LOS ÁNGELES, 31 de octubre.- Dicen los responsables que no ha sido una venta fácil, en parte por el monto en cuestión y en parte por lo que sucedió allí dentro. En esa casa de Holmby Hills, uno de los barrios más pudientes de Los Angeles, falleció Michael Jackson hace tres años y medio, un suceso que durante tiempo la convirtió en lugar de peregrinación para miles de adeptos a la figura del cantante.

Hoy en día está a punto de recobrar brillo y esplendor de la mano de su nuevo dueño, el inversor millonario Steven Mayer, que al parecer está tan ilusionado con su nueva propiedad que los responsables de la venta le han dado permiso para mudarse antes de que se cierre el negocio de forma oficial, según TMZ.

Aunque Jackson nunca fue el dueño de la mansión, la casa siempre tendrá la carga histórica de haber sido la última residencia del 'rey del pop', que la tenía alquilada por una cantidad astronómica antes de su regreso a los escenarios en Londres en el verano de 2009.

En una de sus siete habitaciones se produjo la inyección letal de propofol, el anestésico que provocó el ataque al corazón del intérprete de 'Thriller'. Todo ello de manos de Conrad Murray, el médico personal de Jackson y que en estos momentos cumple una condena de cuatro años de prisión por su negligencia médica.

Pese a los recuerdos trágicos que evoca la casa, no han faltado ofertas para la mansión de estilo francés. Eso sí, la mayoría por debajo del precio inicial de venta, 29 millones de dólares. Al final, será de Mayer por una cantidad no estipulada aún entre 17 y 20 millones de dólares. (EL MUNDO)