Se llaman “Breast Restaurants”. Lo segundo no necesita traducción. Lo primero,“pecho” o “senos”, no precisa aclaraciones ni admite matices. Un reciente estudio ha demostrado que este tipo de locales de voluptuosas camareras y uniformes ceñidos han sido de los que más han aumentado su clientela pese a la crisis.

El eslogan de la cadena de restaurantes Tilted Kit es toda una declaración de intenciones: “Nunca una cerveza fría tuvo mejor pinta”. Y a fe que es así, aunque sólo sea porque la bebida viene acompañada de tres camareras con minifalda escocesa, provocador escote y uniforme ceñido.

Son los llamados “Breastaurants” (más elegante que “pechorestaurantes”), y se han convertido en uno de los modelos de negocio que han experimentado un mayor crecimiento en los últimos meses. Y no es, obviamente, por las cervezas, ni por el menú, ni por la música. El secreto está, por supuesto, en las camareras.

Este tipo de restaurantes están inspirados en la cadena Hooters, la primera que decidió contratar a sus camareras por su forma, no por el fondo, vestirlas con un par de tallas menos y grabarles una sonrisa permanente en la cara con la que tener contentos a los clientes.

El imperio funcionó tan bien que la franquicia tiene una amplia cadena de restaurantes, organiza espectáculos con sus chicas, vende un calendario, busca suscriptores para su revista y tiene un buen número de imitadores en pubs, bares y restaurantes de la competencia.

Según un informe de la revista "Entrepeneur", aunque no hay cifras de ventas disponibles, la facturación de los locales de la cadena Hooter ha crecido en los últimos dos años a un ritmo de un billón de dólares anuales.

Aunque la eclosión de este tipo de locales se ha producido en los últimos cinco años, ha sido en los últimos meses cuando más se ha acusado. La crisis ha tenido mucho que ver, afirman los expertos, no tanto por los precios sino porque estos negocios conectan con un tipo de clientela que no pide más que un ambiente agradable, una pantalla gigante para ver algún partido y buenas vistas.

Será el confort o será que, al fin y al cabo, los hombres, hombres son. Aunque parezca mentira, también lo corrobora la ciencia: un reciente estudio del profesor Michael Lynn, de la Cornell University, realizado a partir de test reales en los restaurantes, llegó a la conclusión de que las camareras con grandes pechos obtenían mejores propinas, como también lo hacían las esbeltas y las rubias. (LA RAZÓN ESPAÑA)