CIUDAD DE MEXICO, D.F., 16 de mayo.- ¿Maldición o coincidencia? Los aficionados del Benfica se decantarían por la primera opción mientras que otros, más escépticos, optarían por atribuir a la casualidad la sequía de títulos internacionales que ha tenido el equipo portugués a raíz de las palabras del estratega Béla Guttmann, quien, tras ser destituido en 1962, dejó una huella indeleble en el club.

"Sin mí, el club no ganará una final europea nunca, ni en 100 años", sentenció en aquella ocasión Guttman, quien, sin importar que hubiera llevado a las Águilas lusitanas al bicampeonato de la Liga de Campeones en 1961 y 1962, fue relevado de su cargo tras una discusión con el presidente del equipo, Antonio Carlos Cabral, al solicitar un aumento salarial.

Uno de los casos más conocidos es el de los Cachorros de Chicago, que está vigente desde 1945, después de que un aficionado, de nombre William Sianis, se molestara y lanzara una maldición tras ser echado del estadio Wrigley Field junto con una cabra.

Desde entonces, el Benfica ha perdido cinco finales de la ahora llamada Champions: 1963 (Milan), 1965 (Inter), 1968 (United), 1988 (PSV) y 1990 (Milan), así como dos de la ahora Liga Europa: 1983 (Anderlecth) y 2013 (Chelsea). Incluso, el astro portugués, Eusebio, fue a la tumba de Guttman para tratar de poner fin a la ‘maldición', pero no funcionó.

En la reciente final ante Chelsea, el tema resurgió con fuerza, pues el equipo portugués dominó gran parte del partido, pero los Blues dieron golpes en momentos precisos: con un contragolpe de Fernando Torres al minuto 59 y después con un gol de último minuto de Branislav Ivanovic, que dejó el 2-1 final.

Esta supuesta maldición del Benfica asemeja a la que otros equipos a nivel mundial han sufrido, aunque lo positivo para los portugueses es que, en su mayoría, los equipos han logrado ponerle fin al conjuro.

Uno de los casos más conocidos es el de los Cachorros de Chicago, que está vigente desde 1945, después de que un aficionado, de nombre William Sianis, se molestara y lanzara una maldición tras ser echado del estadio Wrigley Field junto con una cabra, a la que había llevado al cuarto juego de la Serie Mundial ante Detroit. Es la sequía más larga para un equipo profesional en EU.

También en el beisbol, la llamada maldición del Bambino llamó la atención durante varios años, pues los Medias Rojas de Boston, tras vender a Babe Ruth en 1920, atravesó una larguísima mala racha, con cuatro Series Mundiales perdidas (1946, 1967, 1975 y 1986), que terminó hasta el 2004, con la obtención del título ante los Cardenales.

En hockey, los Rangers de Nueva York fueron víctimas de la llamada maldición de 1940, tras quemar los papeles de la recién pagada hipoteca de su estadio, como parte de los festejos de la obtención de la Stanley Cup, lo cual fue el detonante de una sequía que terminó hasta 1994... en esa celebración no quemaron nada.

En el fútbol colombiano, América de Cali atravesó durante muchos años la maldición de uno de sus fundadores, Benjamín Garabato Urrea, quien profetizó que si jugaban en la Liga Profesional nunca serían campeones. La mala racha acabó en 1979 (tras la celebración de una misa y la firma de documentos para renovar al club), pero en Libertadores sigue vigente, pues no han podido coronarse, con cuatro finales perdidas (1985, 1986, 1987 y 1996).

En Perú, el técnico Mario Gonzáles Benites fue destituido sin alguna razón aparente en 1979, por lo que exclamó: "Alianza Lima no volverá a ser campeón mientras yo esté vivo"... el equipo pasó 18 años sin ganar nada.

En Argentina, Quilmes contrató a la bruja Dora para perjudicar a su rival, Gimnasia de Jujuy, y así lograr al ascenso. El club no quiso pagar por los servicios y fueron maldecidos a 13 años de mala suerte. Al ver que el maleficio se cumplía, con varias opciones perdidas, trataron de saldar la deuda, pero la maga había muerto. Al cumplirse el plazo, finalmente lograron ascender, aunque otras versiones señalan que un aficionado llevó flores a la tumba de la hechicera y le prometió que llamaría a su hija Dora para terminar el conjuro.

Las maldiciones también alcanzaron a Vasco da Gama de Brasil (de 1937 a 1954), con un sapo enterrado en su campo, y al Racing de Avellaneda, de Argentina (del 1967 al 2001), con siete gatos ocultos bajo la tierra de una de sus porterías; en ambos casos se sacó a los animales y se celebró una misa para terminar el maleficio.

Los jugadores de la selección de Argentina, en 1986, prometieron a la Virgen de Jujuy visitarla si se proclamaban campeones, como finalmente lo hicieron; sin embargo, incumplieron su promesa y, desde entonces, la albiceleste no ha podido coronarse en un Mundial, con una final perdida en 1990 (ante Alemania) y eliminaciones en EU 1994 (octavos ante Rumania), en Francia 1998 (en cuartos ante Holanda), en Corea-Japón 2002 (en fase de grupos), en Alemania 2006 (en penaltis ante los germanos en cuartos) y en Sudáfrica 2010 (en cuartos de nuevo ante los teutones).

Estos son sólo algunos de los muchos casos de ‘maldiciones' en el plano deportivo, un tema que algunos consideran real, mientras que otros lo toman como simples casualidades o supersticiones. (El Universal)