2018 palabras
A un mes de la golpiza que numerosos manifestantes en contra la construcción del paso deprimido en la Glorieta de la Prolongación Montejo sufrieron a manos de porros, comandados por Carlos Herrera Chalé (a) "Calín", empleado del Ayuntamiento de Mérida, más de mil meridanos se reunieron el jueves por la mañana en los terrenos de La Plancha para, una vez más, clamar a las autoridades por justicia, aunque en esta ocasión la petición fue hecha de manera original, ya que los asistentes formaron con sus cuerpos la palabra "JUSTICIA" para una inédita fotografía aérea.
Aunque diversas organizaciones civiles convocaron desde las ocho de la mañana, los asistentes comenzaron a llegar desde las siete de la mañana. Hombres, mujeres, jóvenes y hasta personas de la tercera edad con mucho entusiasmo tomaron su lugar, se alinearon y realizaron "olas" para celebrar su participación en esta nueva protesta. Poco importó el inclemente sol de la mañana, el calor y las vacaciones, pues la gente no faltó a la cita.
Al grito de: "¿Hay algún acarreado?", lanzado por uno de los organizadores del evento, la gente respondió a una sola y fuerte voz: "noooo". Inmediatamente se escuchó otra pregunta: "¿Alguien vino aquí por un jugo y por una torta?", y la respuesta fue la misma: "noooo".
Guillermo Vela Román, coordinador del Frente Cívico Familiar, una de las asociaciones que organizaron el evento, manifestó su satisfacción al señalar que el cálculo de 1,200 personas para formar la palabra justicia, fue, a su juicio, superado por los asistentes, los cuales vinieron de todos los rumbos de la ciudad, incluso de la playa, a la cual regresarían luego de la protesta.
Por segunda ocasión, la Cruz Roja, "benémerita institución", negó el servicio de ambulancias, tal como lo hizo el día de la golpiza a los ciudadanos |
Además, dio a conocer que la respuesta de la gente a la convocatoria de la sociedad civil está siendo muy difícil de digerir para las autoridades que están tomando medidas equivocadas para frenar el movimiento.
—Ayer a las cinco de la tarde comenzaron a excavar parte del terreno para meter dos filas de trenes, lo que no se hacía desde mucho antes del concierto de Shakira. A las cuatro de la tarde sólo la última vía estaba ocupada y una hora después dos vías mas. Es obvio que lo hicieron con la intención de boicotear el evento, de evitar que hiciéramos la protesta. Suponemos que quien hizo esto fue el Sindicato de Ferrocarrileros, no la SCT, porque pedimos permiso para usar las instalaciones y de manera verbal nos lo dieron.
Por segunda vez, Michel Byrne, presidenta de la Cruz Roja en la entidad, negó el uso de las ambulancias a los ciudadanos, a quienes cada año solicita su generoso donativo.
El activista también lamentó que a un mes de la golpiza y la represión que sufrieron los ciudadanos que se manifestaron en contra de la construcción del paso deprimido, la autoridad esté "amachada" en no hacer nada, en hacer su voluntad y en no impartir justicia en el caso de los golpeados y en la obra del túnel que es rechazada por todos, ciudadanos y organismos.
—También es lamentable que por segunda ocasión la Cruz Roja nos haya negado una ambulancia cuando por la concentración de gente su servicio pudiera ser requerido. No estuvieron el día de la golpiza y tampoco se presentaron hoy.
Los minutos pasaban rápido. Los ánimos iban aumentando con las porras a Mérida y la emoción de ver la avioneta que tomaría las fotos de la protesta surcar el aire, hacía que los manifestantes tomaran con seriedad sus lugares.
A la vista la vías recién desenterradas para boicotear la protesta con la presencia de los vagones.
Varios rostros conocidos en los medios de comunicación por la agresión que sufrieron el 4 de julio también se sumaron a la protesta, entre ellos, el estudiante Erik Antonio Gamboa Blanco, que defendió a una mujer y fue golpeado simultáneamente por varios porros; el Arqto. David Sosa Solís y el empresario Pablo Rivas Cáceres.
Ese 4 de julio, el Arqto. David Sosa Solís, vecino de la Glorieta de Prolongación Montejo, acudió a manifestarse pacíficamente en contra de la construcción del paso deprimido. Luego, al igual que los demás manifestantes, fue sorprendido por la turba de porros, encabezado por Carlos Herrera Chalé (a) "Calín", empleado del rastro del Ayuntamiento de Mérida. Aunque en un principio no lo tocaron, el profesionista fue atacado por el grupo de porros cuando intentó infructuosamente defender a un hombre que era golpeado por varios sujetos. La golpiza le causó fractura múltiple en la nariz y la mandíbula inflamada.
