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Mérida, Yucatán, México, 7 de febrero de 2016.
Este domingo de carnaval —ahora se festeja en la Plaza Carnaval y no en la ciudad— la organización AnimaNaturalis.org organizó una protesta en el llamado Monumento a la Patria, en el “Paseo de Montejo” de la ciudad de Mérida, en Yucatán —estado de México que ocupa el territorio de los últimos asentamientos mayas.
El video que exponemos a continuación contiene las imágenes que a nuestro juicio marcaron la seriedad del acto y el reflejo de convicciones que van en contra de las tradiciones y hábitos —“valores”— de los pueblos que heredaron la actividad en torno a la diversión bañando en sangre a toros hasta matarlos públicamente.
Se trata de un domingo singularmente frío para el promedio de temperatura en la Mérida de Yucatán. Jóvenes hombres y mujeres se dieron a la tarea de reunirse y despojarse de sus ropas regulares, quedándose únicamente con calzones negros —ambos, hombres y mujeres— y sostenes color piel humana promedio —las mujeres.
Uno a uno fueron llegando para posarse, en las escalinatas del monumento, como humanos muertos en igual forma que quedan los toros cuando mueren en las corridas (ver video y fotos). En forma ordenada, parte del equipo los fue distribuyendo.
Previamente habían sido preparados para representar la imagen de un humano con banderillas clavadas al estilo de las corridas de toros, y sangre chorreando desde diferentes partes de sus cuerpos.
La protesta se mezcló con padres de familia que acudían con sus hijos —de todas las edades, pero principalmente menores entre los 4 y 12 años de edad— a los recorridos en bicicleta que se hacen los domingos en zonas especiales reservadas desde hacer varios lustros para esos efectos.
La actividad —de tintes serios— contrastaba con un comerciante de la diversión infantil a domicilio, quien hacía un acto a favor de su propia imagen y actividad económica al tiempo que salían los hombres y mujeres con los maquillajes reflejando la violencia sangrienta del espectáculo taurino.
Por la vía de alto parlantes individuales, algunas mujeres en diferentes momentos se refirieron al hecho de que el arte no puede ser cruel o destructivo y que, por ello, la corrida de toros no debe pretenderse que sea calificada jamás de “un arte”.
Los comentarios de las personas que pasaban por el lugar —muchas de las cuales se quedaron a ver el cuadro de la protesta— fluctuaban entre diferentes posiciones:
—Papá, ¿que hacen? ¿por qué se pintan como sangre?
—Están protestando porque no creen que las corridas de toros sean un arte; ellos dicen que no es correcto hacer sufrir un animal solo para divertirse viéndolo como muere…
—Papá, pero, de todas maneras, ¡todos comemos toros! ¿no?
—Cierto, pero eso es “otra cosa”; matarlo para comerlo es una cosa, maltratarlo para divertirse a costa de su sufrimiento, es algo muy cruel.
—¿Qué hacen?
—Están protestando contra las corridas de toros…
—Qué mamones —comentó la mujer, y siguió caminando del lado de un niño y un hombre.
—Oh, oh, look at that. Whoa! Whoa!
La mujer, de acento norteamericano, detuvo su bicicleta, haciendo lo mismo varios acompañantes de ambos géneros. Se posaron todos delante del cuadro de protesta durante casi toda la duración del mismo.
—Oh, it was about time somebody did this!
(Ya era ahora de que alguien hiciera esto).
La petición es muy concreta y muy clara:
Declarar ilegales las corridas de toros en Yucatán
Argumentan que es algo que ya se ha hecho en otros estados de la república.
La consigna fue: ¡Toros sí! ¡Toreros no!