1328 palabras
PEKÍN, China, 11 de abril.- Un lecho óseo de entre 190 y 197 millones de años de antigüedad en la provincia china de Yunnan ha arrojado las primeras claves sobre el crecimiento y desarrollo de los embriones de dinosaurio dentro de los huevos, según un estudio divulgado hoy en Australia.
El hallazgo es "extraordinariamente raro en los registros paleontológicos y es valioso tanto por su antigüedad como por la oportunidad que ofrece de estudiar la embriología de los dinosaurios", dijo el paleontólogo canadiense Robert Reisz, de la Universidad de Toronto Mississauga, en un comunicado de prensa de la universidad australiana James Cook.
El equipo dirigido por Reisz, que estuvo conformado por científicos de Alemania, Australia, China y Taiwán, realizó excavaciones en Yunnan y analizaron más de 200 huesos de ejemplares de dinosaurios de diferentes etapas de desarrollo embrionario, así como la geología del yacimiento.
"Se trata de la primera vez que hemos podido seguir el crecimiento de los embriones de dinosaurio a medida que se desarrollan. Nuestro descubrimiento tendrá un fuerte impacto en el entendimiento de la biología de esos animales", señaló Reisz.
Ilustración de un embrión de dinosaurio dentro del huevo. (D. MAZIERSKI/EL PAIS)
La mayoría de los embriones de dinosaurios estudiados hasta la fecha pertenecen al Cretácico, periodo que se desarrolló entre hace 145.5 y 65.5 millones de años aproximadamente, por lo que el descubrimiento en el yacimiento situado cerca de la ciudad de Lufeng, al suroeste de China, supone una gran novedad dada su gran antigüedad.
Si bien sólo han excavado un metro cuadrado de este lecho óseo, el lugar ha proporcionado restos de cáscaras de huevos de dinosaurios que han sido consideradas como las más antiguas que se han descubierto hasta la fecha de cualquier animal terrestre vertebrado.
Aunque las piezas son diminutas y tienen un grosor de 100 micrones, se encuentran en excelentes condiciones y corresponden a 20 ejemplares embrionarios de la especie de Lufengosaurus ("reptil de Lufeng") , que fue el dinosaurio más común en la región durante la primera etapa del período Jurásico.
El científico australiano Eric Roberts, de la Universidad James Cook, explicó que su estudio se centró en analizar partes de los huesos y rocas que contenían los restos óseos en busca de claves vinculadas a su preservación y entender el ambiente, la edad y la causa de la muerte.
"De ese modo pudimos comprender que el lecho óseo se formó por una inundación baja y lenta de una colonia de nidos" , subrayó Roberts.
Así, los científicos hallaron diversos huesos desarticulados pertenecientes a distintos nidos y en diferentes etapas embrionarias, lo que permitió al equipo de científicos internacionales estudiar los patrones de crecimiento.
Los especialistas dirigidos por Reisz se concentraron en el análisis del mayor hueso embrionario, el fémur, y comprobaron que la tasa de crecimiento se duplicó en tamaño de 12 a 24 milímetros mientras el dinosaurio se desarrollaba dentro del huevo.
Corte transversal de varios fémures de embriones de dinosaurios en diferentes fases de desarrollo. (D. MAZIERSKI/D. SCOTT/A. LEBLANC/EL PAIS)
El análisis de la anatomía y la estructura interna también reveló que los músculos tuvieron un papel importante en la forma del fémur en desarrollo y que los dinosaurios, como las aves modernas, podían moverse dentro del huevo.
También hallaron evidencias de fibras de colágeno en el fémur, una proteína característica de los huesos, y que el llamado "reptil de Lufeng" , de cuello largo y que llegó a medir unos 8 metros, también tenía un período de incubación muy corto.
Un campo de puesta de huevos de unos dinosaurios, hace entre 190 y 197 millones de años, acabó mal: una inundación del terreno se llevó por delante los nidos. Luego acabaron fosilizándose las cáscaras de huevos rotos y los huesos de los embriones que había en su interior. Los huevos, de diferentes nidos, estaban en diferentes fases de incubación. Ahora, un equipo científico internacional ha encontrado los fósiles, abundantes, conservados en un yacimiento de la provincia de Yunnan, en China. Es un auténtico tesoro para atisbar el crecimiento de los embriones de aquellos dinosaurios dentro del huevo. Probablemente se trata de lufengosauros, unos sauropodomorfos caracterizados por tener un cuello largo, una cabeza pequeña, y ser enormes. Es la colección más antigua de embriones de dinosaurios que se ha encontrado hasta ahora, afirma la revista Nature, que da a conocer el descubrimiento de Robert R.Reisz (Universidad de Toronto, Canada) y sus colegas.
Embrión de dinosaurio de unos 197 millones de años preservado en sus sedimentos. (Foto EFE/R. Reisz)
Los embriones de aquellos dinosaurios crecían rápido, lo que revela una incubación corta. Además, los investigadores han encontrado indicios de que la activación de los músculos (tanto movimiento como contracción) dentro del huevo jugaría un papel importante en la formación del esqueleto.
“Los fósiles de embriones de dinosaurios son sorprendentemente poco comunes”, empiezan por recalcar los científicos en Nature, y poco se sabe de los patrones de su desarrollo. Reisz y sus colegas no han encontrado en el yacimiento ningún huevo que no esté roto, pero los más de 200 huesos fósiles en distintas fases de desarrollo aportan una información preciosa para los paleontólogos. Tienen docenas de vértebras, fragmentos de costillas, un total de 24 fémures (cuyo grosor va desde 2,6 a 4,5 milímetros y su longitud, de 12 a 22 milímetros) y otros huesos de las extremidades, así como unos pocos elementos craneales.
Lo que les pasa a los paleontólogos para estudiar el desarrollo de seres ya desaparecidos se parece un poco al problema de los astrónomos que quieren investigar la evolución de las estrellas. Por un motivo u otro (al tratarse de un animal extinguido, en el caso de los paleontólogos, o por la larga vida de un astro en tiempos humanos, para los astrónomos) los científicos no pueden seguir el devenir de un ejemplar. La alternativa es analizar muchos ejemplares de la misma especie (o el mismo tipo de estrellas) en diferentes fases de evolución para poder reconstruir la sucesión de estadios. Por eso es tan importante el hallazgo del yacimiento de embriones de Yunnan.
“El alto nivel de vascularización [de estos huesos fosilizados] es la primera prueba conocida de que los embriones de los sauropodomorfos probablemente crecían más rápido que los de las aves y otros dinosaurios”, señalan los investigadores. Esto implicaría que tenían un período de incubación también más corto, capacidad de rápido crecimiento que se mantendría también después de salir del huevo, “lo que explicaría la capacidad de los sauropodomorfos de alcanzar un tamaño adulto mayor que el de los dinosaurios contemporáneos suyos y, en algunos casos, llegar a proporciones gigantes”. (EL UNIVERSAL/EL PAIS)