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Indudablemente los últimos sucesos acaecidos en nuestra urbe no han ocurrido por casualidad. Por el contrario, los ciudadanos hemos advertido con preocupación que a medida que se aproxima el proceso electoral las señales inquietantes se intensifican: represión a opositores, golpizas a los más rebeldes, fabricación de culpables y siembra de evidencias, intervención descarada en los organismos electorales, irregularidades en los mismos, descalificaciones en los medios, protagonismo indebido del ejecutivo. En fin, todo un rosario de irregularidades que no abonan al éxito de los comicios y que no constituyen signos de estabilidad y armonía.
Sin lugar a dudas, existe gente interesada en inhibir la participación popular, en desalentar al ciudadano, en enviar el mensaje de que ya la balanza se ha inclinado hacia el lado de alguno de los aspirantes, en hacer sentir que el triunfo de alguien es inminente, más allá de las atrocidades que su consecución implique, que ya la suerte está echada y nada es posible hacer en contrario. De ahí el lenguaje triunfalista, de ahí la actitud de suficiencia, de ahí la conducta ególatra, de ahí los festejos anticipados. Todo con la intención de persuadir, de confundir, de mentir, de engañar. Lo que sea con tal de generar un panorama a conveniencia.
Nada más falso, ciudadano meridano. Tú eres el único que tiene la capacidad para decidir el rumbo que quieres que tome tu ciudad: el camino del autoritarismo, la opacidad administrativa, la nula rendición de cuentas, la persecución a disidentes y opositores, el dispendio y derroche de recursos, el amiguismo, el gobierno vertical e ineficaz o puedes optar por la vía del respeto a la dignidad de la persona, por que imperen los valores de la solidaridad, la subsidiariedad, la libertad y la búsqueda del bien común.
Mentes enfermas, corazones perversos, ciudadano meridano, pretenden amedrentarte. Intentan atizar en ti el desaliento, el miedo, la desesperanza, el conformismo. Olvidan que el pueblo yucateco es inteligente y no se deja engañar. Ignoran que el pueblo yucateco es valeroso y sabe desafiar las amenazas y responder con gallardía. Omiten mencionar que el pueblo yucateco es pacífico y tranquilo pero que sabe defender con firmeza y dignidad sus libertades y derechos. Pasan por alto que el pueblo yucateco no se deja pisotear por nada ni por nadie y que históricamente está acostumbrado a las grandes batallas y luchas cívicas.
Meridano: ignora los amagos de violencia con que aspiran a intimidarte, no temas salir a votar y hazlo en compañía de familiares y vecinos, que cuando el pueblo se vuelca a las urnas, los mapaches, dinosaurios y demás predadores electorales se baten siempre en ignominiosa retirada. Tú tienes el poder del voto, úsalo. Tú tienes la capacidad de rechazar las acechanzas y chantajes de quienes dicen quererte con toda el alma, pero que en realidad solo buscan sojuzgarte. Este 16 de mayo con plena convicción, sal y vota para garantizar que la nuestra siga siendo la Ciudad Blanca. Nuestros hijos lo agradecerán. Mérida no olvida.