México (1 de octubre).- El estado de Querétaro, ubicado en el centro de México y donde el panista Francisco Domínguez asume el gobierno este jueves, no solamente se ha convertido en una zona atractiva para las inversiones y para empresas de sectores como el automotriz y el aeronáutico. También ha captado la atención de líderes criminales que optan por residir ahí, según reconocen autoridades y especialistas.

Carlos Núñez Gudiño, profesor de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) y especialista en seguridad, advierte que la estabilidad comercial y la paz social de la entidad no únicamente resultan atractivas para familias que quieren desarrollarse en un ambiente de baja violencia, sino también para miembros del crimen.

“Es un imán para gente de la delincuencia amateur, profesional o la desorganizada, para venir a delinquir y retirarse”, dice el académico, al contrastar estas condiciones con las de territorios violentos como Sinaloa o Tamaulipas.

En los últimos 20 años, líderes criminales dedicados al secuestro o al narcotráfico han sido ubicados y detenidos en Querétaro, donde habían establecido su residencia.

Algunos de los más recientes son Enrique Kike Plancarte y Héctor el H Beltrán Leyva, el primero abatido en 2014 y el segundo capturado por fuerzas federales poco después. Y años atrás, en la década de los 90, en el municipio queretano de Corregidora se estableció el secuestrador Daniel Arizmendi, conocido como el Mochaorejas porque cortaba las orejas de sus víctimas.

La consultora estadounidense Stratfor, especializada en temas de seguridad, señala que Querétaro se ubica en la ruta del tráfico de cocaína al norte del país, en la zona de influencia de grupos como Los Caballeros Templarios, La Familia Michoacana, Guerreros Unidos y el Cártel Jalisco Nueva Generación.

Al respecto, el presidente del Consejo Consultivo del Observatorio Ciudadano de Seguridad para el Estado de Querétaro (OCSEQ), Alejandro Ley Peralta, sostiene que, pese a la recurrente presencia de líderes criminales en la entidad, ésta sigue teniendo “buenos números” en incidencia delictiva.

“Les ha gustado Querétaro, pero aquí la diferencia ha estribado en que, si se van a otra ciudad, ni siquiera sabríamos que están en otra ciudad. Aquí se supo que estaban y algunos de ellos fueron detenidos”, dice.

Querétaro tiene una población aproximada de 2 millones de personas y en los últimos cinco años ha recibido a 1,325 empresas extranjeras, las cuales han ayudado a que su crecimiento anual promedio sea de 5.4%, casi dos puntos arriba de la media nacional.

Cifras aún bajas, pero al alza

En ese periodo, sin embargo, también ha crecido la incidencia delictiva.

La Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2014 arrojó que, aun cuando la tasa de víctimas y delitos se mantiene por debajo de la media nacional, 53% de la población con mayoría de edad en Querétaro considera la inseguridad como el problema que más aqueja hoy a la entidad.

Cifras del gobierno federal indican que ha subido la incidencia de homicidios dolosos, secuestros y robos de vehículos con y sin violencia. Por ejemplo, en 2006 hubo 52 homicidios dolosos y para 2014 se registraron 103.

Tanto Núñez Gudiño como Ley Peralta coinciden en que, ante este escenario, es indispensable que las autoridades de distintos niveles aumenten su coordinación para enfrentar a la delincuencia.

Ese llamado también lo respaldan líderes de la iniciativa privada local como Fernando Lugo García Pelayo, presidente del Consejo Consultivo Empresarial del Estado de Querétaro, quien pide más trabajo en esta materia.

“A todos nos interesa gozar de seguridad para nosotros, para nuestras familias, para nuestros empleados, gozar de lo atractivo de ser seguros, de caminar y salir a la calle seguros. En Querétaro sigue llegando mucha gente, sigue llegando inversión de capital nacional y extranjero y, por eso mismo, hay que redoblar esfuerzos”, dice.