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Rolando Zapata Bello, el jefe de la pandilla en el poder y gobernador de facto. Aspira a ser candidato del PRI, lo que sería prácticamente reelegirse.
El primer contacto.- Cuando en 1998 Ivonne Ortega fue candidata a la alcaldía de Dzemul, Rolando Zapata también fue candidato a diputado local por el VII distrito, debido al afecto personal que le dispensaba Víctor Cervera, merced a su condición de ahijado e hijo de uno de sus amigos más allegados. Desde entonces ambos entablaron una relación cordial, propia de compañeros de partido.
Con base a esos afectos, Ivonne Ortega logra ser alcaldesa de su municipio, imponiéndose a liderazgos como el de Osvaldo Chablé, que había realizado un mayor trabajo, pero que carecía de padrinazgos de ese calibre. Con movimientos de este tipo, Cervera pretendía gestar una nueva camada de cuadros allegados a su figura, pasando por encima de gente que ejercía un verdadero liderazgo, sobre todo en el aspecto territorial.
En 2001 Ivonne es diputada y Rolando tiene a su cargo la operación política en el oriente del estado, donde se suscita el caso de la alteración de los resultados acontecido en Tizimín, a lo que con gallardía se rehúsa el presidente del X Consejo Distrital, Luis Manuel Mena Godoy, que es llevado incluso al famoso bunker de la colonia Petronila para hacerlo comparecer ante el propio Cervera, a efecto de presionarlo; no dio frutos, porque el joven funcionario nunca se doblegó a cometer las ilegalidades que le propusieron.
Víctor Sánchez Álvarez, uno de los infiltrados por Rolando Zapata en el equipo de Ivonne, desde la época que fue diputada federal
Una cabeza de playa.- En 2003 Ivonne Ortega aspira a la diputación federal por el segundo distrito, que era una demarcación muy fácil de ganar, pues era un área de notoria influencia priista. Rolando Zapata envía a apoyar las aspiraciones de Ortega Pacheco a tres colaboradores: Víctor Sánchez Álvarez, Sergio Bogar Cuevas González y Mauricio Sahuí Rivero. Debido a esto es que ingenuamente, Ortega Pacheco supone contar con la lealtad de estos tres personajes, que en la realidad nunca han dejado de responder a los intereses de su verdadero jefe: Rolando Zapata Bello.
La traición y el pacto secreto con López Obrador.- En 2006 Ivonne aspira al senado, pero es derrotada en toda la línea por Beatriz Zavala Peniche por una amplísima diferencia de más de cincuenta mil sufragios. Un grupo de priistas entre los que se encontraban allegados de Rolando de la época en que fue diputado, se entrevistan con Andrés Manuel López Obrador, a quien consideraban con posibilidades reales de constituirse en presidente de México, ante el notorio desplome electoral del aspirante priista de aquel entonces, Roberto Madrazo. La entrevista con López Obrador es motivada por la afinidad ideológica existente entre PRI y PRD partidos nominalmente de izquierda por sus planteamientos y postulados y por la orientación de tipo socialistoide de los implicados.
Andrés Manuel López Obrador: Rolando y un grupo de priistas traidores pactaron con él, ante el desplome electoral de Roberto Madrazo
Entre los políticos que acompañan a Rolando Zapata a entrevistarse con López Obrador, se encontraban: Liborio Vidal (que incluso llegó a competir por el PRD), William Sosa Altamira, Límber Sosa Lara (que también llegó a ser candidato del sol azteca) y Víctor Edmundo Caballero Durán. Todos ellos celebran un acuerdo secreto para apoyar la candidatura de López Obrador, cometiendo una flagrante traición contra el PRI y su candidato, tratando de aprovechar la coyuntura política existente. Evidentemente este pacto infamante contó con la aquiescencia de la directiva perredista, encabezada por Eduardo Sobrino Sierra, hermano de Carlos Sobrino, ex senador y favorecido de siempre por el régimen priista.
El miedo a la derrota de Ivonne.- Como resultado de estos comicios, el PRI perdió el senado, toda vez que el PRD logró un número importante de votos en nuestra entidad, situación que el grupo antes mencionado trató de presentar como un logro suyo, pasando por alto que López Obrador traía un impulso propio de carácter nacional. Empero, los integrantes de esa verdadera cabeza de playa en el equipo orteguista, convencieron a Ivonne de que la derrota era consecuencia de no haber contado con el apoyo de ese grupo y la orillaron a concluir que era menester tener su apoyo a toda costa, resaltando sus presuntas capacidades y haciendo notar a la dzemuleña, que estas eran tantas y de tal calidad, que como valor adicional, se habían adueñado del entonces llamado Instituto Estatal Electoral, instancia que siempre era conveniente tener de manera favorable, para los menesteres relacionados con los comicios.
