WASHINGTON, D.C., 11 de abril.-Rick Santorum, el ex senador y precandidato a presidente que logró movilizar el voto de la base más conservadora y religiosa del Partido Republicano, anunció ayer el fin de su campaña electoral, dejando la candidatura presidencial de su partido en manos del multimillonario Mitt Romney. Fue el triunfo del establishment y del dinero republicano frente a la insurgencia del ultraderechista Tea Party y de sus seguidores.

La partida de Santorum pone fin a una de las internas más duras de la historia del Partido Republicano. La pregunta ahora es si Romney estará en condiciones de unificar a su muy dividido partido para imponerse a Barack Obama en las elecciones de noviembre.

El anuncio de Santorum coincidió con un sondeo de opinión realizado por el diario The Washington Post y la cadena de TV ABC, que señaló que si las elecciones fueran hoy, Obama le ganaría a Romney por el 51% de los votos contra el 44%. La encuesta indicó también que si Santorum hubiese seguido adelante con su campaña, el actual presidente le hubiera ganado con el 64%.

Este puede haber sido sin duda uno de los motivos principales de la decisión del ex senador. “Este fin de semana decidimos que se terminó la campaña para mí, y la suspendemos a partir de hoy”, dijo Santorum en una conferencia de prensa en Gettysburg, en su estado de Pensilvania. Habló de motivos personales y mencionó a su hija de tres años, que sufre una enfermedad congénita y estuvo internada el fin de semana por una neumonía.

“Vamos a seguir luchando por los Estados Unidos porque aquí hay una enorme grandeza, seguiremos luchando para derrotar al presidente Obama” , agregó. Sin embargo, no endosó la candidatura de Romney, quien sin embargo poco después emitió un comunicado en el que elogió a Santorum y lo describió como “un competidor capaz y valioso”.

En la dura pelea que tuvieron desde el inicio de las internas, Santorum pudo arrebatarle al moderado Romney victorias en 11 estados, acusándolo de ser el representante de los ricos. Pero el ex gobernador de Massachusetts le llevaba una clara ventaja.

Romney dijo a unas 300 personas en una planta siderúrgica en Delaware que el anuncio de Santorum fue inesperado. Cuando una mujer le preguntó sobre la posibilidad de que su ex rival sea elegido como compañero de fórmula, el ex gobernador se echó a reír y dijo: "No puedo decirle cuándo, y no puedo decirle quién".

Es irónico, pero ayer mismo Obama pronunció un discurso en el que indirectamente retomó ese argumento. Consciente de que su talón de Aquiles es la economía y que no puede vanagloriarse de haber sacado a EE. UU. de la crisis, el mandatario decidió echarle la culpa al sistema que permite que los ricos se vuelvan cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres.

Obama dijo que la decisión que encaran los votantes en noviembre será tan difícil como lo fue en 1964, cuando el demócrata Lyndon Johnson, el gran defensor del Estado benefactor, se enfrentó al ultraconservador Barry Goldwater.

Johnson terminó ganando en 44 de los 50 estados y obtuvo 61% del voto popular, el porcentaje más alto para cualquier candidato desde 1820. Pero la campaña electoral entre las dos visiones del mundo fue feroz. Johnson puso el acento en los programas sociales y acusó a Goldwater de ser un extremista.

Obama intentará hacer lo mismo con Romney. Sin duda lo acusará de haber adoptado posiciones mucho más radicales que las que defendía cuando era gobernador de Massachusetts, sólo para poder imponerse en las internas.

Obama el martes 10 en Palm Beach, Florida.

Durante su visita de ayer a Florida, en más de una ocasión Obama dijo que mientras él se ocupará de que los ricos paguen una cuota más justa para que el Estado pueda invertir en educación, ciencia, salud y otros temas, si los republicanos llegan a ganar las elecciones, sucederá todo lo contrario: pondrán fin a todos los programas sociales y aumentarán los privilegios que ya tienen los ricos.

“Esta elección probablemente tendrá el contraste más grande que hemos visto desde la elección entre Johnson-Goldwater, quizá incluso desde antes”, dijo el presidente. “Yo creo en el libre mercado”, dijo, y explicó que de todas maneras en algunos terrenos como en defensa, educación y salud el Estado debe intervenir.