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Un llamado al optimismo: el mayor reto para la humanidad es crear abundancia. El libro 'Abundance / El futuro es mejor de lo que Usted cree', de Peter H. Diamandis y Steven Kotler, es una apuesta acerca de cómo, gracias a las nuevas tecnologías, en los próximos 20 años el mundo avanzará más que en los dos últimos siglos.
Hay innovadores en diferentes campos con ideas revolucionarias: Dean Kamen, con la transformación de agua salada o contaminada en límpida agua potable a un costo menor de diez centavos el litro; el concurso para diseñar un aparato que diagnostique enfermedades mejor que un equipo médico (aquí en México ya se dan pasos en ese sentido); granjas verticales que necesitarán 80% menos terreno, 90% menos agua, cero pesticidas y cero transporte.
Diamandis y Kotler explican que cuatro fuerzas conspiran para crear el bienestar general: tecnologías, el principio de 'Hágalo usted mismo' (DIY=Do It Yourself), la tecnofilantropía y el poder de la gente ('The Rising Billion').
Plinio el Viejo, nacido en lo que ahora es Italia en 23 d.C., fue general del Imperio romano y escritor, autor de una Historia natural de 37 volúmenes en la que describió todo lo existente. Su obra incluye la cosmología, la agricultura, la magia... dedica cuatro volúmenes a la geografía, nueve a la flora y a la fauna y otros nueve a la medicina. En su libro XXXV, acerca de los minerales, narra la historia de un orfebre que llevó un extraño plato a la corte del emperador Tiberio.
El plato era extraordinario, hecho de un nuevo metal, ligero, brillante -casi tanto como la plata. El orfebre dijo que lo había extraído de la arcilla gracias a una técnica secreta cuya fórmula sólo la sabían él y los dioses. Tiberio de inmediato se preocupó. Él era uno de los principales generales romanos, conquistador de gran parte de Europa y un avaricioso que amasó una fortuna en oro y plata duranrte sus aventuras guerreras. También era experto en finanzas, por lo que vio que si la gente pudiese adquirir un metal aun más escaso que el oro, su propia fortuna valdría menos. 'Entonces', escribe Plinio, 'en vez de darle al orífice una recompensa, mandó que le cortaran la cabeza'.
El brillante metal era aluminio, y la decapitación pospuso dos mil años el descubrimiento de cómo extraerlo. Fue al principio del siglo XIX cuando se comenzó a producir, pero era lo suficientemente escaso para considerarlo el metal más valioso del mundo. Napoleón III ofreció al Rey de Siam un banquete en el que los homenajeados fueron servidos en vajilla y con cubiertos de aluminio, mientras los demás invitados tuvieron que conformarse con platos y tenedores de oro.
La escasez de aluminio refiere a la química. Técnicamente, es el tercer elemento más común encontrado en la corteza terrestre, después del oxígeno y el silicio. El peso del aluminio es el 8.3% del planeta. Actualmente es barato, lo hay en todas partes y se le considera desechable, pero no siempre fue así, como nos demuestra el banquete de Napoleón III. Por su alta afinidad con el oxígeno, nunca aparece en estado puro sino como silicato, en las rocas de bauxita.
La bauxita es 52% aluminio pero separarlo de impurezas es tarea difícil. Fue aislado por primera vez en 1825 por el físico danés H. C. Oersted; el aislamiento total fue conseguido dos años después por Friedrich Wöhler. En 1854, Henri Sainte-Claire Deville creó el primer proceso comercial de extracción, gracias al cual redujo el precio del aluminio en 90%. Mas todavía era costoso y escaso.
Pero todo cambió en 1886, año en que el francés Paul Héroult y el estadounidense Charles Martin Hall patentaron de forma independiente un proceso de extracción conocido hoy como proceso Hall-Héroult, que emplea electricidad para liberar el aluminio de la bauxita. De pronto toda la humanidad dispuso de cantidades ridículamente grandes de ese metal ahora barato, ligero y moldeable.
Excepto por la decapitación, no hay nada extraño en lo narrado. La Historia está llena de casos en que lo que era raro se convirtió en abundante gracias a algún invento. La razón es clara: la escasez es contextual. Imaginemos un naranjo cargado de frutas. Si arranco todas las de abajo, ya no puedo obtener más. Desde mi perspectiva limitada, las naranjas son escasas... hasta que alguien inventa un aparato llamado escalera. Problema resuelto. La tecnología (la escalera) es un mecanismo de liberación de recursos (las naranjas). Convierte lo escaso en abundante.
