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Para muchos, héroe, para otros, villano: el obispo Samuel Ruiz García es uno de los mexicanos que más tiempo ha sido seguido y vigilado por la Secretaría de Gobernación.
Investigaciones hechas por Artículo 7 nos indican que los primeros informes sobre su persona, presentes en los archivos de la Secretaría de Gobernación, datan de principios de los 60 del siglo pasado.
Polémico personaje y uno de los protagonistas de la guerra zapatista del 1 de enero de 1994, hoy es nuevamente centro de atención y de preocupación para el Gobierno de México: nuevamente toma partido y se entromete en un conflicto provocado por el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).
Sentados al pie de la imagen de la Virgen de Guadalupe, en el auditorio del sindicato, el obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz, y el obispo de Saltillo, Raúl Vera López, junto a un líder —Martín Esparaza, que lucha por mantenerse en el poder a costa de los trabajadores que no han querido darse cuenta de la irreversibilidad del decreto que dio por extinguida la empresa paraestatal de Luz y Fuerza del Centro— ofrecieron su apoyo a un grupo de ex empleados inconformes y justificaron el uso del estandarte de la Virgen de Guadalupe: "que yo sepa, la Virgen de Guadalupe pertenece a todos", señaló el obispo emérito Samuel Ruiz.
El obispo Samuel Ruiz conminó a los trabajadores a no claudicar en su lucha: "que no se cansen... aunque la lucha es a largo plazo, se construye una sociedad mejor".
Samuel Ruiz García (o Jtatik Samuel, como lo conocen en la Diócesis de San Cristóbal), nació en Irapuato, Guanajuato el 3 de noviembre de 1924. Fue ordenado sacerdote en 1949 en Roma, donde estudió teología y Sagradas Escrituras. El 14 de noviembre de 1959, después de desempeñarse por un tiempo como rector del seminario en León, Guanajuato, fue nombrado por el Papa Juan XXIII obispo de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, Chiapas.
Durante su obispado en Chiapas se caracterizó por ser un ferviente defensor de la Teología de la Liberación y de los derechos de los pueblos indígenas de México y de América Latina. Esto le valió para ser ampliamente criticado y vigilado de manera permanente sobre sus movimientos, contactos y trabajo pastoral.
En el tiempo de la guerrilla en Guatemala, muchos indígenas se refugiaron en México y fue el obispo Samuel quien les dio asistencia a más de 44,000 refugiados.
Al igual que en Guatemala, en México, durante el levantamiento armado en Chiapas, se desempeñó como presidente de la Comisión Nacional de Intermediación (CONAI), que trabajó para lograr la paz y la reconciliación entre el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el ejército mexicano, el Gobierno mexicano y los pueblos indígenas de Chiapas.
Entre 1994 y 1996 fue nominado para el Premio Nobel de la Paz en tres ocasiones —número máximo permitido por el Comité del Premio Nobel— en cada ocasión se recolectaron miles de firmas para ello. Nunca logró que se le otorgara el premio pero sin embargo ha recibido premios por la paz de otros organismos.
Durante su gestión en Chiapas sufrió varios atentados contra su vida. Destaca el perpetrado el 6 de noviembre de 1996 cuando un joven de nombre Miguel Méndez Toporek solicitó ver al obispo Samuel. Ante su casual ausencia, solicitó hablar con la señora María de la Luz Ruiz García, hermana del obispo Samuel. Después de una breve charla y esperando estar a solas, el joven agresor la golpeó con un martillo en la cabeza dejándola grave e inconsciente. Después de ser detenido por intento de asesinato, el joven culpó al obispo Samuel Ruiz por la crítica situación económica que atravesaba su familia y el estado de Chiapas a raíz del conflicto armado.
El 3 de noviembre de 1999, al cumplir 75 años de edad, renunció obligatoriamente a la Diócesis de San Cristóbal como lo marcan los cánones de la Iglesia Católica.
El obispo Samuel Ruiz fue seguido y vigilado desde su llegada a la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, por agentes de la Secretaría de Gobernación.
En uno de los primeros reportes, que data del 20 de diciembre de 1962, se dice que el Gobernador de Chiapas reclamó al obispo Samuel Ruiz que el sacerdote a cargo de la parroquia de Simojovel, estuvo realizando desde el púlpito una campaña contra del PRI, el Gobierno estatal y federal, e incitaba a los fieles para que no votaran por los candidatos de ese partido. Las elecciones municipales estaban próximas.
El obispo, para complacer al Gobernador, ordenó el traslado del sacerdote Juan Inocencio Galván a la parroquia de Amatán.
Otro informe que llama poderosamente la atención, fechado el 14 de agosto de 1976, fue el relativo a la detención del obispo Samuel Ruiz y del obispo de Cuernavaca, Morelos, Sergio Méndez Arceo, en la República de Ecuador, acusados de actos subversivos. El informe señala que los presbíteros Sabino Sardineta R. —secretario particular del obispo Méndez Arceo— y José Espín B. —Vicario general de la Diócesis de Cuernavaca— así como dos presbíteros más, enviaron 2 oficios, uno dirigido al entonces presidente Luis Echeverría Álvarez y el otro al titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, licenciado Alfonso García Robles —Premio Nobel de la Paz, junto con la sueca Alma Reimer Myrdal, en 1982— solicitando se intervenga para que se pida la inmediata libertad de los obispos. En otro informe se menciona al sacerdote José Batarse Charur como también detenido en el Ecuador por el mismo cargo.
El obispo Samuel Ruiz ha sido afecto a las marchas de protesta, como lo demuestra un informe en el que se relata que el 11 de mayo de 1977, encabezó una marcha de la Glorieta de Peralvillo a la Basílica de Guadalupe, en protesta por el asesinato de los sacerdotes Rodolfo Aguilar, de Chihuahua, y Rodolfo Escamilla García, de la Ciudad de México. Durante la homilía, al efectuarse la misa por los sacerdotes, expresó: "Felices los que mueren por la justicia".
