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¿Tienes "consciencia" o eres un "inconsciente"? Respóndete a ti mismo... Realmente a nadie más le interesa tu nivel de consciencia... ¿o sí? ¿Nos debe interesar a los demás?
Artículo 7, decimos, tiene un objetivo único: elevar el "nivel de consciencia" del individuo que nos adopta como lectura semanal. Es muy importante que el concepto de "consciencia" se entienda sin adjetivos. En esa forma el vocablo abarcará todas las consciencias que el individuo habrá de tener en un nivel alto para ser lo que el adjetivo indica: consciencia de padre, de hijo, de estudiante, de cónyuge, de ciudadano, de empresario, de empleado.
¿Es factible que un individuo tenga un nivel muy alto de consciencia de padre, pero un nivel muy bajo de consciencia de ciudadano? ¿Y al revés?
Es válido esperar un alto nivel de consciencia de todo de una persona completa, es decir, un alto nivel de consciencia sin adjetivos.
Sin embargo, parece existir una grieta o abismo bastante grande en padres ejemplares —gran consciencia de educador— que demuestran, por otro lado, un muy bajo nivel de consciencia ciudadana.
Ésta se manifiesta en la actitud de todos los días hacia las cuestiones que tienen que ver con los negocios. Éstos dependen de la relación con la autoridad. Y la autoridad se convierte en tal a través de un proceso político.
"Lo importante es el negocio". ¿Hemos oído esto? "El que no tranza, no avanza." ¿Te es familiar esa declaración? "Si no lo aprovechas tú, otros sí lo harán".
Esas declaraciones populares son indicadoras de "cinismo" colectivo. Todos saben que está mal lo que se hace, pero todos participan. O casi todos.
Los que no participan son incómodos para el sistema. Hay dos maneras de neutralizarlos: 1) convenciéndolos "a las buenas" —haciéndolos partícipes de algún "negocio"— o, 2) generándoles activamente una situación en la que parezcan culpables. Mientras no se les ha convencido, continúan siendo un peligro para el sistema. Por ello el sistema basado en la simulación y/o corrupción cuenta en todo momento con personas empleadas con el único objetivo de crear culpables.
Un nivel bajo de consciencia ciudadana se convierte en intolerable para los que desean un ambiente en que impere la ley —el acuerdo respetado— entre todos. El individuo sólo se sentirá a gusto en un ambiente equilibrado. Un nivel determinado de aportación a la sociedad deberá reportar los mismos beneficios a todos los que lo equiparen.
El nivel de consciencia debe ser alto en todos los ámbitos de la vida. No es posible escoger unos en los que se actuará con un gran nivel de consciencia en tanto que en otros ámbitos se actuará exactamente igual que lo haría un delincuente.
Ciudades hay con gran historia. Sus habitantes asisten a las ceremonias religiosas los días habituales, considerados "sagrados", aunque con el paso del tiempo, "optativos". En los templos cantan y toman las posiciones colectivamente casi con la perfección de un grupo de arte. Rezan y se ven y oyen solemnes.
A simple viste casi puede afirmarse que gozan de una gran "consciencia religiosa". O... ¿no se tratará de una simple consciencia ceremonial? Serían dos cosas muy diferentes...
¿Y a qué nivel está la consciencia ciudadana de esos feligreses? ¿Cuántos, viendo hacia el altar, aún no han olvidado el episodio en que tranzaron con aquel funcionario para conservar ese contrato? Acaban de pagar, también, los emolumentos para el viaje del hijo a ese colegio extranjero... porque, claro, tienen consciencia de padres y a sus hijos, " la mejor educación".
El cinismo impedirá que el jovencito o jovencita piense —mientras observa desde su ventana el paisaje del país anfitrión— "la tranza" que se consumó para sostener su nueva experiencia.
El alcance de la falta de consciencia ciudadana llega al destructivo y peligroso punto de pensar con convicción que, "a fin de cuentas, todos son iguales".
¿Lo son?
Sabe él o ella que eso es falso, y desprecia en su fuero interno a aquellos que en su momento no los dejaron tranzar.