Para aclarar aun más cómo funcionan las cosas: vayamos a Masdar, una ciudad ecológica que la Compañía de Energía Futura construye en Abu Dhabi, a 30 km del Aeropuerto y de la refinería. El proyecto prevé alojar a 50,000 habitantes; 40,000 trabajarán ahí. No se producirán ni se consumirán combustibles fósiles. Y eso que Abu Dhabi es el cuarto país de la OPEC, con un 10% de las reservas mundiales de petróleo. Fortune ha dicho que el emirato es la ciudad más rica del mundo. Por eso es interesante averiguar por qué decidieron gastar 20 mil millones de dólares en construir la primera ciudad de la era pospetrolera.
Así, en febrero de 2009 viajé a Abu Dhabi para conocer el interesante proyecto. Apenas llegué, tomé un taxi para Masdar. Fue un viaje al pasado. Miren, al bajar del avión me alojé en el Emirates Palace, uno de los hoteles más caros del mundo y uno de los pocos lugares donde alguien (alguien con un presupuesto muy diferente al mío) se puede alojar en una suite equipada en oro, de 11,500 dólares la noche. Hasta 1960, cuando descubrieron petróleo, Abu Dabhi había sido una comunidad de nómadas que iban y venían, y de pescadores de perlas. Al llegar en el taxi al letrero 'Bienvenidos a la futura Masdar', esperaba yo algo por el estilo de 'Viaje a las estrellas'; encontré unos cuantos vehículos para la construcción en un terreno desierto.
Calle en Masdar.
Durante mi visita, tuve la oportunidad de conocer a Jay Witherspoon, director técnico del proyecto. Witherspoon explicó los desafíos que enfrentaban. Masdar se construye sobre una base conceptual llamada One Planet Living (OPL). Para entender qué es OPL, primero tuve que comprender tres hechos, dijo Witherspoon. Primero: en la actualidad, la humanidad gasta 30% más recursos naturales de los que podemos reponer. Segundo: si todos los habitantes del mundo quisieran tener el estilo de vida de un europeo promedio, necesitaríamos tres planetas como el nuestro para poder sostener el ritmo. Tercero: si todos viviéramos como los estadounidenses, se necesitarían cinco planetas. OPL es una iniciativa global para combatir ese déficit.
La iniciativa OPL, creada por BioRegional Development y el World Wildlife Fund, es en realidad un conjunto de diez principios básicos. Van desde preservar las culturas indígenas hasta los materiales sustentables, pero el meollo es aprender a compartir. Masdar es uno de los proyectos de construcción más caros de la historia. Toda la ciudad está diseñada para un futuro pospetrolero en el que las amenazas de escasez de petróleo y la guerra por el agua serán reales. Aquí es donde la lección del aluminio se vuelve relevante.
Suponiendo un mundo sin petróleo, Masdar está bañada en luz solar. Mucha luz solar. La cantidad de energía solar que llega a nuestra atmósfera se ha establecido en 174 petawatts, 3.5% más o menos. De este total de flujo solar, aproximadamente la mitad alcanza la superficie de la Tierra. Ya que la humanidad consume unos 16 terawatts al año (según datos de 2008), hay CINCO MIL VECES más energía solar en la Tierra de la que gastamos en un año. Otra vez: no es un asunto de escasez, sino de accesibilidad.
Además, en cuanto al agua, Masdar está en el Golfo Pérsico -una considerable cantidad de líquido. La Tierra es un planeta acuoso, con un 70% de océanos Pero los océanos, como el Golfo Pérsico, son demasiado salados para beber o regar. De hecho, el 97.3% de toda el agua del planeta es salada. Pero veamos: así como la electrólisis permite transformar la bauxita en aluminio, ¿no será que una nueva técnica pueda desalinizar al menos una pequeña fracción de nuestros océanos? ¿Cuánta sed tendrá entonces Masdar?
La cuestión es ésta: vistos a través de la tecnología, pocos recursos son realmente escasos. Son, principalmente, inaccesibles. Pero la amenaza de escasez todavía domina nuestra visión del mundo.