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Es francamente lamentable ver el panorama actual del periodismo. La carencia de objetividad para el análisis. Las filias y las fobias aflorando. La añeja táctica (y que ingenuamente algunos creímos desterrada y extinta) del embute floreciendo nuevamente. La estrategia de moda de comprar publicidad a pasto, considerando con ello adquirir impunidad y por ende, cómplices.
Abomino de los periodistas que se dedican a cantar loas interminables al poderoso en turno. Los considero seres sin dignidad, carentes de hombría y valor civil. Al respecto recuerdo una sentencia de Juan de Dios Peza: "alabar desmesuradamente a cualquier gobernante es como afeitar a un muerto: se mella la navaja y se desprestigia el barbero".
Deploro ver cómo publicaciones que consideraba comprometidas con la verdad, transigen a generar una realidad a modo a golpes de billete. Cómo se contaminan con los comentarios de desacreditados panegiristas, carentes de prestigio público y estatura moral.
Lamento encontrar que contienen elogios ad infinitum. No investigación, ni análisis. Que intentan vendernos sueños de opio, haciéndonos que supongamos que son socialmente recurridos cuando sólo consiguen captar el interés de un par de gatos, y participan en ellos individuos sin títulos ni lauros laborales o académicos que sustenten lo expresado.
Me duelo de ver espacio en los medios francamente desperdiciado. Medios que adolecen de juicio, que desconocen e ignoran el concepto de crítica, infectados fatalmente de la tesis que prescribe que todo aquel que no se alinea en el mismo bando que el poderoso en turno, está en su contra. Me apena ver cómo todos los políticos, casi sin excepción, sin importar partido, consideran a aquel que los critica, como su más encarnizado enemigo, perdiendo de vista que ser adversario no implica necesariamente aborrecimiento ni hostilidad y que la ética de la profesión implica objetividad, más allá de los afectos.
Resulta francamente frustrante percatarse de que los futuros periodistas que egresarán de las aulas se convertirán ipso facto en apoyadores a ultranza de cualquiera de las tendencias presentes en nuestro espectro político.
Es sumamente triste reconocer que los medios de comunicación que los ciudadanos tenemos a nuestra disposición y alcance, carecen de profundidad y presentan posturas evidentemente sesgadas. Parafraseando la frase ampliamente conocida, podemos decir que los pueblos tienen la prensa y los periodistas que se merecen. Espero que después de esto podamos entender los motivos por los que estamos como estamos.
Dios, Patria y Libertad
Guillermo Barrera Fernández