Superando Expectativas

Cuando supe que Ron Howard iba a dirigir “Ángeles y demonios” me imaginé que el resultado final sería espantoso. La verdad, fui al cine con muy pocas ganas pues vaticinaba un churro detestable que me haría padecer el tiempo invertido. Pero… no fue así. Debo reconocer que estaba en un error, “Ángeles y demonios” no es una mala película. Por el contrario, es un thriller bien contado que logra atrapar al espectador de principio a fin.

Está basada en la novela homónima de Dan Brown, y es una precuela (historia previa) del famoso Best Seller “El Código Da Vinci”. La historia tiene al mismo protagonista del primer libro: el profesor Robert Langdon.

Pero el prejuicio no era gratuito, el primer filme, “El código Da Vinci” me parece tremendamente pesado. Lo que en la novela era atractivo y generaba una incesante intriga, en la pantalla se volvía flojo, ingenuo y hasta aburrido. Aunque ese primer libro es de poco valor literario, tiene una carácter muy cinematográfico y un manejo muy creativo del suspenso, lo que sin duda se vuelve disfrutable para muchos lectores.

Si bien Dan Brown está lejos de ser José Saramago, al menos entretiene con una historia de intriga que atenta contra las bases del catolicismo. Pero no hay que espantarse, es solo una ficción, y aunque algunos intentan verla con otros ojos, y hasta aseguran que lo que se cuenta es cierto, la novela está plagada de falsedades e imprecisiones históricas.

“Ángeles y demonios” sigue la misma línea de aventuras político-religiosas de trama compleja, donde Robert Langdon (Tom Hanks) tiene que poner a prueba sus conocimientos para descifrar los misterios que le permitan avanzar en su misión. En esta ocasión, es contratado por el clero y la policía italiana para encontrar a un fanático fundamentalista que robó un fragmento de antimateria y amenaza con utilizarlo para hacer volar todo el vaticano. Este enemigo forma parte de un grupo conocido como “Los iluminados”, que buscan venganza de los crímenes que cometió la Iglesia Católica en contra de hombres de ciencia en distintos siglos.

El papa recién ha fallecido y el Vaticano se encuentra iniciando preparativos para el conclave, proceso por el cual se selecciona al nuevo pontífice. En este breve periodo sin papado, el poder recae en la figura del camarlengo (Ewan McGregor), un sacerdote allegado a su Santidad que ocupa el puesto mientras se designa al próximo líder católico.

Con la ayuda del camarlengo y una científica especialista en antimateria (Ayelet Zurer), Langdon intentará detener al terrorista, quien además, secuestró a 4 cardenales que son los favoritos para ocupar el puesto de papa. Se supone que estos cardenales serán ejecutados uno a uno y de manera pública durante cada hora, y cuando termine de asesinar a los 4, una hora después usará la antimateria para desaparecer el Vaticano. ¿Podrá Lagdon y compañía detenerlo antes de que cumpla sus terribles planes?

Esa es la interrogante que nos mantiene inmersos en las casi 2 horas y media que dura la película. Lo interesante es que Ron Howard hace un excelente trabajo y nos engancha de forma trepidante en una historia donde el tiempo parece agotarse rápidamente para el protagonista.

Tom Hanks sigue sin convencerme con este personaje de especialista en símbolos, amante de las aventuras y la adrenalina. Es uno de los pocos trabajos que no le termino de creer. Por otra parte, Ewan McGregor está genial como el Camarlengo, y aunque resulta extraño verlo con el hábito, logra una gran interpretación. Pero quien se roba la película es Ayelet Zurer como la científica que ayudará al héroe en su hazaña.

De lo único que podría acusar a este filme, es que una vez que entra al clímax las situaciones se vuelven muy exageradas, además de sobrecargadas de efectos especiales. Ese es probablemente su mayor y más grave tropiezo.

Además hay cierto descuido en el guión, específicamente en algo, que no puedo contarles, pero les daré una pista: hay un personaje que es muy importante en casi toda la historia y en los últimos minutos simplemente desaparece y no volvemos a saber de él. O se le fue al escritor o el editor cortó de más. Pero nos quedamos con la duda.

A fin de cuentas, es un thriller muy bien hecho, que logra pulcramente el objetivo para el cual fue diseñado. Si espera ver una obra de arte, se quedará con las ganas. Si piensa que Ron Howard repetirá lo hecho con “Frost / Nixon” también saldrá decepcionado. Tampoco quiera verla con ojos de historiador o físico porque el argumento no resistiría el más mínimo análisis. Pero si quiere pasar un buen rato, con una película de suspenso que lo mantenga en la butaca, que además esté bien escrita y afinadamente dirigida, entonces le conviene ir a verla.

Dicen que segundas partes no son buenas, pero en esta ocasión esa frase no aplica. Honestamente, “Ángeles y demonios” supera por mucho a “El código Da Vinci”. Es como si al fin se hubieran decidido a hacer las cosas bien.

Sí… lo acepto, fue mejor de lo que esperaba. Soy prejuicioso como todos, que le va uno a hacer.

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