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Y así se cumplieron 3 años. No son completos porque Calderón empezó su mandato el 1 de diciembre de 2006 y no ha llegado aún el 1 de diciembre de 2009. Fueron 2 años y 9 meses, tiempo necesario para que finalmente se aceptara pública y oficialmente el hecho de que los cambios no se han podido dar porque no se han hecho las reformas necesarias sino sólo las “posibles”. Esto, lector, conciudadano, ¡no es justo para los ciudadanos que no estamos directamente involucrados en la política!
¿Qué han hecho los políticos? ¿Cuáles son los políticos culpables de que se hayan perdido los años que se han consumado antes de llegar al punto de que descubramos todos que las cosas no se han hecho porque quienes podrían aprobarlo no han estado de acuerdo?
Tenemos derecho los ciudadanos regulares a conocer cuáles son. Quiénes son exactamente y de qué partido o partidos provienen esos legisladores que se han opuesto a hacer las reformas necesarias, permitiendo solamente las “posibles”. Esto, conciudadanos, es un crimen que merece un castigo nacional.
Pero como vivimos en el país de la impunidad, lo más probable es que los culpables serán tapados ahora de igual forma que fueron simulados para evitar que se supiera públicamente cuál estaba siendo su crimen en el momento en que se estaba perpetrando.
Y desde luego, ellos, los criminales, los culpables de que sólo se hayan podido lograr las reformas “posibles” —pero no las necesarias— van a hacer todo lo posible por continuar tapando sus mentiras, sus crímenes, su relajos, sus simulaciones. Son criminales de otro nivel diferente a los que andan armados por las calles y asaltan, secuestran o empujan droga, además de corromper policías y... ¡políticos!
¿Por qué nos sucedió esto a los mexicanos? Cierto: hemos logrado el sufragio efectivo, pero no la democracia efectiva. Ésta aún no se ha dado. ¿Y la principal razón del defecto? Es necesario ir a buscarla y encontrarla en la calidad de la información que circula y que bombardea todos los día a los habitantes de nuestro país.
Fue el sexto punto tocado por Calderón. En forma muy significativa, el noticiero que dirige López Dóriga todas las noches, a partir de las 10:40 PM, editó los 10 puntos. Cuando alguien edita un acontecimiento videograbado, se convierte en el controlador perfecto para evitar que pase al público lo que no le conviene al editor. Y así fue: el sexto punto —a ver, ¿a qué se dedicaba?— no fue nada más ni nada menos que la necesidad de cambiar radicalmente todo lo que tiene que ver el sector de las telecomunicaciones.
Éste es un tema que los voceros de los medios más vistos en el país —gente, también, con los mayores sueldos y prestaciones de la industria, probablemente en el mundo entero— jamás traerían a la mesa de discusiones para ser criticado como justamente merece serlo. No pudimos informarnos del argumento que usó el presidente Calderón para mencionar la importancia de la reforma del sector de las telecomunicaciones, pero podemos imaginarnos que es muy factible que la “luna de miel” con las grandes televisoras ya ha llegado a su fin.
La victoria de un partido político en las elecciones del 5 de julio de 2009 no es algo fortuito, sino algo basado perfectamente en lo que el mexicano que vota recibió como información durante los 2 años y medio que antecedieron al día de la elección. Ésa es sólo una pequeña fracción del grave problema que representan los medios. Ellos están dentro de lo que tiene que cambiar: que el país deje de vivir sólo al nivel del sufragio efectivo y comience una verdadera vida de democracia efectiva.
Se repite: no es posible alcanzar la democracia efectiva en tanto los medios no se conviertan en entes democráticamente responsables. No, no lo son.
Me permito recomendar el artículo de Medina Macías en torno al informe presidencial de 2009.