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La mayoría de los mexicanos deseamos para nuestro país:Uno se preguntará: todo esto ¿es posible? La respuesta categórica es: SÍ.
La pregunta obligada es: ¿qué tenemos que hacer para lograrlo?
A continuación trataré de dar una respuesta lógica y factible.
Para que los 4 deseos cristalicen se requieren 2 cosas:
1) Que se tenga un crecimiento económico sostenido mayor de 5% anual. Llevamos más de 40 años con un crecimiento promedio inferior a 2.5% anual. China lleva un crecimiento económico superior a 8% anual durante casi 20 años. Ese crecimiento es lo único que nos puede garantizar los empleos que se requieren en el país.
2) Contar con un sistema de organización jurídica, social, política y económica que emule a los sistemas de los países más desarrollados —claro, adaptado a nuestra cultura, la que habrá de ser perfeccionada.
Para que exista un crecimiento económico sostenido —y por ende, la generación de empleos que se daría como consecuencia— se requiere tener empresas que respalden dicho crecimiento.
Para tener empresas que respalden un crecimiento económico sostenido se requiere que éstas generen utilidades que les permitan un desarrollo sano.
Para que las empresas generen utilidades, se requiere que sean competitivas: hoy el entorno empresarial —querámoslo o no— es de un mundo globalizado donde todos los países compiten entre sí.
Y, ¿cómo se logra que una empresa sea competitiva? Se logra cuando hace lo que debe hacer utilizando el menor volumen de recursos posibles.
Una persona que no es empresaria —dueña de un negocio, independientemente del tamaño del mismo— se preguntará: "Y a mí, ¿en qué me repercute que las empresas sean competitivas?" La respuesta es: "en mucho". Veamos por qué.
Todas las personas —amas de casa, estudiantes, obreros, empleados, burócratas, políticos, campesinos, etc.— estamos ligados al desarrollo de las empresas. Nuestro sostenimiento económico depende en forma directa o indirecta de alguna o algunas empresas.
Si la empresa de la cual uno depende en forma directa genera utilidades, su sostenimiento está casi garantizado, porque se tiene un empleo más seguro. Indiscutiblemente, por lo tanto, le debe interesar a todo empleado que la empresa a la que está ligado genere utilidades.
Por otro lado, si mi empresa es proveedora de productos o servicios de otras empresas, me conviene que mis clientes —otras empresas— generen utilidades: eso me garantizará tener "negocio" permanentemente. Es lo mismo que le sucede al gobierno: si la empresa genera utilidades, implica que pagará impuestos y generará empleos útiles.
Hay que tener presente que todos en una sociedad somos, de alguna forma, proveedores y/o clientes de algunas empresas. Por ello el desarrollo global de todas las empresas nos afecta.
En conclusión: necesitamos como sociedad en forma integral contar con empresas que generen utilidades. La única forma de lograrlo es siendo todos cada vez más competitivos.
Pero la competitividad no es algo que las empresas puedan lograr por sí solas. Por mucho esfuerzo por separado —empresarios, empleados y proveedores— que cada parte interesada de la cadena productiva haga.
Para ser competitivos como país es necesario cumplir con el segundo postulado comentado: contar con un sistema de organización jurídica, social, política y económica que emule a los sistemas de los países más desarrollados.
Todo es factible si la sociedad civil participa en forma activa y organizada para gestionar los cambios que requiere nuestro país, cambios que lo empujarán a ser más competitivo. Éstos son los objetivos del Movimiento para la Competitividad de México.
Éste es el décimo artículo sobre competitividad que les expongo, amables lectores. Es el sexto desde que iniciamos el Movimiento para la Competitividad de México. Si deseas recibir la información sobre este movimiento, te pediría que te registres en nuestro sitio web http://a7.com.mx/mexicompite y te instamos a que seas artífice activo de nuestro propio destino.
Recuerda que la empresa gubernamental Luz y Fuerza del Centro, liquidada recientemente, se cerró porque eran insostenibles las pérdidas de la misma; pérdidas que implicaban subsidios pavorosos pagados con nuestros impuestos. Esto se dio durante muchísimos años. Las empresas privadas no pueden mantenerse con pérdidas durante mucho tiempo: no hay quien las subsidie. O, ¿estaría usted dispuesto a destinar parte de su ingreso en subsidiar las perdidas del negocio de su vecino? Manuel Mier y Terán Fortuny