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El rechazo a la Gobernadora ha crecido, como bola de nieve, en las últimas semanas. La "chifliza" en el Polifórum Zamná sirvió de detonante del descontento ciudadano contra el protagonismo excesivo de la Gobernadora. A partir de ese momento, cada "gira de trabajo" o "audiencia pública", cada aparición en público de la Ñora del Justam generó en las percepciones ciudadanas, particularmente en Mérida, los mismos efectos que el limón o el alcohol producen en las heridas abiertas. Con toda seguridad, esa reacción fue registrada y evaluada por el "cuarto de guerra", recomendándole a la patrona no ser ella el centro de atención, compitiendo con sus propios candidatos, exacerbando el ánimo de quienes "no la pasan".
No sé si usté lo haya notado, pero de un par de semanas a la fecha, la Seño de los Cochis "le bajó el tono" a su acostumbrado protagonismo y hasta dejó de asistir al reparto de dinero y de mercancías a los pueblos, que ahora realizan funcionarios de segundo y tercer nivel en su nombre. Las encuestas dejan saber que las expresiones favorables al PRI de los posibles votantes en lugar de crecer han ido en declive, si bien no acaba de consumarse una transferencia del voto ciudadano hacia otros partidos, particularmente en favor del PAN. ¿Cómo se explica esto?
Para mí resulta claro, evidente, que los candidatos del PAN no han sabido "enganchar" al elector "no definido", que no han podido establecer un puente con el votante volátil o switcher. Que el tono o los contenidos del discurso opositor, en particular el del PAN y de su candidata para Mérida, Beatriz Zavala, no acaba de llenar las expectativas del votante que terminó por hartarse de Ibóm y que nunca aceptó a Angélica Araujo, a quien veía en principio como títere y que ahora lo ha confirmado.
A Beatriz Zavala y al PAN les falta consistencia, no transmiten determinación, no proyectan imaginación, no han sabido llenar las grandes lagunas que ha dejado la incertidumbre al rechazo. No han podido erigirse como la OPCIÓN DE LOS SIN PARTIDO, como la alternativa para quienes rechazamos la corrupción y no aceptamos el autoritarismo. El voto de muchos, muchos jóvenes que escaparon al populismo y a la corrupción de la OLA ROJA está en riesgo de engrosar el abstencionismo porque no han encontrado una alternativa que les resulte atractiva.
Este es el panorama que se presenta a escasas tres semanas de la jornada electoral. Esos son los retos, las interrogantes que habrán de despejarse con el resultado de las urnas. En estas tres semanas podremos saber, habremos de confirmar si Beatriz Zavala vino a luchar por sus ideales o, por el contrario, sólo vino a ocupar un espacio para que no pasara otro panista, con el riesgo de que creciera.