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Mérida, Yuc., México, 14 de enero de 2017.- Muchos se molestan muchos, se enojan, hacen expresiones fuertes de rabia cuando oyen las intenciones de la ex-gobernadora de Yucatán, Ivonne Ortega Pacheco, de llegar a ser la primera mujer Presidente de México.
Ella está hoy en el PRI, haciendo algo que le debe resultar muy útil a ese partido político. Ha tenido una y otra forma de expresar su deseo de ser Presidente de México. Lo ha hecho a través de notas informativas, muchas de ellas; lo ha hecho a través de vídeos en YouTube, que han tenido, realmente, números bajos pero no tan bajos de personas que los han visto. Lo debe andar diciendo por todos lados y le deben estar diciendo que tiene todo el derecho del mundo para intentar hacerlo.
Cuando en 2007 ganó la elección para Gobernador de Yucatán en contra del panista Xavier Abreu Sierra, nadie pensaba que ella ganaría, ni los mismos del PRI que la colocaron como candidata. Y al final, ganó.
Cuando Trump comenzó su campaña, nadie pensaba que él ganaría; al final, ganó.
En la política, por lo menos los yucatecos, nos hemos estado llevando golpes fuertes para madurar. Además del fuerte endeudamiento —que ya comenzó a crecer nuevamente— externo a nivel país, estamos viendo cómo van disminuyendo las probabilidades de que el país crezca. La empresa Ford ha declarado que ya no construirá las fábricas que haría en el norte de México. Las inversiones se cancelan debido a que Trump les dijo que se les impondría un impuesto de 35% sobre cualquier vehículo hecho en México que trataran de vender en los Estados Unidos.
Trump prometió a sus seguidores —y en parte, lo apoyaron más y más por esa razón— construir un muro para evitar que más mexicanos entren a los Estados Unidos en forma ilegal. Ese muro, pared, muralla o lo que sea que pretende construir, costaría muchos miles de millones de dólares. Dijo que México los pagaría; de hecho, hace poco declaró que inicialmente lo pagarán los Estados Unidos —para que se levante “más rápido”— pero que finalmente los mexicanos lo pagarían, quizás a largo plazo (¿o piensa congelar activos mexicanos en Estados Unidos?)
Muy poca gente en Yucatán diría que los 5 años del gobierno de Ivonne Ortega Pacheco fueron productivos para el futuro de este estado o de esta región. Pero hay algunos que lo dicen. La mayoría tiene en su memoria —y argumentará en ese sentido— que la dama Ortega “se robó” grandes cantidades de dinero en alguna forma. El que esto escribe no tiene datos precisos como para afirmarlo o negarlo. Pero está claro el hecho en la opinión de la gente: ella no fue eficiente en el uso de los recursos monetarios en Yucatán.
Por lo tanto, muchos yucatecos no pueden apoyar que la mujer Ivonne Ortega llegue a ser presidente de México.
Pero sabemos —y hemos visto hasta la saciedad— que en política todo es posible. El hecho de que Ivonne Ortega Pacheco cacarea a los 4 vientos nacionales mexicanos que quiere ser la primera mujer presidente de México y nadie (desde el PRI) escribe una sola palabra en contra de sus manifestaciones públicas en ese sentido, nos dice con toda claridad que el arroz ya se coció: dentro del PRI han decidido convertirla en su próxima ungida para el cargo mayor en México.
Sería una campaña política interesante, teatral, pero en nada productiva para el país. Estaríamos viendo a López Obrador, como candidato de “Morena”, con Ortega Pacheco en el PRI y, muy probablemente, a Margarita Zavala en el PAN, quizás con el apoyo de otros partidos. Lo primero que uno se imagina es que el PRI tendría muy pocos votos, pero no conocen a la mujer Ortega Pacheco en campaña. Sabe hablar fuerte, tiene buena facilidad de palabra, dice las cosas con la suficiente sencillez como para llegarle al grueso de la población, usa la misma retórica de siempre —bastante pegajosa en el electorado mexicano que corresponde al electorado norteamericano que colocó a Trump en la presidencia— y es elocuente, muy elocuente, con ocurrencias especiales cuando las circunstancias lo ameritan.
