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Mérida, Yucatán, México, 07 de diciembre de 2021
Germina Huerta Comunitaria es un proyecto autogestivo liderado por jóvenes pertenecientes a diferentes estados del país, quienes decidieron unirse desde hace un año, ante la preocupación por la actual crisis ambiental y los diversos efectos negativos que están ocasionando los sistemas agroindustriales, tanto en el país, como en el mundo entero.
El proyecto surgió como idea en junio del 2020 y se hizo realidad el 1 de diciembre del mismo año con la siembra de hortalizas según la temporada del año; por ejemplo, actualmente los semilleros tienen repollo, brócoli, coliflor, colinabo, arúgula, kale, cilantro, perejil, apio y cebolla.
Diana Arteaga, Gregorio Pérez y Katia Echevarría consideran que la importancia de consumir productos orgánicos reside en varios puntos, principalmente para evitar el uso de pesticidas, insecticidas, fertilizantes y fungicidas que contienen sustancias tóxicas como el glifosato que contaminan suelo y subsuelo, contrarrestando la existencia de microorganismos, arvenses, polinizadores y fauna silvestre.
Además, las personas que consumen alimentos de estas cosechas contaminadas pueden padecer enfermedades, mientas los alimentos orgánicos son producidos por gente del campo tradicional, quienes resguardan saberes valiosos y se relacionan con la agrodiversidad desde el respeto y la reciprocidad.
Con estos ideales, fue como dieron inicio a la huerta comunitaria, ubicada en la calle 46 del centro de la ciudad de Mérida. Yucatán. En dicho espacio brindan la oportunidad de compartir prácticas, experiencias, sentires y saberes relacionados con el cultivo agroecológico de alimentos y el aprovechamiento de la materia orgánica, que convertida en abono puede regresar a la tierra en forma de nutrientes.
Sus integrantes buscan generar una comunidad, en la cual se cuestionen los procesos industriales de la producción de alimentos, así como su comercialización altamente contaminante y los pagos injustos que muchas veces reciben las y los campesinos.
Miran urgente dejar de poner excusas e invitan a que se abandone la apatía y la individualización de las dinámicas, ya que en comunidad se pueden encontrar y ejecutar mejores alternativas.
Gregorio Pérez, licenciado en biología, expresó, al sembrar una parte de nuestros alimentos se pueden obtener múltiples beneficios. «Además de asegurar que tu consumo está libre de químicos que son dañinos para la salud del planeta y de los humanos; puedes experimentar cada proceso que hay detrás del sembrar, cultivar y cosechar, esto a la larga te ayuda a ser más paciente y observador. Por otro lado, inicias a valorar el esfuerzo que durante años han hecho las y los agricultores tradicionales”.
También comercializan insumos libres de agrotóxicos como: semillas de hortalizas, composta, sustrato para germinación, humus de lombriz y biofertilizante líquido, para que las personas puedan iniciar y mantener sus cultivos urbanos. Con el mismo fin, ofrecen el servicio de diseño de huertos, con un asesoramiento continuo; el objetivo es que las y los habitantes de la urbe se vuelvan a involucrar con los ciclos naturales, desde el cuidado del medio ambiente.
Para más información se hace una invitación para seguirlos en Facebook e Instagram, como: Germina Huerta Comunitaria y huertagerminamid.
Esta iniciativa agroecológica, puede replicarse en otros puntos de la ciudad, y ya hay algunos otros proyectos con la misma visión como el denominado «Ecoemprededoras», además de las personas que poco a poco lo hacen en sus hogares.