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PARIS, Francia, 30 de octubre.- El exoplaneta Kepler-78b es ciertamente un infierno con sus temperaturas que oscilan entre 1,500 y 3,000 °C, pero tiene para los astrónomos el particular interés de poseer un tamaño y una composición muy parecidas a las de nuestro planeta.
Dicho de otra manera, este casi hermano gemelo de nuestro planeta nunca será habitable por el ser humano, pero alienta la esperanza de poder algún día hallar una Tierra bis entre los miles de millones de exoplanetas presentes en nuestra galaxia.
Lanzado en el 2009 por la Nasa, el telescopio espacial Kepler descubrió durante su misión varios miles de candidatos posibles entre los planetas telúricos, es decir rocosos.
Sin embargo, aunque resulte relativamente fácil de determinar su tamaño, resulta mucho más complicado conocer sus características.
Kepler-78b es una excepción a esa regla, porque se encuentra en órbita muy cerca de su sol --de ahí su temperatura infernal-- alrededor del cual realiza una vuelta completa en sólo ocho horas y media.
Esa particularidad permitió a dos equipos distintos de astrónomos observar el exoplaneta y calcular su masa, comprendida entre 1.69 y 1.86 veces la de la Tierra, según los estudios publicados el miércoles por la revista Nature.
Ello le da una densidad casi idéntica a la de la Tierra, es decir unos 5,5 gramos por centímetro cúbico.
Esa densidad indica que Kepler-78b, al igual que nuestro planeta, está probablemente integrado por rocas de hierro.
Aunque en el estado actual de nuestros conocimientos no haya ninguna posibilidad de que haya vida alguna en su superficie, "Kepler-78b constituye un signo alentador para la búsqueda de mundos habitables fuera de nuestro sistema solar", resumió Drake Deming, astrónomo de la Universidad norteamericana de Maryland, en un comentario separado publicado por Nature.
Según el astrónomo, la existencia de este planeta hostil "tiene al menos el mérito de mostrar que planetas extrasolares con una constitución similar a la de la Tierra no constituyen un hecho extraordinario" en la Vía Láctea y que es posible hallar algunas con criterios más compatibles con alguna forma de vida.
Los científicos hallaron un planeta lejano que es similar en tamaño y composición a la Tierra, lo que representa una novedad astronómica. Pero no es buena idea hacer reservaciones. El planeta rocoso está tan cerca de su sol que es al menos mil 100 grados Celsius (2 mil Fahrenheit) más caliente que aquí, casi con seguridad demasiado caliente para albergar vida.
Astrofísicos reportaron el miércoles en la revista Nature que el exoplaneta Kepler-78b parece estar formado de roca y hierro, como la Tierra. Midieron la masa del planeta para determinar su densidad y contenido. Es de hecho un poco más grande que la Tierra y tiene casi el doble de su masa, o peso.
Kepler-78b se ubica en la Constelación del Cisne a cientos de años luz de distancia. Increíblemente, completa una órbita alrededor de su sol cada ocho horas y media, un misterio para los astrónomos que dudan que pudiera haberse formado o movido tan cerca de una estrella. Los científicos concuerdan en que el planeta será tragado por el sol en unos miles de años, así que, en términos astronómicos, le queda poco tiempo de vida.
Se ha confirmado la existencia de más de mil exoplanetas, como se denomina a los mundos fuera de nuestro sistema solar.
El telescopio espacial Kepler de la NASA, usado para descubrir el Kepler-78b, ha identificado otros 3 mil 500 candidatos. El telescopio perdió su capacidad para apuntar con precisión este año, y la NASA ha abandonado los esfuerzos para repararlo.
Equipos científicos de Estados Unidos y Suiza usaron observatorios terrestres para medir al Kepler-78b. (AFP/AP-El Universal)