Cuatro estrellas

En un año donde la humanidad se ha dejado llevar por ideas apocalípticas y parece haberse resignado a vivir bajo los efectos del cambio climático, aparece una película infantil con un importante mensaje: "A menos que alguien se interese de verdad nada va a mejorar".

Esta frase acertada y poderosa frase fue escrita por Theodor Seuss Geisel, cuentista y caricaturista estadounidense, mejor conocido como Dr. Seuss. Este autor escribió más de 60 libros para niños de entre los que destacan "¡Cómo el grinch robó la Navidad!", "Horton y el mundo de los quién" y "El gato en el sombrero".

El Dr. Seuss promueve a través de su literatura valores como la tolerancia, la importancia del cuidado ambiental y la búsqueda de una identidad propia. En sus textos, el también caricaturista hace críticas severas al corporativismo, la intransigencia, la artificialidad, el egoísmo, la ambición y la ignorancia.

La productora cinematográfica Ilumination Entertainment, responsable de la excelsa cinta "Mi villano favorito" y la fallida "Hop: rebelde sin Pascua", toma la acertada decisión de llevar una historia del Dr. Seuss a la pantalla grande y consolidar así su tercer largometraje animado: "El Lorax en busca de la trúfula perdida".

Es la historia de Ted, un niño que vive en Thneed-Ville una ciudad hecha totalmente de plástico. Los habitantes de este lugar viven absortos en el consumismo y son manipulados por un ambicioso empresario de apellido O'Hare que se ha enriquecido vendiendo aire puro.

Ted intenta ganarse el corazón de su vecina Audrey y para ello desea conseguirle un regalo muy especial para su próximo cumpleaños, quiere obsequiarle un árbol de verdad. El problema es que en Thneed-Ville no hay árboles reales, todos son artificiales.

Ted sale de los metálicos muros de la ciudad con la misión de encontrar un árbol. Al conocer el triste paisaje del exterior y escuchar la historia de un ermitaño, Ted se hace consciente de cómo los humanos han dañado el medio ambiente para poder fabricar productos innecesarios.

Para esta película, Ilumination contrató al equipo que realizó "Horton y el mundo de los quien". El resultado visual respeta la propuesta estética de los dibujos del Dr. Seuss, además de lograr imágenes detalladas, luminosas y coloridas.

Lo más importante de "El Lorax" es que brinda un mensaje trascendental para estos momentos: el desastre ambiental puede ser revertido, siempre y cuando los seres humanos empiecen a despertar a niveles de conciencia más profundos.

Ted es la persona encargada de influir positivamente sobre los habitantes de Thneed-Ville. Les demuestra que los árboles pueden purificar el aire y comenzar a invertir los efectos climáticos. Por supuesto O'Hare se opone a ello porque no quiere perder su riqueza ni su poder.

Es interesante como Dr. Seuss vaticinó el impacto ambiental que desataría la industrialización irresponsable y cómo llegaría el momento en que los poderosos privatizarían hasta los recursos naturales de una nación con tal de seguir enriqueciéndose.

Con toques de musical, "El Lorax" realiza alegatos contra la fabricación desmedida de botellas de plástico y las ideas equivocadas que las personas tienen acerca de los árboles —creyendo que ensucian los patios con sus hojas y atraen insectos. Sólo la consciencia, el respeto por la naturaleza y el trabajo unido de la sociedad, puede iniciar un cambio sustancial en el mundo y detener la ambición que quienes le manejan.

Para el Dr. Seuss "A menos que alguien se interese de verdad nada va a mejorar". Quizá debamos aprendernos esta frase y por supuesto disfrutar de "El Lorax" en estas vacaciones.

Lo mejor: la voz de Danny de Vito interpretando al Lorax que aunque suena a gringo mascando español le queda bien al personaje.

Lo peor: algunos momentos musicales salen sobrando.