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Situémonos en los últimos días del gobierno de Víctor Cervera Pacheco, regobernador de Yucatán. El PRI había gobernado Yucatán por más de 70 años en una dictadura de partido o dictablanda como otros le habían llamado, pero estaba en inminente riesgo de perder la mayoría calificada en el congreso del estado. Todos sabíamos que el candidato de Víctor Cervera, Orlando Paredes Lara, había perdido la elección por la gobernatura del estado. Por primera vez un partido diferente al PRI gobernaría Yucatán.
Ivonne y Rolando siempre han compartido intereses. Aquí con Peña Nieto
Para impedir que la oposición triunfante tuviese además el control absoluto del legislativo que le permitiese inclusive modificar la constitución política de Yucatán, era necesario, según la lógica del regobernador Cervera, impedirlo a toda costa.
El trabajo se lo encargó a dos diputados locales de su entera confianza: al joven Rolando Zapata Bello y a Verónica Farjat Sánchez, ex alcaldesa tizimileña por el PRI.
Los diputados Zapata y Farjat secuestraron, en el célebre bunker (las oficinas de Cervera en la colonia Petronila), al presidente del Consejo Electoral del décimo distrito, con cabecera en Tizimín, de nombre Luis Manuel Mena Godoy, que había declarado que había ganado también por primera vez en la historia, el PAN.
Ariel Aldecua: la protección de Rolando Zapata propició que Ivonne Ortega lo impulsara a ser consejero del IPEPAC y llevó a su esposa a la secretaría técnica del INAIP
Al funcionario electoral lo obligaron a ir de noche a la sede del Consejo Distrital, ubicado en esa población. Le exigieron abrir el local, para permitirles alterar los paquetes electorales, cruzando doble unas 300 boletas electorales que habían sido votadas por el PAN con el objetivo de anularlas, alterando también las actas y así dar la voltereta a los resultados para que pareciera que ganó el PRI.
Como las autoridades electorales solo basan sus juicios en pruebas documentales, el tribunal electoral despojó al PAN y a la mayoría de los votantes de ese distrito con cabecera en Tizimín, del triunfo. De nada sirvieron los alegatos de la candidata despojada y de su partido. La verdad jurídica es que había ganado el PRI, gracias a la proeza de Rolando Zapata Bello, que hoy pide el voto a los ciudadanos de Yucatán, con todo el apoyo de la gobernadora del estado, sobrina del viejo cacique. A él, Rolando Zapata sí le cumplió.
Marco Celis: lloró con Ivonne Ortega al darle su constancia de mayoría y eso le valió ser promovido, con ayuda de Rolando Zapata a presidente del Tribunal Superior de Justicia
Lo anterior se supo porque el presidente del Consejo Distrital, Luis Manuel Mena Godoy, atemorizado y amedrentado, confesó a la prensa que había permitido bajo amenaza, que los mapaches electorales comandados por Zapata Bello entraran al recinto electoral a alterar la documentación pública y los votos que la sustentaban. La historia es implacable: ¿puede pedir hoy el voto quien mostró en el pasado conductas delictivas contra la voluntad de los ciudadanos? Los ciudadanos yucatecos tendrán la respuesta, pues el poder y los tribunales de entonces no castigaron a Rolando Zapata Bello.
Pasado el tiempo, cuando en 2003 Ivonne Ortega aspiraba a la diputación federal por el segundo distrito, una demarcación muy fácil de ganar, pues era un área de notoria influencia priista. Rolando Zapata envió a apoyar las aspiraciones de Ortega Pacheco a tres colaboradores: Víctor Sánchez Álvarez, Sergio Bogar Cuevas González y Mauricio Sahuí Rivero. Personajes a los cuáles Ortega Pacheco impulsó años después ya siendo gobernadora, creyéndolos leales a ella, aún cuando no dejaron de reconocer la autoridad de Zapata Bello.
Mauricio Sahuí: integrante de la tercia que Rolando mandó a ayudar a Ivonne Ortega
De igual modo y en franca connivencia con el grupo zapatista, Ortega Pacheco impulsó a través de asociaciones de membrete a Ariel Aldecua, viejo compañero y amigo de Rolando (se sentaban juntos en la Facultad de Derecho de la UADY) como consejero electoral en el Instituto de Procedimientos Electorales y Participación Ciudadana de Yucatán, para constituirlo en el operador electoral zapatista por excelencia; impulsó a la esposa de Aldecua, Leticia Tejero Cámara, para hacerla secretaria técnica del instituto estatal de acceso a la información, en sustitución de Pablo Loría, quien, tirios y troyanos comentan, siempre dió voz a la ciudadanía en el otorgamiento de información (en tanto que la cónyuge de Aldecua fue con la consigna de hacer exactamente lo contrario).
De igual modo, gracias a los buenos oficios de Rolando, Ivonne Ortega dio su anuencia para que Alejandro Góngora Méndez, quien fuera docente en la escuela de derecho de la Universidad Modelo, de donde fue director Gabriel, el hermano y verdadero cerebro del grupo, se convirtiera en secretario ejecutivo del IPEPAC, para de este modo, cerrar la pinza en el control del órgano electoral.
Ivonne Ortega y Marcos Celis, junto con Pepe Blanco, al que la titular del ejecutivo posteriormente traicionó.
Cosa similar sucedió a petición de Rolando hacia Ivonne, con el caso de Marcos Celis Quintal, que fuera originalmente presidente del IPEPAC y quien tuviera a su cargo, entregar a Ortega Pacheco su constancia de mayoría, llegando al extremo de llorar junto con ella, embargado de emoción. Esto le valió a Celis Quintal, también ex condiscípulo de Rolando, ser premiado con la titularidad del Tribunal Superior de Justicia, pese a su carencia de carrera judicial.
De esta manera, afianzando su control en el gabinete del ejecutivo y mediante el control de los diputados, confiado a Mauricio Sahuí y del poder judicial en manos de Marco Celis y con la bendición de su amiga y aliada, Ivonne Ortega, ungiéndolo candidato del PRI, Rolando Zapata Bello se apresta, una vez más, a tratar de burlar la voluntad ciudadana, imponiendo la suya.