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En Yucatán, más del 70% de las personas, mayoritariamente mujeres de entre 35 y 60 años, sufren de colon irritable, mal provocado por malos hábitos alimentarios y el estrés.
El colon Irritable se define como un dolor o molestia abdominal, predominantemente en la mitad inferior, habitualmente no irradiado, de tipo cólico, opresivo o punzante y en general leve o de moderada intensidad, con una duración inferior a las 2 horas, que se alivia con la defecación y suele respetar el sueño. Además se acompaña de un cambio en la frecuencia o en la consistencia de las evacuaciones, presencia de meteorismos (expulsión de gases), y distensión abdominal.
Este padecimiento produce molestias incomodas que alteran la calidad de vida y requiere de apoyo médico especializado, por lo que es muy importante acudir con el médico familiar si presenta algunos de los síntomas, a fin de que reciba atención médica con oportunidad y evite posibles complicaciones.
El doctor Jacinto Herrera León, médico especialista del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Yucatán, informó que en las visitas diarias de los pacientes a los médicos, es frecuente encontrar personas a las cuales se les indica, que tienen un trastorno funcional. Este concepto se utiliza para señalar que no se encuentra enfermedad interna, por lo que no hay cambios demostrables en el organismo por estudios de laboratorio o de gabinete. Dentro de este grupo de enfermedades, el tubo digestivo ocupa un lugar primario, teniendo como enfermedad típica al colon irritable, o colon nervioso. Se calcula que entre el 10 y 20% de la población mundial padecen de colon irritable.
Dentro de factores que con frecuencia empeoran la enfermedad, se encuentran los alimentos bajos en fibra (productos lácteos, café, té, chocolates, alimentos refinados o procesados, bebidas gaseosas, o sopas de sobre); el abuso de laxantes, tan de moda, para el control de peso; y el estrés.
El médico recomendó, para evitar este mal, no consumir chiles, condimentos, alcohol, café y excesos de grasa y por el contrario, ingerir alimentos ricos en fibra como las frutas, cereales y ensaladas; tomar 8 vasos de agua natural al día (2 litros); evitar el sedentarismo, realizar ejercicio físico diariamente, y no automedicarse, evitando el uso de remedios caseros o herbolarios, de dudoso sustento científico, y que dicho sea de paso, casi siempre empeoran o complican la enfermedad.