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México (2 de agosto).- Las personas buscamos, casi siempre, el placer inmediato y dejamos para después todo aquello que implique un cumulo significativo de disgusto, cansancio, aburrimiento o esfuerzo.
En la postergación existe siempre un primer momento, en el que un individuo se promete a sí mismo que comenzará a realizar ese proyecto de quebranto el próximo martes, o que impulsa cinco minutos más de TV antes de comenzar la tarea, hasta se piensa que se tiene tiempo de sobra para ir a pagar ese recibo de luz… Cuando se llega al segundo momento, el de la no realización, el sujeto cae en preocupación y ansiedad ante la idea de no lograr concretar dicha actividad.
El postergar algo, sobre todo las cosas más importantes, siempre tendrá consecuencias desagradables. La postergación deriva en la mayoría de los problemas laborales y académicos que existen ¿no preferirías eliminar el estrés que produce el no realizar tus compromisos con anticipación? Lo has intentado de todo, poner alarmas, pedirle a tu mamá que te recuerde las cosas, incluso castigarte sin comer hasta que hayas terminado esa tarea importante pero parece que nada funciona. Los modos en que las personas postergamos son muy diversos: ver TV, escuchar música, dormir, salir a caminar, jugar o revisar tus redes sociales, se encuentran entre los más populares y curiosamente vuelven mucho más difícil la actividad que se necesita realizar.
Los individuos que postergan otorgan un mayor peso a las actividades recreativas, al contrario de aquellos que son altamente productivos, cuyos pensamientos se orientan mucho más a la acción antes que a la pulsion -por ejemplo: estoy cansado, pero puedo escribir unos minutos más o antes de salir con mis amigos terminare de leer estas páginas, e incluso un tengo todo el fin de semana pero por lo menos hoy voy a escribir la introducción, son la norma para aquellos que no postergan actividades-.
Organiza mejor tu tiempo
Comienza por escribir en un calendario todas las actividades fijas y obligatorias que debes cumplir; así podrás observar la cantidad de tiempo real que tienes. Escribir los más mínimos detalles es importante pues esto permitirá un mejor control sobre las actividades y así observar el tiempo disponible entre las actividades obligatorias y las que sueles posponer y así aprovechar al máximo tus horarios. También puedes medir tu progreso al comparar la cantidad de horas dedicadas a actividades pendientes y será un buen incentivo para concretar tareas inconclusas.
Realiza la actividad que te resulte más difícil antes que la que te genere satisfacción. Esta técnica ayudará a motivarte a terminar antes y mantendrá tu mente concentrada. En nuestro cerebro logrará crear una asociación en la cual, las tareas que requieren esfuerzo son premiadas y por lo tanto comenzaras a gustar mucho más de estas actividades reforzando la probabilidad de ejecutarlas.
Utiliza cualquier breve periodo de tiempo que tengas para realizar las actividades pendientes, no importa si piensas que será insuficiente pues terminaras haciendo algo más que si ni siquiera hubieras empezado. Puedes dividir la actividad en pequeños pasos y comenzar por los más simples, a medida que se desarrolle un dominio podrás hacerlo casi automáticamente.
Muchas actividades necesitan tu entera concentración, tener la TV encendida, el celular cerca o tus redes sociales abiertas provocara únicamente que te distraigas y olvides completamente la tarea que debes realizar. Cuando existe dificultad para concentrarse lo mejor es ir a algún lugar donde nada te impida hacerlo -como la biblioteca- o darte pequeños lapsos de tiempo en los cuales puedas respirar y distraerte un rato -aunque no mucho tiempo-.
¿Tienes miedo? ¡Solo hazlo!
Esperar hasta estar completamente seguro sobre lo que se va a hacer puede ser una perdida eterna de tu tiempo, más aún, la ejecución misma permite superar miedos y dificultades; así que lo único que debes hacer es accionar, comenzar a realizar la tarea y ver como se desenvuelve todo en el transcurso en lugar de preocuparte por lo que podría llegar a pasar. Ir a la acción permite mejorar el rendimiento y modificar creencias erróneas sobre uno mismo. Las ganas nunca van a aparecer, deja de esperarlas.
Es difícil que sintamos deseos por realizar acciones que nos resultan difíciles, poco llamativas o desagradables, así que no esperes que las ganas surjan espontáneamente. En cambio, comenzar a realizar una tarea puede ayudar a generar el incentivo necesario para continuar hasta terminarla. Los mejores pasos a seguir