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El proyecto Ucú es “sopa de su propio chocolate” para el priismo yucateco, descendiente directo de los todopoderosos políticos tricolores que en el siglo 20 hicieron y deshicieron leyes para que ellos fueran no sólo necesarios, sino “los únicos que podrían resolver cualquier problema”.
Detrás de ese intento de control existía sólo una verdadera intención: control político absoluto del habitante del medio rural mexicano. Y ésa fue la principal causa del atraso agrícola que sufrió nuestro país por décadas.
Lo que es aberrante y grosero es intentar —y lo pueden hacer, porque al parecer “el pueblo” se traga todo— comparar lo que hicieron en Ucú con lo que el gobierno 2001-07 hizo con los terrenos del Country Club o del frustrado proyecto de Hunucmá —operación por la cual dieron el “golpe mediático” de meter a un ex funcionario de ese régimen a la cárcel, mismo que en unas cuantas semanas salió como debería haber sido.
Lo que aún no entendemos es por qué los diputados del PAN no hablan del asunto, tal cual. Las tierras ejidales no son sujetas de compra-venta. No es posible pagar por tierras ejidales. El que paga por tierras ejidales, ya perdió su dinero. Los ejidatarios que reciben un pago por sus tierras, pueden quedarse con el dinero… ¡y conservar sus tierras! No hay nada que jurídicamente los obligue a renunciar a ellas.
Por lo tanto, si un gobierno estatal desea convertir en tierras para el comercio regular algunos terrenos ejidales, tiene sólo 2 caminos: 1) expropiar —pagando o no a los ejidatarios— y 2) comprar las tierras cuando éstas ya sean propiedad privada. Es lo segundo lo que siempre hizo el gobierno 2001-2007: comprar tierras que ya no eran ejidales porque un particular ya tenía en su poder el título de propiedad.
La gente del gobierno del estado, hoy, es juez y parte en todos estos asuntos. El peculado ya está consumado: dispusieron de $360 millones del erario público estatal para pagar por tierras que no pueden ser legalmente compradas. El dinero, hoy por hoy, está “al aire”. Eso así es, aunque lo envuelvan en celofán con lazos coquetos. ¡Buen día, lector!