Arqto. David Sosa Solís, uno de los organizadores del evento.
Ahora ya sus heridas no son visibles, pero él dice que desde hace un mes no duerme bien porque todas las noches piensa en lo que vivió el 4 de julio y lo revive, por lo que no puede descansar.
—Mis heridas físicas han sanado, pero tengo una cicatriz profunda en el corazón y el alma. Este ha sido un mes de desesperación, de coraje y de tristeza, pero también de exaltación cuando eventos como el de hoy resultan ser un éxito y te das cuenta que hay gente que comparte tus sentimientos aunque no haya vivido esa terrible experiencia, éso genera muchas esperanzas. Esto es un testimonio, es historia. Jamás se va a olvidar lo que pasó y va ir creciendo este movimiento.
En cuanto a la demanda contra sus agresores, dijo que parece estar congelada porque sigue viendo a los golpeadores en la calle y hasta ahora no hay nadie preso. No hay investigación y el tiempo transcurre sin que suceda algo.
El Arqto. Sosa Solís el día de la agresión.
El profesionista que se ha convertido en una de las voces de los agredidos el 4 de julio en varios eventos ciudadanos, comentó sentirse orgulloso por el reconocimiento de la gente y también comprometido para evitar que esta llama se apague, sino que, por el contrario, "se convierta en un incendio".
Para el estudiante de la licenciatura de Biología, Erik Antonio Gamboa Blanco la pesadilla comenzó en la madrugada de ese lunes 4 de julio, ya que desde esa hora y hasta las dos de la tarde fue agredido en cuatro diferentes ocasiones por personal del Ayuntamiento de Mérida y de los porros comandados por Carlos Herrera Chalé. En la primera agresión, el joven fue golpeado por tomar fotos. En la segunda, personal uniformado de la Comuna intentó ahuyentar a él y otros manifestantes del lugar abriéndose paso con un vehículo oficial; en la tercera agresión, fue pateado y golpeado por empleados del Ayuntamiento que quisieron quitarle una manta de repudio a la obra a unas muchachas que estaban fuera del área acordonada; y la cuarta, cuando le dejaron el labio roto y el ojo hinchado, cuando intentó proteger a una mujer de la golpiza de los porros. Logró que Carlos Herrera Chalé, un sujeto llamado "El Bocas" y un tipo de apellido De la Rosa no golpearan a la mujer y se concentraran en él, pero no pudo impedir que tres mujeres obesas la patearan y golpearan con diversos objetos.
Erik Gamboa Blanco, otro de los manifestantes en contra del paso deprimido que fue agredido el 4 de julio.
—A u mes de lo que pasó siento indignación e impotencia porque por más que hemos luchado y demandado nos están retrasando todo y además las autoridades quieren tergiversar las cosas. Hace unos días fuimos al Ministerio Público a buscar copias de las demandas para hacerles ampliaciones. A mi me dieron las copias sin ningún problema, pero a una de las mujeres que agredieron ese día y que también lo denunció no se lo dieron aunque era el mismo trámite. Hay muchas trabas y cada uno de los que imparten justicia está tomando decisiones diferentes aunque sea lo mismo.
A pesar de éso, es importante que la sociedad se una y participe. El cambio no se va a ver de la noche a la mañana y puede desmotivar un poco, pero podemos hacer la diferencia. Si no lo hacemos, cualquier autoridad o persona que venga podrá hacer lo que quiera y nadie las va a parar. Si queremos que las cosas funcionen hay que poner nuestro granito de arena.
El empresario Pablo Rivas Cáceres. Su foto con el rostro ensangrentado el 4 de julio circuló por diversos medios locales y nacionales.
El empresario Pablo Rivas Cáceres también recordó ese día, cuando fue bajado a golpes de la retroexcavadora donde infructuosamente intentó proteger al cónsul honorario de Holanda en Yucatán, José Enrique Gutiérrez López y terminó bañado en sangre y con diversas lesiones.
—Me recuperé de las lesiones físicas y estoy contento con la gente porque está participando en todo esto y se de cuenta de que no lo podemos dejar. Luego de la golpiza no pude trabajar dos semanas por las lesiones, pero eso no ha mermado mi decisión de participar. Los ciudadanos tenemos que participar en estas cosas, cuidar a los políticos porque si no, no tenemos derecho a juzgar a ningún gobierno. Tenemos que levantar la voz sea el partido que sea.
Pablo Rivas Cáceres el día de la agresión.
El evento concluyó con la entonación del himno nacional. L.I.