Sergio Cuevas González, otro de los infiltrados por Rolando al equipo de Ivonne
Los infiltrados, el factor para ser coordinador de campaña.- De tal suerte, fue la existencia de una verdadera cabeza de playa de Rolando Zapata en el equipo cercano de Ivonne Ortega, lo que influyó para que cuando ésta se lanza como candidata a la gubernatura, esta designara a Zapata Bello como coordinador de campaña, posición desde la que Rolando maniobró sutilmente para acercar a sus allegados a la candidata y desplazar a todos aquellos que no eran afines a sus intereses, enviándolos supuestamente a reforzar las campañas de aspirantes a diputaciones, con lo que evitaba incomodidades en el primer círculo e iba lenta e inevitablemente, cercando a la candidata.
El pacto infamante y el asalto final al poder.- Iniciada ya la campaña, Ivonne sostuvo una reunión con Rolando Zapata y los integrantes de su grupo, que le hicieron ver que eran una agrupación sólida y eficiente en la operación electoral y se comprometieron a regresar al PRI los sufragios supuestamente trasladados al PRD. Esta situación fue secundada y apoyada por los infiltrados en el equipo orteguista.
Gabriela López Gómez: Rolando pacta con ella y con Ulises Carrillo para asegurar el control del aparato gubernamental. Es la coordinadora de facto de la campaña zapatista
Ivonne Ortega, con el temor de volver a ser derrotada, se compromete con ellos a tal grado, que en otra reunión de carácter sumamente reservado, les ofrece a cambio de que la ayuden a ganar, dejarlos hacerse cargo de todo lo referente al manejo interno de la política estatal, haciendo notar su carencia de equipo político propio y su interés por construir un proyecto de carácter nacional.
Malos elementos.- Curiosamente y a pesar de la supuesta capacidad del grupo de Rolando Zapata, ninguno de ellos tuvo la capacidad de competir por alguna demarcación territorial, donde fueron claramente superados por liderazgos como los de Roger Alcocer en el oriente, Marco Vela en el sur, Enrique Magadán en la costa, Carlos Berlín Montero en el oriente igualmente e Ismael Peraza en Mérida. Liderazgos que en la práctica relegaban a Zapata Bello a ser una figura de segundo orden, pero ya la desastrosa negociación estaba pactada.
Todo lo anterior, se consolida cuando Rolando es nombrado secretario de gobierno, que dado el propio desconocimiento de la realidad política de la titular del ejecutivo, lo lleva a constituirse en el fiel de la balanza, apoyado por la tripleta de Víctor Sánchez (originalmente director del ISSTEY), Sergio Cuevas (consejero jurídico) y Mauricio Sahuí (director de transporte).
El eje Zapata- López- Carrillo y su influencia.- Asimismo, desde la secretaría de gobierno logra una alianza perversa, con Gabriela López (quien actualmente es la coordinadora de facto de la campaña Rolandista) y Ulises Carrillo, asesores foráneos de Ortega Pacheco, con quienes favorece abiertamente a sus allegados, pues era esa triada la encargada de revisar perfiles y de integrar las ternas de aspirantes a las diferentes posiciones de gobierno, que se integraban invariablemente con dos allegados a Rolando y alguien ajeno, que era invariablemente relegado. En cambio, el allegado a Rolando que no era designado para ocupar un encargo, era rápidamente canalizado hacia otra posición. Así funcionaba la trampa de los perfiles y es este eje por ejemplo, el que maniobró para retrasar cuanto fue posible la llegada de Nerio Torres Arcila al gabinete, mismo que dada su condición de presidente del partido, que ganó el proceso electoral en que participó, debió haber entrado por la puerta grande y no a una posición de tercera como lo fue en su momento la COMEY.
Liborio Vidal Aguilar: uno de los priistas que junto con Rolando Zapata pactaron con López Obrador, traicionando al PRI
De este modo, Rolando maniobra e intriga para constituirse en diputado federal, no dejando pasar a sus rivales y aceptando únicamente que accediera gente a quienes no intuía como rivales, habida cuenta de los vínculos familiares con la titular del ejecutivo, como Felipe Cervera, quien por su parentesco, carece de oportunidad de hacerse candidato a la gubernatura, para que no se hable de una dinastía familiar en el gobierno.
El toque final.- De esta manera, confiando en controlar el poder legislativo a través de Mauricio Sahuí, el poder judicial por medio de Marco Celis y de tener el control de aproximadamente el ochenta y cinco por ciento de las posiciones de gobierno y merced a la alianza López-Carrillo, es que Rolando Zapata posee la certeza prácticamente absoluta de que podrá maniobrar e influir en el ánimo de Ortega Pacheco para constituirse en el candidato a gobernador por el PRI, confiando en virtualmente reelegirse, pues ha sido él y es solo él quien gobierna y tiene el control del gobierno del estado actual, siendo por tanto, el principal responsable del desastre político, económico y social que impera en la actualidad también.