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Domingo 15 de abril.- Desde la cuna del Titanic en un astillero de Belfast hasta su tumba en las profundidades del Atlántico Norte, miles de personas se congregaron ayer en tierra y en el mar para recordar al trasatlántico que hace cien años se embarcó en su viaje inaugural como un emblema del lujo de la era eduardiana para terminar como símbolo de la tragedia.
El buque viajaba de Southampton, en Gran Bretaña, a Nueva York, con una lista diversa de pasajeros, que incluía desde aristócratas acaudalados hasta emigrantes paupérrimos. Embistió un témpano a las 11.40 de la noche el 14 de abril de 1912 y se hundió a las 2.20 de la mañana del 15. Más de 1500 de sus 2208 pasajeros y tripulantes se ahogaron.
A bordo del Balmoral -un crucero que transporta a 1309 nostálgicos, como también a descendientes de las víctimas del Titanic por su misma ruta- pasajeros y tripulantes participaban anoche de dos servicios conmemorativos en el lugar del desastre, a 640 kilómetros de las costas de Terranova, uno coincidente con el momento del choque y otro con el instante en que se hundió tras partirse al medio.
El 15 de abril de 1912, a las 2:20, el Atlántico devoraba al mítico navío que llevaba 2224 personas a bordo.
HALIFAX, Canadá, 14 de abril.- El crucero Azamara Journey llegó este sábado al punto del océano Atlántico donde el transatlántico Titanic se hundió exactamente hace 100 años causando la muerte a mil 517 personas.
El Azamara Journey, que partió de Nueva York el pasado martes con cerca de 450 pasajeros, tenía previsto reunirse en el lugar del hundimiento con el MS Balmoral, otro crucero que ha seguido la misma ruta que el Titanic desde Southampton, el puerto del que zarpó en 1912.
La empresa que ha organizado los dos cruceros conmemorativos del naufragio, Titanic Memorial Cruise, dijo que el Azamara Journey llegó a las coordenadas 41°43'57 "N, 49°56'49" al atardecer de hoy.
Los dos cruceros tienen previsto efectuar un servicio religioso a las 2:20 de la madrugada del domingo (5.20 GMT) , el momento en el que el Titanic se rompió en dos partes y la proa se hundió en las gélidas aguas del Atlántico.
Mientras, en Halifax, la ciudad canadiense desde la que se enviaron cuatro barcos para recuperar las víctimas mortales del naufragio, está previsto celebrar esta noche una procesión y vigilia en recuerdo del hundimiento.
El domingo, también en Halifax, se celebrará una ceremonia en el cementerio Fairview Lawn, en el que están enterradas 121 de las víctimas del Titanic, de las que cerca de un tercio están sin identificar.
A bordo del Balmoral, un crucero que transporta a mil 309 nostálgicos como también a descendientes de las víctimas del Titanic en la misma ruta, pasajeros y tripulantes participan en dos servicios conmemorativos en el lugar del desastre, a 640 kilómetros (400 millas) de las costas de Terranova, uno en el momento del choque y otro en el momento en que se hundió completamente.
El crucero recrea la experiencia a bordo del Titanic, con la lógica excepción del desastre. Muchos pasajeros llevan trajes y vestidos de época para participar en bailes y en una cena formal.
Las huellas del hundimiento del Titanic son claramente visibles en la ciudad canadiense, cien años después del momento en que el navío británico chocara contra un iceberg en medio del Atlántico.
El interior del Balmoral.
Cuando se supo de la colisión y hundimiento del Titanic, White Star Line, la naviera propietaria del lujoso hotel flotante, pareció contentarse en un momento con el rescate de 710 de los más de 2200 ocupantes del navío y tardó dos días en montar una operación para recuperar el mayor número de víctimas posible.
De hecho, no fue hasta que otros barcos que transitaban por las aguas de la tragedia reportaron del macabro espectáculo de centenares de cuerpos flotando en las aguas del Atlántico cuando White Star Line fletó al Mackay-Bennett para recuperar los cadáveres.
El 17 de abril, el buque, que se dedicaba a la reparación de cables submarinos, partió con líquido para embalsamar y otras provisiones para dedicarse a la penosa tarea. Pero pronto los hombres del Mackay-Bennett se dieron cuenta de que ni las provisiones eran suficientes para la cantidad de cadáveres que encontraron, ni sus mentes estaban preparadas para afrontar una tragedia de esa magnitud.
Uno de los tripulantes del Mackay-Bennett, Clifford Crease, reflejó posteriormente en escritos cuánto les había afectado el rescate de los cadáveres, especialmente el hallazgo del de un niño de menos de dos años de edad. El cuerpo del pequeño, flotando sin chaleco salvavidas, fue el cuarto que el Mackay-Bennett recuperó al llegar al lugar al hundimiento del Titanic.
Crease y el resto de los marineros se juraron en ese momento que el pequeño era su responsabilidad, lo llamaban "nuestro bebé" y que ellos se encargarían de darle un funeral apropiado. Durante cerca de 90 años, el cadáver del bebé reposó en el cementerio Fairview Lawn junto con los restos de otras 120 víctimas del naufragio, sin identificar, simplemente con una inscripción que dice "erigida en la memoria de un niño desconocido cuyos restos fueron recuperados después del desastre del Titanic, el 15 de abril de 1912".
El pequeño permaneció sin identidad hasta que en 2007, pruebas de ADN demostraron que era Sidney Leslie Goodwin, un niño inglés de 19 meses que viajaba con sus padres en tercera clase. Los padres de Sidney también murieron hace exactamente 100 años.