1182 palabras
Amsterdam, 29 de noviembre.- Es sábado por la noche. Una fina lluvia cae sobre Ámsterdam, pero el movimiento de turistas en el barrio rojo de la capital holandesa es intenso. Entre la multitud, una mujer brasileña llama la atención del marido. “¿Sientes el olor?”, le pregunta al pasar por delante de un coffee shop. La pareja asegura que su visita al barrio de la luz roja de los prostíbulos y de la luz verde de los coffee shops tiene como único propósito satisfacer su curiosidad.
Dentro de la tienda, el vendedor A. D. dice que “la empresa” que proporciona el cannabis es “de confianza”, pero prefiere mantener el nombre en secreto, así como su propia identidad. A. D. trabaja en una tienda en el barrio rojo y vende la hierba lista para armar un cigarrillo, así como semillas y herramientas específicas para fumar o inhalarla. Él vende paquetes con tres a 25 semillas de especies oriundas de América, África o Asia.
El precio de un paquete de 10 semillas depende de la especie de planta y varía de entre 20 y 180 euros (entre 27 y 244 dólares). “Los principiantes deben plantar especies con menores concentraciones de tetrahidrocannabinol (THC),” aconseja el vendedor, provisto de un folleto con fotografías y características de las especies. THC es la sustancia química producida por el cannabis responsable de los efectos psíquicos de la droga. El nivel promedio de THC en los cafés de mariguana en Holanda es del 18%, pero las normas fijadas en 2011 para establecer el contenido de THC en la hierba que se comercializa en estos lugares exigen un nivel máximo del 15% para ser considerada droga blanda.
En 2012, la norma entró en vigor y las muestras de mariguana de más de 15% de THC terminaron reclasificadas como droga dura. Aun así, en un pub en el centro de la ciudad, el belga Jan Peters, de 39 años, se queja de la mariguana que probó en un coffee shop de Ámsterdam. “Aunque uno tenga muchas opciones, la mayoría me parece muy fuerte. Quería sentirme ‘high’ (‘bien’), pero me sentí ‘stoned’ (drogado). Prefiero mi bio-marihuana plantada en casa”, opina.
Ejemplo uruguayo
A.D. estima que la legalización de la mariguana en Uruguay, cuyo proyecto de ley se aprueba en diciembre, es una buena señal para el mercado internacional. “Si el mundo reconoce a la mariguana como ya se reconoce el alcohol y el tabaco, será bueno para todos - los productores, los comerciantes y los consumidores”, defiende. Sin embargo, cree que “el turismo del coffee shop” en Ámsterdam pueda disminuir. “Un sudamericano ya no tendrá que viajar muy lejos sólo para fumar un porro en paz y sin miedo a estar fuera de la ley. Será más barato viajar a Montevideo”. Sonriendo, A.D. dice que no le tiene miedo al futuro. “Creo que habrá clientes para todos”, afirma.
En otra calle del barrio rojo, en el coffee shop “Voyagers”, el ingeniero de sonido Jesse Wise, de 22 años, disfruta de una tarde de domingo fumando un porro tras pagar 10 euros (poco más de 13 dólares) por un paquete con cerca de 2 gramos que le permite fumar tres cigarrillos. El consumo individual permitido por la ley es de un máximo de 5 gramos al día.
Wise dejó Londres para buscar trabajo en Ámsterdam, donde vive hace un año, y lamenta que el consumo de marihuana siga siendo un tabú. “Tenemos problemas más graves en el mundo. Todos los países podrían tasar el consumo de mariguana, como ya lo hacen con el alcohol. Sé que es una cuestión de tiempo, pero se está tomando demasiado tiempo porque ningún político tiene el valor para llevar un proyecto como la liberalización hacia adelante ”, dice.
El británico critica la política de su ciudad natal. “Londres esconde un mercado negro de la marihuana, lo que termina financiando organizaciones criminales. Es un problema de actitud. Londres también sufre con el alcohol - que es legal y está por todos los pubs. Ámsterdam ofrece un lugar seguro para comprar y fumar y ofrece una forma de lidiar con el problema de una manera más natural. Al fin y al cabo, es sólo una elección del individuo”, justifica.
El ingeniero también aplaude la decisión del gobierno del presidente uruguayo José Mujica. “Cuanto más mercado, menos turismo de la mariguana y menos prejuicios contra los consumidores de mariguana”. Wise también considera que la discriminación de la marihuana perjudica la investigación científica independiente. “Hoy en día todavía sabemos muy poco acerca de los daños y beneficios del consumo de la planta”, opina.
La farmacéutica brasileña Amanda Cavalheiro pasea por Ámsterdam después de asistir a una conferencia y visitar el barrio rojo por curiosidad. Aunque no tenga interés por probar la droga, Cavalheiro defiende el uso medicinal de la planta, pero desalienta el uso recreativo de cannabis. “El uso intensivo de la mariguana daña la corteza cerebral, destruye las neuronas y disminuye la memoria y la capacidad de raciocinio. Por otro lado, tiene un efecto relajante, inhibe las vías de transmisión del dolor, causando un alivio importante para aquellos que necesitan, como los pacientes terminales”, dice la farmacéutica.
Paradoja de la oferta
En Holanda, el coffee shop no debe tener más de 500 gramos de mariguana en stock. Hoy día, el cultivo doméstico de cannabis es ilegal en Holanda, pero si una persona es encontrada con un máximo de cinco plantas en el interior de la casa y acepta entregarlas a la policía, queda libre de cargos.
En abril de este año, alrededor de diez municipios de Holanda - incluyendo Ámsterdam, Rotterdam, Utrecht y La Haya - han pedido al Ministerio de Justicia para regular la producción de cannabis y obligar a los coffee shops a comprar solamente a proveedores reconocidos por el gobierno. El objetivo es eliminar por completo la presencia del crimen organizado en el ciclo económico de producción-consumo. “La mariguana no cae del cielo”, dijo el alcalde de Heerlen, Paul Depla, al diario holandés The Dutch News. En octubre, el Departamento de Justicia aprobó el plan de forma experimental durante tres años en las ciudades de Heerlen, Venlo y Roermond, en el sur de Holanda.- (Por Viviane Vaz, para Terra)
Terra