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A veces suceden cosas que nos son muy difíciles de entender; hasta dudamos de la autenticidad de lo que nos informan. Este es uno de esos casos.
En febrero de 2012, el entonces presidente Felipe Calderón, promovió la construcción de un gran letrero —en el puente internacional de entrada a Ciudad Juárez— con la leyenda No More Weapons, así, en inglés. La idea estaba muy clara: darles a todos los que entran a visitar México, el mensaje de que este país sabía y entendía que las armas que les están llegando a los grupos delictivos, provienen de los Estados Unidos.
El presidente también hizo gestiones ante su homólogo de los Estados Unidos. Las gestiones no tuvieron éxito debido a que se trata de una Enmienda Constitucional, la número 2. Esta establece que todos los norteamericanos son libres de portas las armas que deseen. Por lo tanto, ese país debe permitir que sus ciudadanos anden armados. Para ello solo se les exige que las armas estén registradas.
Por lo tanto, el negocio de fabricar armas en los Estados Unidos está seguro en tanto la Enmienda Constitucional 2 esté vigente.
Está bien: no podemos interferir en los asuntos internos de otros países. Sin embargo, ¿no es una interferencia la venta de armas a los grupos delictivos de México? En los foros de discusión del tema de las armas, los que participan del lado de los Estados Unidos y están a favor de la enmienda en cuestión —o sea, creen que tienen derecho a tener armas— alegan que las armas que están llegando a México no provienen en su totalidad de los Estados Unidos. El asunto allí queda, atorado.
Sea como fuere, el letrero es un recuerdo a los norteamericanos de que los mexicanos no deseamos que las armas de ellos —y de algún otro país— entren a enriquecer las filas de los violadores de nuestras leyes.
Recientemente, en el mes de diciembre de 2012, se han perpetrado en ese mismo país, actos de masacre infantil, de los más odiosos que tiene registrados la historia. Los muertos en esa masacre infantil fueron víctimas de armas como las que cruzan las fronteras y van a parar a manos de los delincuentes mexicanos.
El individuo armado —un semi-enfermo mental— había matado a su madre —la coleccionista de armas— y se había transportado con por lo menos 3 armas a la escuela a matar gente. Fueron una veintena de niños en una escuela los masacrados, además de varios adultos.
Pues es precisamente en este momento, cuando el debate sobre la posesión de las armas está más caliente en los Estados Unidos, que diputados mexicanos solicitan que se retire el enorme letrero inaugurado por el entonces presidente Calderón en febrero de 2012.
No vemos lógico, congruente, conveniente, racional, adecuado: desde ningún punto de vista, que políticos mexicanos soliciten que el letrero sea retirado. Nos es muy difícil dejar de acariciar la idea de que, si lo hacen, es porque ya fueron “convencidos” ($) por la NRA (National Rifle Association), única organización que ha propuesto que para que los niños estén seguros en las escuelas, que se armen los maestros, directores y el personal de seguridad de las escuelas.
¿A quién más le podría molestar ese letrero de No More Weapons? A ver, ¿a quién más? Seamos honestos, realistas: ¿no es a elementos de la National Rifle Association? Es vergonzoso para un país como los Estados Unidos, que en un puente fronterizo se les recuerde que se sabe que ellos tienen un grueso problema de armas, y se les pide que no lo compartan con nuestro país (con ese letrero).
Entonces, ¿qué lógica tiene la petición de los políticos que han “elevado” sus voces para que el letrero sea retirado? ¿De qué se trata?
¿Estoy en peligro por escribir estas líneas?