2009 palabras
Artículo de la Dra. Mamiko Matsuda publicado por la T. Colin Campbell Foundation. La autora estudia los efectos que ha tenido en Japón la dieta occidental, sugiere hacer una comparación análoga en los demás países y explica las ventajas del veganismo (dieta 100% vegetariana)
Uno de cada dos estadounidenses padecen del corazón y la mitad de éstos mueren en su primer infarto. Uno de cada tres muere de cáncer. Una de cada ocho mujeres enferma de cáncer de mama y uno de cada seis hombres sufre cáncer de próstata. Uno de cada diez adultos estadounidenses padece diabetes y entre los mayores de 60 años, uno de cada cinco. Además, uno de cada cinco es prediabético.
Desafortunadamente, la mayoría de estos enfermos no sabe que sus males provienen de la mala alimentación desde su infancia. Muchas investigaciones científicas, entre ellas 'El estudio de China', demuestran la correlación entre enfermedad y dieta cárnica. Los padecimientos señalados son infrecuentes en los países cuyos habitantes son primordialmente vegetarianos. Los occidentales creen que es inevitable enfermar al envejecer, pero no es cierto.
Las personas necesitan aprender que su salud está en sus manos. Si eligen una dieta y un estilo de vida sanos, estarán libres de enfermedades y resplandecerán de salud; lo contrario ocurrirá si hacen malas decisiones.
Un niño gordo no es un niño sano.
Usted puede elegir tener buena salud. La solución es muy simple: planee una dieta vegana. Si no está convencido, considere cómo les va a los japoneses desde la Segunda Guerra Mundial, cuando adoptaron la dieta estadounidense. Enfermedades que eran prácticamente desconocidas alcanzaron tasas de epidemia: cánceres de mama, próstata, colon, pulmón, padecimientos cardiovasculares, infartos cerebrales, diabetes, osteoporosis, obesidad, alergias, dermatitis y artritis reumatoide.
Muchos occidentales piensan que los japoneses son de lo más saludable porque su esperanza de vida es la mayor en el mundo. Sí son los más longevos, pero los adultos mayores son en gran proporción enfermos medicados.
En la actualidad, uno de cada tres japoneses fallece de cáncer, el primer asesino en Japón. Asimismo, uno de cada tres muere a raíz de males cardiovasculares. Uno de cada tres, por fallas renal, hepática o respiratoria, o en accidentes o por suicidio. Sólo 2.3% mueren por causas naturales.
La dieta vegana satisface todos los requerimientos nutrimentales del ser humano.
La tasa de mortalidad se ha incrementado desde 1950. Ahora hay 116.6 más veces muertes por cáncer de próstata y el aumento según la enfermedad va como sigue: 55.5 (cáncer de pulmón y vías respiratorias), 11 (colon), 7.5 (mama), 12.3 (ataque al corazón) y 23.6 (infarto cerebral).
Además, uno de cada tres adultos japoneses son diabéticos o prediabéticos, tasa mucho mayor que en Estados Unidos. El 71% son hipertensos (más de 140/90) o pre-hipertensos (más de 130/85). Uno de cada tres adultos tiene síndrome metabólico, el mismo porcentaje que los estadounidenses.
Este fenómeno, la correlación dieta-enfermedad, es un excelente ejemplo de la ley de causalidad por la simultaneidad del cambio de hábitos de alimentación con la incidencia de los padecimientos. Y fue a principios de los 70s, cuando Kentucky Fried Chicken y McDonald’s incursionaron en Japón, cuando las costumbres orientales se transformaron radicalmente. Al día de hoy, en comparación a la ingesta promedio en 1950, los nipones comen 18.4 veces más productos lácteos, 9.3 veces más carne y aves, 6.1 veces más huevos, el doble de pescados y 3.9 veces más aceite.
Por otra parte, siempre en comparación con 1950, los japoneses comen 35.4% menos verduras de hoja y 17.8% menos de vegetales en general. Consumen 5.8 veces más fruta, pero esto viene a ser sólo una ración (127.4 gramos al día). El 36.5% de los japoneses no comen fruta.
Estos cambios en la dieta se deben a los programas gubernamentales y a la 'educación' brindada por médicos y nutriólogos, quienes enseñan a los habitantes que 'una dieta bien balanceada' debe incluir productos animales. Yo crecí en el Japón de la posguerra y eso me enseñaron en la escuela.
Los estudiantes aprenden que deben tomar leche y demás productos lácteos, carne y pollo, pare ser tan grandes y altos como los estadounidenses. Fue un cambio dramático: antes, los japoneses comían carne o pollo unas dos veces al año. Los huevos eran para los tuberculosos y sólo los adinerados tomaban leche. El helado era un lujo. Después de 1960, las familias japonesas comprarom refrigeradores eléctricos y empezaron a llenarlos de carne y lácteos.
El programa de almuerzos escolares comenzó en 1954. Todas las escuelas elementales, con la colaboración del gobierno de EE. UU., empezaron a servir gratuitamente platillos que incluían leche y harina refinada, porque había muchos niños pobres. Así, hasta en las comunidades más apartadas, los programas oficiales acostumbraron a los infantes a consumir leche y carne. Los maestros también aconsejaban a los padres de familia incluir productos de origen animal en la alimentación hogareña.
