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Sí claro, así que mucha unidad, mucho consenso, muchas buenas maneras, que habían cambiado decían, que eran otros tiempos y otras formas, puras promesas. Palabrería, los priistas son los mismos de siempre o quizá peores porque pretenden venderle al pueblo una imagen muy diferente de la real. Intentan aparecer una vez más con piel de oveja cuando son lobos a los que aún resbala de los colmillos el hilo de sangre.
Lo confirman las circunstancias de la salida de Ismael Peraza Valdez de la representación del gobierno del estado en la ciudad de México. El ex líder estudiantil habló fuerte aunque no tan claro, pero si lo suficiente para poder hacerse entender.
Y lo que se entendió es que el PRI no ha cambiado: que sigue siendo el partido del autoritarismo, de las decisiones verticales tomadas a espaldas de la militancia e incluso a pesar de ella. Demostró que el PRI sigue siendo el partido clientelar y corporativista que desprecia la dignidad humana, que si antes funcionaba como agencia de empleos, ahora peor aún se concreta a ser un sitio de colocaciones para parientes y amigos nada más.
Ismael Peraza acusó al líder estatal de su aún propio partido de estar al servicio de otro tipo de intereses, diferentes a los de los priistas. Acusó a un grupo de mantener secuestrado al tricolor y de agandallarse las candidaturas, de despreciar los liderazgos naturales y de poner al partido en riesgo de una catástrofe electoral de dimensiones similares a la suscitada cuando Patricio Patrón se alzó con el triunfo que aseguró la gubernatura para la oposición.
Mala cosa para los priistas y excelentes nuevas para los panistas que el PRI se resquebraje. Motivo de orgullo para la ciudadanía la muestra de dignidad exhibida por el diputado local, que consciente del compromiso adquirido para con un electorado que le brindó su confianza, reasume el cargo para el que fue elegido, brindando certeza a su electorado. De plácemes sin duda la sociedad civil, que podrá tener la consciencia de que el legislador cumplirá a cabalidad su compromiso cívico y no se limitará mansamente como los otros integrantes de su bancada, a dar su aprobación a cuanto plantee el ejecutivo.
Quizá por ello el rostro serio y preocupado que exhibieron en el destape de la precandidatura orteguista correspondiente a Angélica Araujo, Mauricio Sahuí y Nerio Torres, que saben de el alejamiento de Ismael Peraza de la operación política de las filas del tricolor, puede impactar en ver frustrados sus sueños de hacerse de la alcaldía de Mérida, por el inocultable trabajo en colonias populares del ex líder estudiantil. Así son estas cosas: las malas decisiones dan malos resultados y la soberbia hace pagar el más alto costo. Veremos.