En el informe D.F.S.-9-VII-77 dirigido al Director Federal de Seguridad, Javier García Paniagua, se relata un incidente en el poblado Las Margaritas, Chiapas. Según el relato, un grupo de indígenas de la población de Nueva Providencia atacó a una partida de 10 elementos de la Dirección General de Seguridad Pública del Estado, dando como resultado la muerte de 3 policías, un herido y la desaparición de los 6 elementos restantes.
Los policías fueron destacados en el lugar por instrucciones del director de la corporación, Cap. José Abraham Mejía. Se hizo en previsión de invasiones de tierras que habían amenazado con realizar.
En este reporte se hace responsable de la agresión al obispo Samuel Ruiz, quien se encontraba en el lugar de los hechos. El informe indica que el obispo había estado visitando la zona para azuzar a los indígenas en contra de los pequeños propietarios y de las autoridades.
Finaliza el reporte: Cabe señalar que el sitio de los acontecimientos se ubica en plena selva y el día de hoy una avioneta con autoridades del Gobierno del Estado a bordo, intentó aterrizar en la pista de ese lugar y esto no fue posible debido a que los indígenas hicieron zanjas y atravesaron troncos para evitar que la nave descendiera. El obispo Ruiz García, al darse cuenta de la magnitud de su obra, se presentó de inmediato ante el Procurador General de Justicia en Chiapas, Lic. Francisco Javier Ramos Bejarano, para acusar a la fuerza pública de que "habían masacrado a los indígenas", lo que ha resultado al contrario, finalizó el reporte.
Días después, en otro reporte, se narra la aparición de 7 cadáveres de los policías que fueron masacrados y su traslado a Tuxtla Gutiérrez, en donde fueron recibidos en el aeropuerto por un grupo, encabezado por el gobernador Jorge de la Vega Domínguez. Se hace notar en el reporte, la presencia del obispo de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz García, a quien se le señala como el principal responsable de la masacre.
Reportes de agentes de Gobernación generados entre 1980 y 1981 indican que el obispo Samuel Ruiz convirtió el Seminario de San Cristóbal en refugio de guerrilleros. La investigación se dio como respuesta a una nota periodística del Diario El Universal denominada "Alto Poder" y escrita por Manuel Mejido, en la que señalaba la conversión del seminario en refugio.
Uno de los informes —que contiene varios puntos— indica que el Seminario Conciliar de San Cristóbal de las Casas fue fundado en 1976 y fue cerrado como tal en 1979 por el obispo Samuel debido a que no habían alumnos que desearan seguir el camino del sacerdocio. Fue entonces que se convirtió en casa de huéspedes para muchachos de escasos recursos económicos. La realidad era otra: otros informes lo señalaron como refugio de guerrilleros salvadoreños.
En el mismo informe se relata la muerte del joven Alberto López Aguilar de 21 años a manos del sacerdote Fidel Torres de la Diócesis de San Cristobal, mismo que se suicidó inmediatamente después. El crímen se debió a que el sacerdote fue descubierto con la hermana de López Aguilar y al discutir lo asesinó.
Un informe del 8 de junio de 1981 proporciona una relación de 15 sacerdotes señadados por el agente de gobernación como subversivos —guerrilleros— ya que casi todos estaban afiliados al Frente Revolucionario de Apoyo a la Lucha Salvadoreña. Según el informe, eran dirigidos intelectualmente por el obispo Samuel Ruiz. En el mismo reporte aparecen dos religiosas, Bertha González Vivel, mexicana de origen y Oliva Ureco Sánchez, al parecer salvadoreña, cuya función era la de transportar armas a los lugares que indicara el obispo Samuel Ruiz.
Un informe del 27 de febrero de 1982 en cuyo asunto dice: "Presencia del clero en los campamentos para refugiados guatemaltecos", relata una visita de 4 obispos, un arzobispo y varios párrocos de la entidad, al campamento para refugiados guatemaltecos denominado La Sombra, ubicado en el municipio Trinitaria.
Según el informe, el evento estuvo cubierto principalmente por corresponsales extranjeros, entre los que se encontraban: "L'Espresso de Roma", "Associated Press", la revista "Maryknoll" y el representante de una agencia danesa de información y del periódico Liberación del Partido Comunista de Francia. De la prensa nacional únicamente se mencionaba la presencia de un periodista del "No. 1" de Tuxtla Gutiérrez, quien se dijo también corresponsal del Uno más Uno.
Continúa el informe: "Asimismo, fueron detectados entre los presentes Jesús Morales (a) "perrín" y Julio Pimentel Ramírez, amnistiados y quienes pertenecieron al grupo terrorista denominado "Unión del Pueblo". Aquéllos indicaron ser reporteros de la revista Por Esto que dirige Mario Renato Menéndez Rodríguez.
En el informe se menciona que durante el trayecto de San Cristobal de las Casas al campamento de refugiados y viceversa, el obispo Samuel Ruiz declaró a los corresponsales extranjeros que tuvieran mucho cuidado con los comentarios que se hicieran, ya que entre los periodistas se encontraban agentes de gobernación y les pedía que publicaran ese hecho, ya que podría en el futuro haber represalias en contra de él o sus feligreses.
En el mismo informe aparece una declaración insólita del obispo Samuel Ruiz: "Sé de muy buena fuente que el Lic. Miguel de la Madrid Hurtado [ya se sabía que iba a ser el próximo Presidente] no tomaría posesión de su cargo, ya sea por enfermedad o por súbita desaparición del mismo, por lo que se esperaba fuertes problemas en el país". Continuará.