Las cosas cambiaron drásticamente con la influencia de Estados Unidos, con tantos KFC, McDonald’s, Burger King, Domino’s Pizza, Baskin Robbins (con sus 31 sabores de helado), Mr. Donut y demás franquicias que inundaron todo Japón. Los hábitos actuales de la joven generación son indiferenciables de los estadounidenses. Peor todavía: los nipones consumen el doble de colesterol y las mujeres tienen niveles mayores que las norteamericanas.
Desde el comienzo del programa de almuerzos, los niños nipones se han visto forzados a tomar leche, aunque el 85% tienen intolerancia a la lactosa y no pueden digerirla. Como resultado, los japoneses de hoy son más altos y maduran sexualmente a una edad menor por la gran cantidad de hormona del crecimiento y grasa de los productos lácteos, cárnicos y aceites.
Están contentos porque ya son casi tan altos como los estadounidenses, pero lo están pagando caro. Varios cánceres (de mama, próstata, colon y pulmópn), las enfermedades cardiovasculares y la osteoporosis (con la frecuente fractura de cadera) tienen incrementos sin precedente. Por desgracia, ni el gobierno japonés ni los médicos informan a la población sobre la causa de estos males.
Para empeorar las cosas, a los ancianos con intolerancia a la lactosa se les indica consumir lácteos 'para prevenir la osteoporosis'. Médicos y funcionarios continúan diciendo que la leche es la mejor fuente de calcio y que se debe beber tres veces al día. ¿Y los mamíferos herbívoros que no vuelven a tomar leche después de ser destetados? Y entre ellos hay los de huesos muy grandes. Esos animales aprovechan el calcio de los vegetales ¡y lo mismo pueden hacer los seres humanos!
Aunque Usted no lo crea, la industria lechera japonesa copió la campaña norteamericana para promover el consumo del lácteo tres veces al día. En todo lo relacionado con la salud y alimentación, se imita a Estados Unidos.
El aumento del consumo de leche ha sido lo más perjudicial para Japón. A mayor ingesta, más temprana la entrada a la pubertad. La menarquia bajó de los 15 de hace un siglo a los 12 años. Como menciona el Dr. Cambpell en su imprescindible libro: al comenzar a menstruar antes, se incrementa la probabilidad de sufrir cáncer de mama en la edad adulta. Así, una de cada veinte japonesas padece esta neoplasia, lo cual puede parecer bajo en comparación con las estadounidenses (una de cada ocho), pero antes de la Segunda Guerra Mundial, el cáncer de mama era una rareza en Japón. Lo mismo sucede en los hombres con el cáncer de próstata.
Otros males al alza son la dermatitis atópica, la diabetes tipo 1, el asma infantil, infecciones del oído, fiebre del heno y obesidad, padecimientos extremadamente raros antes de que los japoneses introdujeran la leche en su dieta diaria.
'El estudio de China' detalla la relación entre la salud y la alimentación, que en Japón se cumple: en los últimos 55 años, el consumo de proteína animal se duplicó y el de grasa se triplicó. Es falso que las proteínas animales sean de 'mejor calidad' que las vegetales. El cuerpo humano puede obtener todos los aminoácidos esenciales de la gran variedad de alimentos vegetales que están a nuestra disposición. La 'doctrina' alimentaria que médicos y gobierno imponen es lo que enferma a la gente.
Por eso Japón es el ejemplo viviente de la relación causa-efecto entre comida de origen animal y las enfermedades de la opulencia.
Desgraciadamente, se continúa desinformando a la gente en todo el mundo y los países en vías de desarrollo empiezan a imitar la dieta norteamericana.
China también occidentaliza sus comidas y promueve la ingesta de leche. Un medallista olímpico sale en un anuncio en TV y declara qe ganó el oro gracias a que todos los días toma leche (la versión china de la propaganda del 'bigote de leche' en Estados Unidos).
La leche no aprovecha a las personas intolerantes a la lactosa, que son mayoría en Asia y de México para abajo en el mapa americano.
'El estudio de China' ilustra cómo en el campo, donde la gente sigue la dieta vegetariana tradicional, es raro encontrar casos de obesidad, cáncer, diabetes, etcétera. En cambio, en las ciudades más grandes, sobre todo en Pekín y Shanghái, ya son un problema serio. Un estudio reciente estima que la tasa actual de cáncer de mama en China, de uno a seis casos por cada 10,000 mujeres, aumentará a un caso por cada mil (J. National Cancer Institute 2008;100:1352-60).
Quienes vivimos en países industrializados debemos explicar a los países en vías de desarrollo los riesgos que entraña la dieta basada en productos animales. Podemos enviar al mundo el mensaje: NO adopten la SAD (la triste Standard American Diet). Digámosles que no incurran en el error de Japón.
Los seres humanos, en tanto Homo sapiens, podemos vivir (y comer) espléndidamente con una dieta vegana, con lo cual estaremos en condición física excelente y prevendremos o superaremos las enfermedades.
Recuerde, si está Usted enfermo, puede mejorar dramáticamente su salud cambiando a una dieta vegana (cero productos animales). Puede leer en T. Colin Campbell Foundation numerosos testimonios, pues ese sitio transmite mensajes poderosos a los buscadores de salud de todo el mundo. Usted puede estar bien si elige vivir bien.
¡Elija su salud!