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YAUCA DEL ROSARIO, Ica, 12 de abril.- “Hemos vuelto a nacer”. Así describieron ayer nueve mineros su sentimiento al ser rescatados, luego de permanecer atrapados seis días bajo tierra en la mina Cabeza de Negro, en la región peruana de Ica.
Culminaron así horas de desesperación e intensa angustia, pero también de esperanza y compañerismo, no sólo para los mineros, sino para todos los que participaron en el rescate y para las familias de los atrapados.
El rescate de los nueve mineros atrapados en Ica trajo de inmediato a la memoria el épico rescate de los 33 atrapados durante más de dos meses en la mina San José, en Chile, ocurrido el 2010.
Los mineros salieron caminando por sí mismos a través del túnel que expertos y brigadistas construyeron en un trabajo sin descanso para sacarlos del socavón en el que quedaron atrapados desde el pasado jueves, cuando se produjo un derrumbe en la mina.
Cubiertos con frazadas y llevando anteojos oscuros, los mineros, cuyas edades oscilan entre 21 y 58 años, no quisieron salir en camillas, sino caminando por sus propios medios, aparentemente en una señal de triunfo sobre la adversidad.
“Al segundo día decíamos ‘no nos van a sacar, vamos a morir acá’”, recordó el más joven de los mineros, Santiago Tapia, de 21 años, en el hospital del seguro social de Ica, adonde fue trasladado con sus compañeros para recuperarse de cuadros de deshidratación, desnutrición leve, hipotermia e insuficiencia respiratoria. Allí permanecerán por lo menos cuatro días, en observación. “Teniendo en consideración el trauma sufrido esta semana que han pasado encerrados en esas condiciones, (el estado de los mineros) es bastante aceptable”, señaló el director del hospital Augusto Hernández Mendoza, del departamento de Ica, Juan Aguirre Beltrán, al Canal N de televisión.
Por su parte, el gerente de la Red Asistencial del Seguro Socia afirmó que “se les brindará toda la atención integral que requieran, pese a que no cuentan con seguro social”.
“Allá adentro rezábamos, llorábamos, lloraron también con nosotros nuestros familiares afuera, estaban desesperados” dijo Tapia, padre de una niña de dos años. Una manguera de tres a cuatro centímetros de grosor, que usaban habitualmente durante su trabajo en el socavón, se convirtió en el seguro de vida. Por medio de ella pudieron obtener oxígeno, comunicarse con sus familiares y ser provistos de agua, medicinas, y alimentos líquidos como avena con leche, y caldos con carne de pollo y menestras.
“Que se sientan contentas mis hijitas, porque casi he vuelto a vivir”, dijo otro de los mineros, Edwin Bellido. El presidente Ollanta Humala pernoctó en la mina, a la espera del rescate, tras el cual declaró: Es un momento de orgullo para los peruanos, el profesionalismo de los peruanos es el que ha permitido recuperar a nueve compatriotas desde las entrañas de la mina”.