Hoy, agosto 25 de 2011, en Michoacán, Felipe Calderón se reunió con gente de su partido político, el PAN. Les dio una plática-discurso probablemente sin algo escrito. Son cosas que, al parecer, Calderón se sabe a consciencia.

En la plática a los senadores y diputados de acción nacional, aludió a la imperiosa necesidad que existe de que la ley laboral se apruebe. ¿Por qué? A la pregunta que él mismo hizo, se respondió.

México necesita una ley laboral que haga que seamos más competitivos.

"¿Recuerdan ustedes los problemas que tuvimos en 2009 para sacar la ley de egresos de 2010?", preguntó a los asistentes.

Se trató de una ley que no ayudó a nadie en el plano electoral. Pero era necesario que el gobierno mexicano hiciera exactamente lo mismo que haría un simple negocio familiar o personal: si las ventas están bajas, hay que bajar costos, haya que bajar gastos y hay que incrementar ingresos.

Eso es exactamente lo que el gobierno mexicano estaba obligado a hacer y es precisamente eso lo que se hizo. No fue fácil: fue escatimado el apoyo de los legisladores de oposición. Finalmente se logró una ley que no era la más perfecta ni la más conveniente, pero era la que los legisladores permitieron.

¿Qué se ganó con aprobar esa ley que le permitiría al gobierno federal bajar sus gastos y costos y subir sus ingresos? ¡No quebrar! Eso es lo que le permitió a México no convertirse en un caso semejante a esos países como Portugal, Grecia, Irlanda, España, Inglaterra, Francia... Siguieron erogando lo mismo, entrando a déficit fiscales gigantescos y hoy están pagando las consecuencias.

En forma modesta, México, en lo que va de 2011 ha logrado crear 465000 empleos (o una cifra muy parecida). ¿Qué ha sucedido en Grecia, España, Portugal? ¡Tienen millones de desempleados y las cosas no apuntan a cambiar! Así de grave es faltar a la disciplina fiscal.

Tener disciplina fiscal —insistió Calderón— reditúa.

Once mil kilómetros fue el total de carreteras federales hechas en la década de los 90. Durante los últimos 4 años de Calderón en el gobierno, se han hecho ya 16,000 kilómetros de carreteras. Al terminar el sexenio se llegará a la cifra de 20,000 kilómetros. En seis años, los "gobiernos humanistas" —así les llama Calderón a los periodos gobernados por el PAN en México— habrán hecho casi el doble de lo que se hizo en una década completa. Además, sin endeudamiento.

Eso lo recordó Calderón en su discurso para hacer ver que es importante que se aprueben las leyes que permiten las asociaciones entre entidades públicas y entidades privadas. Muchas más carreteras se podrían hacer —en beneficio de la productividad del país— si esas leyes pendientes se dejaran de postergar.

Explicó Calderón cómo un producto mexicano que se vende en cualquier país del mundo, es un producto que generó empleo en México. Y es por ello —insistió— que es absolutamente necesario el que la nueva ley laboral sea aprobada. Esa nueva ley haría al país mucho más competitivo y, por ende, automáticamente un mayor generador de empleo.

Calderón no perdió la oportunidad para advertir que en caso de que el mundo entrara a recesión y todos los países bajaran su nivel de compras, México podría, siendo más competitivo, presentar productos más atractivos para ese mercado en recesión y ganar, en vez de perder, aún en esas condiciones. Sin embargo, eso no es posible con las leyes que actualmente tenemos. Por ello urge que esta nueva ley laboral sea aprobada.

Nuevamente instó a quienes tengan que participar en el proceso de aprobación a no dejar de hacer las cosas solo por conveniencia política-electoral. "Estoy seguro de que por lo que respecta a los que están aquí, ese no es un problema" dijo, refiriéndose a que los legisladores allí presenten eran todos de Acción Nacional.

Insistió en que no es posible continuar confiando solo en el mercado interno para el crecimiento: es necesario organizarnos internamente para producir aquello que tendrá demanda por calidad y buen precio en todos los mercados del mundo.

"Gobiernos humanistas"... Así les llama Calderón a los 11 años de PAN en México. Se trata de los once años en que el país se ha hecho más sólido que jamás antes lo fue.

Entonces, ¿por qué la opinión personal de cada mexicano refleja, en encuestas, una percepción totalmente opuesta?