, aceptó la venta de su producto o inmueble a un precio de remate.
Se trata de una situación harto frecuente en las épocas de crisis como la que ahora estamos viviendo. No es necesario ser un erudito para imaginar el efecto económico que tal actitud tiene en los resultados (utilidades) de las empresas.
Se prevé que esta "época" de crisis se prolongará, en nuestro país, por lo menos hasta el próximo año. Las condiciones internas de nuestra economía no nos están ayudando. Si me lo permiten, esto lo trataré más a fondo en mi próxima entrega.
Es necesario estar conscientes de que la prioridad número uno de las empresas para disminuir su riesgo de supervivencia, es cuidar celosamente la liquidez. De no hacerlo, el costo puede ser tan alto como la desaparición de la empresa.
A continuación me permito exponer algunas ideas —que he desprendido del Modelo Chatré— para mejorar la liquidez. Son fáciles y rápidas de implementar cuando existe la voluntad de hacerlo. Son soluciones efectivas, que pueden tener impactos económicos muy favorables a las empresas.
Las enuncio en orden de facilidad de implementación e impacto económico:
Tenemos una presentación PPS sobre los posibles orígenes de las crisis económicas y de cómo podemos, a través del Modelo Chatré, prepararnos para que los efectos sean menos dañinos que si no actuásemos con celeridad y con una buena estrategia de operación.
La forma de recibir esta presentación, altamente recomendada, es mandando un email a la dirección de Artículo 7 a7finanzas@coinsuy.com solicitándola. En menos de 24 horas la recibirá en su buzón electrónico. Manuel Mier y Teran Fortuny.