Margarita Zavala, por otro lado, es seria, concreta, poco elocuente, incapaz de entusiasmar como lo necesitaría cualquier candidato para ganarles ya sea a Ortega o a López. Por lo tanto, uno de esos dos va a ganar, a no ser que el mexicano tenga por allí, muy escondidas, razones que saldrán el día de la votación para darle el gane a la panista.
Los medios van a repetir cosas muy feas que tanto la Ortega como el López dirán en contra de la Zavala, cuyo más grave pecado para ambos, es ser esposa de Felipe Calderón. Van a hablar una y otra vez de la falsa historia de Hildebrando. Lo van a repetir en varias versiones, aunque todos (entre ellos mismos) saben que es totalmente falso lo que se dio en aquel momento y no por decirse hoy va a adquirir algo de verdad.
Así como Comey —del FBI en Estados Unidos— le produjo millonaria pérdida de votos a Hillary Clinton al lanzar públicamente, 11 días antes de la elección, una declaración en la que parecía que la Clinton debería ser “más” investigada, la Zavala recibirá cientos de declaraciones del lado de López y del lado de Ortega, mismas que no sabrá cómo responder y que su partido, el PAN, no tendrá ni la más remota idea de cómo combatir. No hay peores estrategas electorales que los panistas; cuando ganan una elección es de verdad porque no les quedó más remedio que ganarla; como quien dice, los ciudadanos fueron en masa y votaron por ellos en cantidades que ni ellos mismos se imaginaban.
Esa falta de capacidad electoral es un defecto o debilidad que los estrategas del PRI y de López se conocen en detalle y, obviamente, la van a usar hasta la saciedad. López tiene la desventaja de que pocos medios masivos de comunicación lo favorecen, pero es el que más yutubistas espontáneos apoyan. Son espontáneos de extracción económica en que tienen nada que perder: pueden hablar libremente y mentir, decir verdades a medias o mentiras a medias, logrando exaltar a sus auditorios.
Por desgracia para ellos, Internet sigue siendo territorio de minorías en México. Un vídeo de YouTube, para ser viral tendría que estar en más de 4 o 5 millones de reproducciones. Casi no existen, vídeos hechos por mexicanos, que estén arriba de las 500 mil vistas. Una nota de la Televisa del pasado —esa que ahora ya no existe— le llegaba en forma instantánea a más de 30 millones de hogares mexicanos. Hoy, el auditorio está totalmente fragmentado y, si alguien cree que puede depender de vídeos en Internet, debería estar ya formando verdaderas redes comunicadas entre sí para convertir en viral alguna pieza de comunicación que quieran lanzar.
El PAN también goza de algunos —considerablemente menos— espontáneos que se lanzan en YouTube, a decir sus razones a favor del partido blanquiazul. El PRI es el que goza de menos espontáneos, y, en buena parte, por la disciplina tradicional de ese partido; una condición para tener éxito dentro del mismo, es jamás hablando más de lo expresamente autorizado por sus comités de disciplina internos.
Solo podemos concluir, obviamente, en forma puramente especulativa y con el único sustento de lo que hemos visto durante los últimos años, que el escenario contendrá:
Cabe hacerse la pregunta: ¿por qué ese odio totalmente irracional de Trump hacia México y los mexicanos?
Tuvo una mala experiencia en México. Fue por allí, por Cancún. Vino a vender su concurso de Miss Universe. El negocio no salió como él esperaba. Firmó un contrato que le daría a ganar mucho más de lo que invirtió en caso de que las cosas no salieran. Los jueces negaron el caso a su favor y Trump se enfureció contra México.
Como se sabe ya a nivel de todo el mundo, Trump es un individuo vengativo. Es un peligroso coleccionista de agravios. Los agravios pueden ser reales o ficticios (él se los imagina). El tema es que buscará la manera de maltratar con encono, crueldad y odio puro, a quienes él crea que le han hecho perder algo, lo que sea.
En Yucatán, muchos del pueblo de Dzemul saben que la Ortega es muy parecida, en cuanto a la vengatividad, a Trump.
Uy, uy, uy… en Yucatán, pues, ¡sálvese quien pueda! ¿Qué hacemos?