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Raya en lo simple, pero el PRI dejó a un lado, aparentemente, sus pragmatismos para aplicar una fórmula que sin duda tendrá sus efectos: le tomó la palabra al PAN y le está volteando la tortilla.
El caso de la tenencia vehicular, su eliminación, pasó de ser un reclamo panista, pensando que en el tricolor por el sólo hecho de ser una propuesta blanquiazul la rechazarían, a una probable bandera de cara al proceso electoral de mayo.
El tema se volvió campo de batalla, en donde ambos partidos fijaron posturas. El PAN exigiendo la derogación del impuesto y algunas voces del PRI rechazándola. Sin embargo, al parecer el “cuarto de guerra” tricolor recalculó y vio una oportunidad de oro al aplicar un descuento del 20% a dicho pago, que dadas las condiciones económicas actuales generaría simpatías entre la gente.
Este descuento, sin duda, viene de la mano de un análisis costo-beneficio que enfrenta los huecos en las finanzas estatales producidos por la disminución en la captación de recursos, con el incremento de adeptos entre la ciudadanía. Adicionalmente está la consideración de que la multimillonaria asignación de recursos que la Federación va asignar a Yucatán vía presupuesto, permitiría cubrir el hueco financiero.
Sin embargo, el éxito de la medida está para quien mejor venda el descuento ante la opinión pública. Gana Acción Nacional si logra convencer que la medida es su logro. Pierde el PAN si sólo la critica.
El PRI, por su parte, no se va a quedar de brazos cruzados y sin duda prepara toda una estrategia para que los medios que le son cercanos, y leales, vendan la idea que el gobierno de Ivonne escuchó el reclamo popular —incluso de sus opositores— y procedió al descuento.
Quién capitalizará políticamente mejor este asunto es una incógnita. Lo cierto es que el tema tiene una motivación electoral que no necesariamente corresponde a la preocupación de los políticos por el bolsillo de la gente. Quien piense lo contrario, pecará de ingenuo.